El relato y las acciones políticas para la gente
En general, todos los argumentos políticos buscan (ob)tener una base de legitimidad popular. Especialmente en democracia.
La Argentina atraviesa un momento particular donde convergen y se abrazan una serie de ingredientes que resultan en un gobierno con una aprobación inédita y un poder político histórico. Y no es casual. Sus medidas emergen para la mayoría de la población como legítimas, válidas, justas y eficaces para que la gente esté mejor. Y es aquí donde se fortalece el rol político del Estado y la imagen que de éste tiene la sociedad, lo cual retroalimenta el poder del Estado.
El relato, que para mí podría ser muy claro, si quisiera, para la mayoría de las personas es algo vago o sin importancia, es un término difuso para quienes viven el día a día alejados de la política.
Sin embargo, desde los medios de comunicación opositores se suelen atacar medidas que claramente son a favor de un cambio respecto de la situación de 2001 que tanto lastimó a la gente. Cualquier trabajador sin capacidad de ahorro, que la haya pasado mal en 2001, mucho o poco, entiende que hay cosas que deben cambiar. Seguir cambiando. Para la gente, como dice el relato, cada vez más consolidado.
Detrás de las propuestas de gobierno existe un relato, muchas veces de cambio. Que la gente logra, de a poco, incorporar como medidas en su beneficio mientras su situación económica mejora. Si se escuchan voces de cambio desde el gobierno, y con el tiempo uno puede comprarse un autito, hacerle un piso más a la casa o irse de vacaciones, la asociación entre el gobierno y el bienestar se consolida. Y algunos medios, las redes sociales y las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) se encargan de difundir las buenas nuevas.
La oposición ataca medidas sin ningún plan congruente y consecuente, cosa que en general sólo consolida el relato oficial. Porque todo relato fuerte precisa alguna oposición o enemigo si se quiere evitar alguna rebelión en la granja. Así que no flaco favor se hace atacando el relato oficial.
Cuestiones como la disputa de los subtes, o la modificación de la Carta Orgánica del BCRA fortalecen los relatos (tanto el localista y de Estado mínimo del gobierno de la ciudad como el nacional y popular del gobierno nacional).
Sostener los superávits gemelos, que es algo vinculado con la reforma del BCRA, tiene su más fuerte concritud actual en la atención sobre la distribución de los subsidios y en la administración del comercio exterior. Sin embargo, ninguno de estos conceptos son aprehendidos por la mayoría de la población ni le interesan conscientemente.
Situaciones como la tragedia de Once, claramente debilitan (pero no lo destruye, por supuesto) el relato nacional y popular, principalmente dentro de los límites del AMBA. Los casos difundidos de defensa del medio ambiente también lastiman el relato oficial, en este caso en términos más federales.
Nadie en el mundo político parece haberse sentado detenidamente a entender cómo se construye un relato. ¿Por qué un relato de inclusión y de bienestar tiene una difusión inédita en la Argentina? Porque la mayoría de las personas pueden asociar -confusamente, sí- las medidas de gobierno con su trabajo, su bienestar y el bienestar del vecino.
Mientras no haya un antirrelato superador, que genere la creencia, difundida y legítima, de que se precisan otras acciones para que cada persona esté mejor, el poderío del oficialismo será intocable.
Cuando un canal de televisión dice que las calles están cortadas, afectando a la gente, porque hay un acto de gobierno o un festejo, es un mensaje tan endógeno que sólo lo reciben quienes detestan al relato oficial de igualdad social, sin necesidad de oir ese mensaje, el resto -la mayoría- o está en el acto o mira otro canal.
El relato ayuda a construir legitimidad y poder para llevar adelante acciones políticas (muchas veces polémicas y que precisan poder para que no se caigan), por ahora, con sus momentos mejores y peores, el círculo virtuoso entre medidas de gobierno para la gente, relato, construcción de legitimidad, antirrelato ilegítimo, apoyo al gobierno nacional y medidas de gobierno para la gente, goza de buena salud.
