Verde que te quiero verde
El fetichismo por el dólar en la Argentina es fabuloso. Si no tenés dólares no existís. Tener capacidad de ahorro y no acopiar dólares te hace una especie de gil. Y dale nomás, dale que va.
Incluso muchas personas que defienden al modelo que articula Cristina Kirchner, desde la afinidad ideológica hasta la militancia más fuerte, están pendientes de comprar tantos dólares como puedan. Nos falta un rato todavía para madurar como sociedad.
Detrás del dólar se encuentra nuestro pobre individualismo. Nuestra falta de solidaridad. La posibilidad de salvarnos sin importarnos mucho nada más. No entendemos cómo un esfuerzo peersonal puede ayudar todas las variables de la economía y por tanto a los demás.
Por un lado, parece aceptable que exista un dólar paralelo (o negro, ahora llamado "blue") para los que no tienen forma de justificar los montos con los que operan, o un dólar carísimo ("contado con liqui") para fugar divisas del país comprando activos financieros y liquidarlas en el extranjero donde coticen, por ejemplo, en EEUU.
Pero por otro lado, y fundamental, es inaceptable que exista un cambio paralelo que por su sola existencia presione a la devaluación de la moneda local. Cosa que ocurre porque se traslada el precio del paralelo al oficial. Este traslado se refuerza con la mala intención de ciertos medios de comunicación, por eso cabe mencionarlo.
Elaboración propia en base a BCRA
La presidenta dijo que
"hoy leía titulares que el viceministro de Economía pensaba en 4, 5, 30 tipos de cambio. Realmente y gente que lo crea, con todas las cosas que vienen diciendo (...) Por favor, no crean nada. Esta Argentina es una Argentina y, fundamentalmente, esta Presidenta, también quiero en ese sentido porque soy toma las decisiones obviamente, es absolutamente responsable y previsible, absolutamente responsable y previsible."
Ser "responsable y previsible" le otorga, claramente, racionalidad al capitalismo, seguridad jurídica real. La seguridad de que no va a pasar cualquier cosa. Pero claro, lo que tampoco va a pasar es que las corporaciones vuelvan a controlar el Estado. Y por eso se tergiversa todo lo anterior, porque quieren volver a momentos en los que sí podían ejercer ese control. Son reaccionarios.
No está claro que la aplicación de tipos de cambio diferenciales sea la solución, porque en la Argentina cuantas más posibilidades hay, más se aprovechan de ellas. Esto generaría demasiada vidriera y exposición para el dólar y profundizaría su fetichización y timba. Además de los costos para llevar adelante un procedimiento que bien se puede compensar con cargas impositivas diferenciales por sector.
Es evidente que todo lo que se pueda utilizar para generar ruidos contra la estabilidad macroeconómica y financiera será llevado a cabo, por parte de un sector concentrado de la economía argentina que encuentra difusión gracias a cierta prensa. Ese sector se integra por los grupos económicos concentrados mayomente vinculados a la Asociación Empresaria Argentina, a la SRA y CRA, bancos extranjeros, agentes económicos con alta exposición financiera en la Argentina, empresas transnacionales, algunos medios de comunicación y parte de la UIA mayormente vinculada con la exportación de MOA, entre otros que presionan para licuar los salarios internos en dólares.
Se trata de sectores que no están acostumbrados que cada paso que se da desde el Estado nacional sea a favor de los intereses del pueblo. Incluso después de 9 años de políticas inclusivas y coherentes siguen sin aceptarlo. Se trata de los mismos sectores, las mismas fracciones del capital, que han generado corridas financieras durante los ochentas, a fines de los ochentas especialmente, en las cuales el dólar galopó lastimando a los sectores vulnerables, sobre todo.
Son agentes económicos que prefieren una corrida contra la moneda local, como existían en los ochentas, antes que el control por parte del Estado que emerge con el monopolio de la política económica legítima, bloqueando a cualquier capital interesado en dañar al gobierno y, en este caso, a toda la sociedad argentina. Estos agentes jamás en la historia argentina sintieron las crisis (muchas veces provocadas por ellos mismos), y en esta etapa no pueden concebir no salir ganando en la puja distributiva (ojo, porque tampoco salen perdiendo) en el contexto de la actual crisis internacional.
Hablar mucho del dólar genera una cierta fiebre. Lo fetichiza aún más. Pero en un contexto en el que las reservas superan los U$S47.000 millones, y creciendo, luego de tocar un récord por encima de los U$S50.000 millones, no se puede hablar de riesgo de devaluación descontrolado.
Sí, es verdad, cabe plantear los múltiples desafíos que le plantea al desarrollo argentino un mundo complejo, en crisis de sobre-financiarización. Pero de esto no se habla tanto en esa prensa fanática del dólar. Porque prefieren no pensar en profundizar una Argentina inclusiva con un Estado fuerte, son soberanía financiera, que no pueda ser rehén de los grupos económicos que siempre ejercieron el control de la política económica.
El dólar no es inherentemente un fetiche, pero el tratamiento que se le da culturalmente, aprovechado por esos medios de comunicación, sí lo es.
Comentarios
Me parece que se está tomando un camino bastante bueno en la manera que se esta pesificando de la economía, pero tal vez es medio lento. Aunque mas rápido tal vez sea peor. Que se yo :S
La Argentina sigue precisando dólares para mantenerse bien (tiene compromisos de intereses de deuda y además está pagando capital, justamente para que esta necesidad baje). Si no se controla la legalidad de la compra de dólares saldrían muchos más de la economía, y eso podría forzarte a endeudarte. Cosa que se pretende evitar porque eso condiciona al Estado y perjudica a los sectores más débiles, como históricamente ocurrió.