La distribución del ingreso en la Argentina
En base a datos de CEPAL, se puede ver que el coeficiente de Gini, alcanzó en 2009 los niveles de 1994. Eso quiere decir que hace más de un año se habían alcanzado niveles de distribución del ingreso perdidos por la convertibilidad del peso y el tipo de cambio fijo. Lo cual reflejaba un modelo exclusivo, como ya se mostró acá y se contrastó acá.
¿Esto es bueno para la Argentina? De ninguna manera, es un dato. Cabe destacar que en 1974, el Gini en la Argentina se ubicaba en 0,37; en 1986, esta medida se ubicaba en 0,42 y en 1990: 0,49. Las líneas que muestran la evolución actual (hacia 2009) dan una pauta de que el camino es el correcto. Pero deben profundizarse las medidas a favor de la producción y la igualdad social, dado que aún la Argentina está bastante lejos de ser una sociedad igualitaria.
¿Qué es el coeficiente de Gini? Un indicador entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).
Como se puede ver en el gráfico, la Argentina muestra un Gini en 2009 de 0,51. En 1994 esta medida se ubicaba en 0,508. En 2002 llegó 0,59 en una de sus peores marcas históricas, sino la peor. Las crisis en la Argentina suelen golpear a los deciles con menos ingresos, y ensanchar la brecha de desigualdad. Por eso la concurrencia del Estado es clave, para evitar crisis de la envergadura que vivimos entonces. Un modelo basado en la especulación financiera, dependiente del ingreso de divisas del exterior (noventas), otorga menos resortes al Estado para amortiguar crisis, que un modelo que se basa en el mercado interno y que promueve la producción nacional.
Es preciso destacar que es mucho más fácil empeorar el indicador que mejorarla. Las políticas de exclusión tienen un efecto mucho más elástico que las de inclusión. Así es como políticas económicas progresivas como la AUH, las medidas a favor de la recomposición del salario, la industrialización, la reconstrucción del tejido productivo, el apoyo a las economías regionales, los controles impositivos sobre las grandes empresas, el modelo a favor del consumo interno y la competitividad de la economía tienen tiempos que no son automáticos, más allá de lo poderosas que sean estas medidas. Sin embargo, cabe mencionar que sin todas estas políticas (y otras del mismo tenor), posiblemente no estaríamos frente a una mejora en la redistribución del ingreso.
Para tener una referencia internacional, según datos de la CEPAL, para la población urbana, en Brasil durante 2009, este indicador se ubicaba en 0,569. Y, para ese mismo año, Chile: 0,524; Ecuador: 0,489 y Uruguay: 0,433. Como referencia más amplia, en 2007, en Estados Unidos la medida se ubicaba en 0,43; en Suecia 0,23; Alemania: 0,28; España: 0,32; y Singapur: 0,52. Con estas referencias se busca mostrar una perspectiva, y dar cuenta de cómo funcionan otras economías y, especialmente, como se tracciona lo económico a lo social, al bienestar social. Muchas veces estas economías son señaladas interesada y eufemísticamente como ejemplos a seguir.
Pensar la distribución del ingreso se vincula directamente con el rol del Estado. Si el Estado no es fuerte, activo, inteligente, presente y estratégico, no se puede pensar en una mayor igualdad social. Si el Estado no está, el más fuerte se va a hacer más fuerte; es natural que así sea. Lo que también es natural es que la sociedad promueva un Estado activo en la construcción de las instituciones pertinentes para consolidar el bienestar social de sus habitantes.
Hay dos tipos de distribución de la riqueza: la primaria y la secundaria.
La primaria se da en la cadena de producción. Y como dicen los economistas, tiene que ver con la porción del valor agregado que se queda el productor (una evolución del concepto marxista de plusvalía) y la porción con la que se queda el trabajador. Si se llegase al 50/50 en esta redistribución del ingreso sería un logro de dimensiones inconmensurables (digresión: siempre quise decir "inconmensurables").
Cristina Fernández de Kirchner decía hace poco que el país ronda el 48% para los trabajadores. Lo cual es un logro de estos últimos ocho años de políticas pensadas en función de la inclusión social y la consolidación de la presencia del Estado, en vez de las viejas políticas de "ausentencialismo focalizado" de los noventa. La ley de distribución de ganancias, que -dicho sea de paso- por estos días perdió prensa, estaría enmarcada en este tipo de redistribución.
La distribución del ingreso secundaria tiene que ver con lo que el Estado devuelve a la población en forma de bienes y servicios. Tiene que ver con la política fiscal: con los impuestos, los gastos tributarios, etc. Mejoras en educación, salud, seguridad, espacio público, entre otras, son cuestiones que mejoran el bienestar social y por ende aportan a la redistribución del ingreso en tanto se vinculan con servicios que el Estado "brinda" a la sociedad. Todo el "bienestar social" que el Estado pueda otorgar a los que menos tienen, equiparando ese bienestar al que los de mayores ingresos pueden acceder gracias a su poder adquisitivo, es redistribución del ingreso.
Comentarios
Muy interesante tu nota.
Sobre que base hay que redistribuir los ingresos: Capacidad/productividad o clase social?
Saludos
No entendí muy bien lo de "base". Pero mi posición ideológica apunta a las clases. La clase baja no tiene que estar tan lejos de la alta. No soy comunista, debe resolverse dentro del capitalismo, puede haber clases. Pero no con las brechas actuales.
Para mí es el Estado el que debe conducir este proceso de inclusión, igualación y justicia social.
Sobre la base del desarrollo económico, donde el techo crece pero el piso crece más rápido, es, para mí, el camino más viable de distribución del ingreso.
Qué pensas vos?
Un datito interesante para que actualices tu gráfico: http://www.indexmundi.com/argentina/distribution_of_family_income_gini_index.html
En el 3er cuarto de 2010 el índice Gini estaba en 0.41, un descenso importantísimo. Si hacemos una estimación ajustando la curva tenemos resultados más que alentadores, no? Como dice Fito "esto entusiasma".
Un abrazo.
JC