Kirchnerismo y distribución del ingreso
Leemos un post de Napule en Artepolítica que es muy interesante y recomendamos.
Y agregamos que ojalá el kirchnerismo y la distribución del ingreso queden en los libros de historia argentina como la base fundamental de la nación que viene, de ahora en adelante.
Queremos decir dos cosas sobre el post de referencia. Cortitas.
1.
Marcar el nacimiento del kirchnerismo, luego del intento destituyente de la reacción campera a la Resolución 125 que fue acompañada por sectores urbanos, es polémico. Aquí nos surgen algunas preguntas ¿es el kirchnerismo un movimiento? ¿si lo es -y creemos que sí- cuál es el indicador que leemos para afirmarlo: la cantidad de personas que lo siguen, la fuerza que tiene, la participación en las movilizaciones? ¿por qué no poner otras fechas tales como la primera cadena nacional de Néstor Kirchner contra la Corte Suprema automática, el aumento de poder del moviento obrero, la (re)estatización de las AFJP, las elecciones de 2009 y las pujas en el Congreso, el bicentenario, etcétera?
Como fuere, posiblemente la suma de todas estas cosas y otras también, lo importante es que tal como era Néstor Kirchner, tiene sentido pensar que el movimiento surge en el momento de mayor tensión contra el proyecto que se estaba llevando adelante: es decir, que se hace fuerte para pelear las más difíciles. Esa es la esencia del kirchnerismo: saber cuando poner la otra mejilla y contar con líderes y cuadros que sepan detectar los empates en los procesos políticos, porque los empates se resuelven a favor del más enérgico y militante.
2.
La distribución del ingreso está estrechamente vinculada con lo último. Lo importante no es avanzar sobre agentes económicos en particular, no conceptualmente hablando, sino por el contrario construir una hegemonía que permita pensar en un país cada vez más justo.
Para lo cual en la etapa que viene aparecen un par de aristas fundamentales: a) el Estado deberá ser creativo en la manera como se institucionalicen los cambios reflejados en el modelo; y, b) el proyecto tiene el desafío de mejorar la participación de todos los que no son empresarios en el ingreso nacional, para lo cual habrá que ser innovadores y avanzar con toda la fuerza del moviento, pero sólo en los casos de empate de fuerzas sociales.
Un ejemplo de lo anterior es el avance sobre la detección de casos de evasión impositiva de los grandes agentes económicos; que, de hecho, es una forma de responder a los puntos anteriores.
Son épocas de profundizar los cambios, de consolidar el rol activo del Estado en la búsqueda de la inclusión social y la justicia social. El desafío de los cuatro años que siguen para el proyecto es resolver día a día la tensión entre una distribución equitativa del ingreso y la armonía de clases. La hegemonía de un proyecto, por sobre todos los demás, se construye con coerción y consenso sobre todos los sectores y/o actores sociales.
Y agregamos que ojalá el kirchnerismo y la distribución del ingreso queden en los libros de historia argentina como la base fundamental de la nación que viene, de ahora en adelante.
Queremos decir dos cosas sobre el post de referencia. Cortitas.
1.
Marcar el nacimiento del kirchnerismo, luego del intento destituyente de la reacción campera a la Resolución 125 que fue acompañada por sectores urbanos, es polémico. Aquí nos surgen algunas preguntas ¿es el kirchnerismo un movimiento? ¿si lo es -y creemos que sí- cuál es el indicador que leemos para afirmarlo: la cantidad de personas que lo siguen, la fuerza que tiene, la participación en las movilizaciones? ¿por qué no poner otras fechas tales como la primera cadena nacional de Néstor Kirchner contra la Corte Suprema automática, el aumento de poder del moviento obrero, la (re)estatización de las AFJP, las elecciones de 2009 y las pujas en el Congreso, el bicentenario, etcétera?
Como fuere, posiblemente la suma de todas estas cosas y otras también, lo importante es que tal como era Néstor Kirchner, tiene sentido pensar que el movimiento surge en el momento de mayor tensión contra el proyecto que se estaba llevando adelante: es decir, que se hace fuerte para pelear las más difíciles. Esa es la esencia del kirchnerismo: saber cuando poner la otra mejilla y contar con líderes y cuadros que sepan detectar los empates en los procesos políticos, porque los empates se resuelven a favor del más enérgico y militante.
2.
La distribución del ingreso está estrechamente vinculada con lo último. Lo importante no es avanzar sobre agentes económicos en particular, no conceptualmente hablando, sino por el contrario construir una hegemonía que permita pensar en un país cada vez más justo.
Para lo cual en la etapa que viene aparecen un par de aristas fundamentales: a) el Estado deberá ser creativo en la manera como se institucionalicen los cambios reflejados en el modelo; y, b) el proyecto tiene el desafío de mejorar la participación de todos los que no son empresarios en el ingreso nacional, para lo cual habrá que ser innovadores y avanzar con toda la fuerza del moviento, pero sólo en los casos de empate de fuerzas sociales.
Un ejemplo de lo anterior es el avance sobre la detección de casos de evasión impositiva de los grandes agentes económicos; que, de hecho, es una forma de responder a los puntos anteriores.
Son épocas de profundizar los cambios, de consolidar el rol activo del Estado en la búsqueda de la inclusión social y la justicia social. El desafío de los cuatro años que siguen para el proyecto es resolver día a día la tensión entre una distribución equitativa del ingreso y la armonía de clases. La hegemonía de un proyecto, por sobre todos los demás, se construye con coerción y consenso sobre todos los sectores y/o actores sociales.
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