La democracia, las protestas y los cambios
Las causas de la protesta podrían identificarse con las siguientes, en función del sector movilizado:
Las preguntas que cabe realizarse son ¿puede variar el apoyo electoral al kirchnerismo si se hacen frecuentes este tipo de marchas minoritarias? ¿o sólo cabe esperar que crezca el voto en blanco resultando en el mismo porcentaje de votos válidos positivos? ¿qué es lo que puede escuchar el gobierno en la marchas de este tipo? ¿estamos frente a una situación irreversible con cierta polarización ideológica, que enfrente cantidad contra intensidad?
La democracia que el gobierno practica es real. Se atiende, se escucha y se gestiona pensando en los sectores populares, la mayoría de la población. Quizá con algunas ambigüedades pero sin dudas con más certeza que las experiencias de las últimas décadas. Cabe suponer que para el gobierno es un fin en sí mismo la igualdad social, por ende, en un país donde tanto falta para la igualdad real, la marcha del otro día nutrida por sectores pudientes que están perdiendo privilegios, sería un indicador de que se están haciendo algunas cosas bien. Porque los recursos son escasos y para que un estrato tenga más relativamente, otro necesariamente debe tener menos, relativamente. La puja distributiva es un poco esto. Y este gobierno genera este conflicto. Que es absolutamente sano para nuestra sociedad. Pero podría ser más tranquilo, sí, claro. En esto tienen un rol los medios de comunicación.
- la sensación (con asidero, supongamos) de que el espacio circundante estorba con miles de dispositivos de control en cuestiones sobre las que antes gozaban de cierta libertad.
- que hay flagelos que joden de verdad al sector movilizado, inseguridad, inflación, son ejemplos concretos.
- la provocación desde algunos medios de comunicación, que llegan al límite de aparateaje, lo cual puede vincularse en mayor o menor medida con el proceso de desinversión que se inicia el próximo 7 de diciembre.
- alguna consciencia de que este Estado afecta los intereses materiales (el dólar es la máxima expresión) de los sectores pudientes, ayer movilizados; este punto se vincula con el 1, pero la diferencia es que aquél es más burocrático y éste más material.
- una posición ideológica fuerte en contra de la intervención del Estado (vinculada con algún antiperonismo), que por una cuestión vergonzante los mismos sectores movilizados ocultan (¿y se ocultan a sí mismos?), por tanto se construyen demandas poco creíbles como "menos pobreza y menos corrupción"; ambas cuestiones que siempre existieron y en otras épocas realmente graves no movilizaron a estos mismos sectores.
- la ausencia de una oposición que funcione como canal de expresión de intereses, con líderes que construyan un relato que reúna los intereses movilizados; cuando estos sectores dicen "que se vayan todos". Dicen dos cosas: este gobierno no nos representa (cosa casi inmodificable) y esta oposición no reacciona (cosa modificable).
Como se dijo en el post anterior, la causas de la protesta, arriba enumeradas, se pueden diferenciar entre materiales directas e ideológicas. Sin embargo, la mayoría de las personas movilizadas refiere a ambas causas/demandas con distinto hincapié.
Las materiales se vinculan con la libertad para hacer en el mercado lo que quieran, como comprar dólares al precio oficial, o viajar al exterior sin ser controlados en sus gastos.
Las ideológicas son un tanto más simples, se vinculan a distintas expresiones contrarias a un rol del Estado fuerte en la economía, a lo cual se suma un ingrediente antiperonista. Sin embargo, junto al sector movilizado antiperonista, se encuentra una porción del peronismo de derecha y ciertos sectores afines al radicalismo. Cabe pensar que un Scioli sería el que mejor puede agrupar todas estas posiciones, pero en ese salto no está claro si no tiene más para perder que para ganar.
El humor social de los movilizados, sectores mayormente pudientes, y afectados por las políticas del gobierno, no pareciera ser fácil de cambiar con ninguna acción nueva desde el Estado. Los sectores movilizados son incapaces de identificar acciones por parte de este gobierno que les favorezca, como evitar los shocks en el mercado cambiario, como sostener la fortaleza del mercado interno para que el trabajo siga vigoroso. O sea, en términos materiales ya se hace mucho por los sectores movilizados sin que éstos lo noten, y en términos ideológicos no hay mucho margen para realizar cambios, porque no hay forma de crear una "policía del pensamiento" como en 1984, de Orwell, ya que las instituciones democráticas funcionan correctamente.
Entonces, no hay nada que cambiar, en ese sentido, porque no hay cambio posible. Y por eso hablamos de inmodificable situación la representación de estos sectores. En cambio, sí queda mucho por cambiar en función de seguir construyendo una sociedad igualitaria, donde todavía hay mucha pobreza y mucha gente, por suerte, que está mejor que nunca.
La democracia que el gobierno practica es real. Se atiende, se escucha y se gestiona pensando en los sectores populares, la mayoría de la población. Quizá con algunas ambigüedades pero sin dudas con más certeza que las experiencias de las últimas décadas. Cabe suponer que para el gobierno es un fin en sí mismo la igualdad social, por ende, en un país donde tanto falta para la igualdad real, la marcha del otro día nutrida por sectores pudientes que están perdiendo privilegios, sería un indicador de que se están haciendo algunas cosas bien. Porque los recursos son escasos y para que un estrato tenga más relativamente, otro necesariamente debe tener menos, relativamente. La puja distributiva es un poco esto. Y este gobierno genera este conflicto. Que es absolutamente sano para nuestra sociedad. Pero podría ser más tranquilo, sí, claro. En esto tienen un rol los medios de comunicación.
La tapa de Clarín de hoy dispara interesantes ideas. Provoca desde su tapa con un título que señala "Creen que Cristina desoirá la protesta y no hará cambios". Más allá de hablar de Cristina y no de todo un gobierno, más allá de que la protesta no haya tenido un contenido unívoco, lo que es muy fuerte es el pedido de cambios. Claramente la discusión apunta a cambiar todo. Otro Estado, sin Ley de Medios.
No hay instituciones débiles o manoseo institucional, hay instituciones que cambian para introducir las capacidades del Estado donde nunca lo había hecho antes. Hay cambios, problemas, conflictos. El círculo virtuoso que esto genera es inédito, porque la propia fuerza y gobernabilidad del gobierno proviene de haber construído un Estado presente en un función de una estructura social un tanto más igualitaria, y democrática.
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