Plataforma Sarlo
Beatriz Sarlo, pensadora contemporánea, dijo en La Nación "Que Macri sea espontáneamente poco sensible a los pobres no habilita a la Presidenta para salir a dar patadas."
Sarlo es la misma que decía que sin el subsidio ella no podía comprar un jean por factura de servicio sin subsidios. Cosa que entonces me resultó de cierta hipocresía porque estoy seguro que ella igual puede comprar varios jeans por mes...
Ahora, Sarlo oscila entre comentarios que me hacen pensar, los menos, y otros que me hacen reír. Me pareció notable que ella reconozca que Macri no tiene notas de apoyo a la recuperación económica y social de los sectores vulnerables. Supongo que esto último le habrá sacado nuevas canas a Duran Barba.
Un solo comentario. Cuando la prensa concentrada, o los pensadores de turno critican la desigualdad social que todavía existe en la Argentina (cosa que es público y notable), no lo hacen por todo lo que falta en materia de distribución sino que lo hacen por todo lo que ya se hizo en ese sentido.
Detestan la existencia de un Estado que interviene con fuerza en el rumbo de la economía, que interviene en el desarrollo económico y social, que genera discusiones paritarias y piensa el poder adquisitivo del salario, que promueve la igualdad cultural y sexual, que redistribuye el ingreso participando de la puja distributiva y que usa los resortes del Estado para consolidar el camino de crecimiento con desarrollo. Las críticas, consciente o inconscientemente, son a estas cosas, no a los desafíos que nosotros podemos reconocer que quedan por delante.
Por eso, y no por otra cosa es sano contestarle a los medios. No siempre, lo importante es construir políticas y consolidar el modelo, pero cada tanto es imprescindible defender el relato, porque el relato es poder. Y un proyecto de país basado en un Estado que interviene en la puja distributiva a favor de los más débiles precisa poder para combatir los embates -palabra de moda- de los sectores concentrados y reaccionarios.
Tanto la oposición como los medios se acuerdan de los problemas de la Argentina como excusa para salir a expresar fuertes críticas al gobierno, y no porque realmente tengan una posición tomada respecto de la igualdad social ni mucho menos porque tengan alguna idea para cambiar la realidad argentina, de manera aún más eficaz que como se hizo en estos casi 9 años. Critican al gobierno porque pretenden regresar a una Argentina menos solidaria y más favorable a sus propios intereses.
Sarlo es la misma que decía que sin el subsidio ella no podía comprar un jean por factura de servicio sin subsidios. Cosa que entonces me resultó de cierta hipocresía porque estoy seguro que ella igual puede comprar varios jeans por mes...
Ahora, Sarlo oscila entre comentarios que me hacen pensar, los menos, y otros que me hacen reír. Me pareció notable que ella reconozca que Macri no tiene notas de apoyo a la recuperación económica y social de los sectores vulnerables. Supongo que esto último le habrá sacado nuevas canas a Duran Barba.
Un solo comentario. Cuando la prensa concentrada, o los pensadores de turno critican la desigualdad social que todavía existe en la Argentina (cosa que es público y notable), no lo hacen por todo lo que falta en materia de distribución sino que lo hacen por todo lo que ya se hizo en ese sentido.
Detestan la existencia de un Estado que interviene con fuerza en el rumbo de la economía, que interviene en el desarrollo económico y social, que genera discusiones paritarias y piensa el poder adquisitivo del salario, que promueve la igualdad cultural y sexual, que redistribuye el ingreso participando de la puja distributiva y que usa los resortes del Estado para consolidar el camino de crecimiento con desarrollo. Las críticas, consciente o inconscientemente, son a estas cosas, no a los desafíos que nosotros podemos reconocer que quedan por delante.
Por eso, y no por otra cosa es sano contestarle a los medios. No siempre, lo importante es construir políticas y consolidar el modelo, pero cada tanto es imprescindible defender el relato, porque el relato es poder. Y un proyecto de país basado en un Estado que interviene en la puja distributiva a favor de los más débiles precisa poder para combatir los embates -palabra de moda- de los sectores concentrados y reaccionarios.
Tanto la oposición como los medios se acuerdan de los problemas de la Argentina como excusa para salir a expresar fuertes críticas al gobierno, y no porque realmente tengan una posición tomada respecto de la igualdad social ni mucho menos porque tengan alguna idea para cambiar la realidad argentina, de manera aún más eficaz que como se hizo en estos casi 9 años. Critican al gobierno porque pretenden regresar a una Argentina menos solidaria y más favorable a sus propios intereses.
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