El frente interno y el externo de la economía argentina actual

La Argentina se encuentra atravesando una coyuntura muy particular respecto de cómo se estructura la continuidad de su desarrollo presente y futuro. La posible desaceleración del crecimiento trae nuevos-viejos problemas a estas latitudes.

El modelo de búsqueda del desarrollo productivo con inclusión social y distribución equitativa del ingreso conducido por el renovado Estado argentino, asiste a uno de sus desafíos más grandes gracias a la voluntad política de sus dirigentes nacionales, que se han propuesto no retroceder sobre los logros alcanzados a pesar de la crisis que vive el mundo.

En efecto, la congruencia de numerosos factores internos y externos permite vislumbrar una serie de dificultades para profundizar dicho modelo.

El modelo está basado en dos pilares fundamentales que se retroalimentan o se complementan: el saldo positivo en la cuenta corriente de la balanza de pagos y el superávit fiscal.

Los problemas (siempre en función del modelo) en el frente interno están dados por la competitividad de la economía (y las presiones devaluacionistas), por el poder adquisitivo del salario nominal, por el empleo sin registrar (35% más o menos), y, en resumen, por una puja distributiva conducida por actores que no siempre ven más allá de su horizonte mesoeconómico (su área de interés). Ante esto último el rol del Estado emerge con la importancia de siempre para saldar a favor del conjunto social.

En los últimos años se realizó un fuerte proceso de recomposición salarial. En el gráfico se puede ver como la generalidad de los trabajadores registrados vieron cómo sus salarios le ganaban a la inflación (que a pesar de toda mala intención en su medición no supera el 220% entre 2003 y 2011). El promedio salarial del empleo registrado en 2003 era de $1050, mientras que en 2011 ascendió a $5380, existiendo entre puntas una diferencia del 412%. Para más detalle ver el gráfico.

Gráfico: salario promedio por actividad económica (Click para agrandar)


Elaboración propia en base a Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del MTEySS
 Para que el post no se extienda mucho, cabe resumir que en esta etapa, en lo que hace al frente interno hay un objetivo de máxima y uno de mínima: el de máxima sería seguir profundizando la inclusión social gracias a la generación de más empleos (registrados y de calidad) y redistribuyendo la riqueza nacional para que el bienestar de los sectores relegados siga mejorando gracias a la satisfacción de necesidades básicas y al consumo de bienes y servicios; el de mínima sería mantener las condiciones actuales esperando un nuevo escenario internacional conveniente para volver, entonces, con los objetivos de máxima.

Claramente, la orientación al mercado interno de las políticas económicas y sociales (donde sobresale la AUH) tanto cuando la configuración del escenario internacional es beneficiosa como cuando no, evita la vulnerabilidad externa y la reprimarización de la economía que podría causar algún "viento de cola".

En el frente externo, la situación es de menos demanda de productos argentinos. Eso atenta contra el saldo comercial. Pero en el marco de un comercio exteerior administrado pasa a ser un problema menor ya que se evita una alta importación de productos extranjeros, y se sustituyen importaciones. Esto en el contexto de un BCRA fortalecido en sus funciones, y con un saldo comercial vigente positivo, cosas ambas que permiten que el tipo de cambio aumente muy paulatinamente, para no entorpecer el poder adquisitivo del salario (que podría ser perjudicado por una suba de precios que siga al dólar).

En lo que se refiere a la salida de divisas mediante remisión de utilidades, la recuperación, nacionalización y estatización de YPF (en un solo paso) es un resorte fundamental para contener el 30% de ese rubro (Repsol remitía cerca de U$S1.400M contra aprox. U$S4.400M totales). Y sostener así un superávit de cuenta corriente saludable.

Mantener el balance positivo en el frente externo -o en equilibrio, de mínima- permite consolidar la política de desendeudamiento que practica la Argentina para seguir ganando en independencia económica y soberanía política, pilares de la recuperación del rol del Estado para corregir y profundizar las variables de inclusión, que son indicadores de justicia social.

Comentarios

Luis dijo…
Pablo, cuando hablas de "una puja distributiva conducida por actores que no siempre ven más allá de su horizonte mesoeconómico (su área de interés). Ante esto último el rol del Estado emerge con la importancia de siempre para saldar a favor del conjunto social." No te parece que el Estado debería regular la codicia individual a partir de una estructura de impuesta progresiva, que posibilite que paguen más los que más tienen en terminos de ingresos y riqueza?
Por otro lado, una inflación del 220% desde 2003 a 2011 no me parece un numero correcto, dista enormemente de la realidad, basta con comparar gastos para notarlo.
Hache dijo…
Respecto de lo primero, sí claro. Me parece. Opino que todo lo que se pudo hacer en ese sentido sin cambiar toda la estructura tributaria, se hizo (mayores controles a grandes empresas e individuos, más rastrillajes, más cruzamientos de datos, etc.). Sin embargo, todavía falta mucho. Ojalá en algún momento se den las condiciones para corregir toda la estructura. El tema es re delicado. Pero ojalá.
Lo segundo... 220% es más que triplicado. Decime ejemplos de distintos rubros que como promedio den más del triple entre 2003 y 2011. Abrazo.

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