La Argentina atraviesa un momento particular donde convergen y se abrazan una serie de ingredientes que resultan en un gobierno con una aprobación inédita y un poder político histórico. Y no es casual. Sus medidas emergen para la mayoría de la población como legítimas, válidas, justas y eficaces para que la gente esté mejor. Y es aquí donde se fortalece el rol político del Estado y la imagen que de éste tiene la sociedad, lo cual retroalimenta el poder del Estado.
El relato, que para mí podría ser muy claro, si quisiera, para la mayoría de las personas es algo vago o sin importancia, es un término difuso para quienes viven el día a día alejados de la política.
Sin embargo, desde los medios de comunicación opositores se suelen atacar medidas que claramente son a favor de un cambio respecto de la situación de 2001 que tanto lastimó a la gente. Cualquier trabajador sin capacidad de ahorro, que la haya pasado mal en 2001, mucho o poco, entiende que hay cosas que deben cambiar. Seguir cambiando. Para la gente, como dice el relato, cada vez más consolidado.
Detrás de las propuestas de gobierno existe un relato, muchas veces de cambio. Que la gente logra, de a poco, incorporar como medidas en su beneficio mientras su situación económica mejora. Si se escuchan voces de cambio desde el gobierno, y con el tiempo uno puede comprarse un autito, hacerle un piso más a la casa o irse de vacaciones, la asociación entre el gobierno y el bienestar se consolida. Y algunos medios, las redes sociales y las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) se encargan de difundir las buenas nuevas.
La oposición ataca medidas sin ningún plan congruente y consecuente, cosa que en general sólo consolida el relato oficial. Porque todo relato fuerte precisa alguna oposición o enemigo si se quiere evitar alguna rebelión en la granja. Así que no flaco favor se hace atacando el relato oficial.
Cuestiones como la disputa de los subtes, o la modificación de la Carta Orgánica del BCRA fortalecen los relatos (tanto el localista y de Estado mínimo del gobierno de la ciudad como el nacional y popular del gobierno nacional).
Sostener los superávits gemelos, que es algo vinculado con la reforma del BCRA, tiene su más fuerte concritud actual en la atención sobre la distribución de los subsidios y en la administración del comercio exterior. Sin embargo, ninguno de estos conceptos son aprehendidos por la mayoría de la población ni le interesan conscientemente.
Situaciones como la tragedia de Once, claramente debilitan (pero no lo destruye, por supuesto) el relato nacional y popular, principalmente dentro de los límites del AMBA. Los casos difundidos de defensa del medio ambiente también lastiman el relato oficial, en este caso en términos más federales.
Nadie en el mundo político parece haberse sentado detenidamente a entender cómo se construye un relato. ¿Por qué un relato de inclusión y de bienestar tiene una difusión inédita en la Argentina? Porque la mayoría de las personas pueden asociar -confusamente, sí- las medidas de gobierno con su trabajo, su bienestar y el bienestar del vecino.
Mientras no haya un antirrelato superador, que genere la creencia, difundida y legítima, de que se precisan otras acciones para que cada persona esté mejor, el poderío del oficialismo será intocable.
Cuando un canal de televisión dice que las calles están cortadas, afectando a la gente, porque hay un acto de gobierno o un festejo, es un mensaje tan endógeno que sólo lo reciben quienes detestan al relato oficial de igualdad social, sin necesidad de oir ese mensaje, el resto -la mayoría- o está en el acto o mira otro canal.
El relato ayuda a construir legitimidad y poder para llevar adelante acciones políticas (muchas veces polémicas y que precisan poder para que no se caigan), por ahora, con sus momentos mejores y peores, el círculo virtuoso entre medidas de gobierno para la gente, relato, construcción de legitimidad, antirrelato ilegítimo, apoyo al gobierno nacional y medidas de gobierno para la gente, goza de buena salud.
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