Cuánto peronismo le cabe al kirchnerismo o de cómo Kirchner redimensionó al peronismo
Resulta interesante revisar la resignificación que el peronismo tiene desde la llegada de Kirchner al gobierno nacional. ¿El kirchnerismo está comprendido en la idea de peronismo? Así planteado, la respuesta es sí. Pero ¿la idea de peronismo es similar a la de kirchnerismo? No es tan sencillo.
No es intención poner en competencia el kirchnerismo y el peronismo. El peronismo es la piedra fundacional de la lucha por la justicia social en la Argentina. Y, en todo caso, el kirchnerismo emerge rescatando esos valores y prácticas.
Las 20 verdades peronistas son éstas. Las 20 verdades, que ciertamente son autorreferenciales, claramente le calzan al kirchnerismo.
Perón decía (1/5/1944) que “Creo que las reivindicaciones, como las revoluciones, no se proclaman, se cumplen, sencillamente. Y ese cumplimiento que nos llevó siempre a preferir los realizadores a los teorizantes, fue la consigna rígida a la que ajustamos nuestra acción estatal. He sido fiel a ella, porque entiendo que mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar.” Esta cita de Perón, ayuda a diferenciar los aspectos teóricos de los prácticos esencialmente propios del peronismo. El kirchnerismo desde 2003 es una claro ejemplo de pragmatismo, similar a lo sostenido por Perón entonces. Pragmatismo en el sentido de ser flexible respecto de la ortodoxia y del desarrollismo clásico, alcanzando una posición neodesarrollista.
La cuestión de la hegemonía en el período peronista no es de resolución simple. El bloque de poder dominante era de origen militar, sin embargo, con el tiempo, Perón canalizó la legitimidad del gobierno sobre su persona. De este modo, hacia 1952 la fracción dominante del bloque en el poder se confunde en torno de la persona de Perón; quien había logrado que cada fracción –ya sea de corporaciones empresarias sectoriales o sindicatos de asalariados– renuncie a los intereses propios inmediatos, a favor del poder político común.
La manera como surge Néstor Kirchner es bastante distinta (en un contexto más democrático), aunque como punto común podría pensarse que ambos surgieron a nivel nacional en el marco de una fuerza de cambio (recuérdese lo que significó Duhalde para la Argentina de 2001 y 2002). Tanto Kirchner como Perón se cortaron solos, distanciándose del colectivo que integraban anteriormente y se consolidaron como líderes indiscutidos.
Suele entenderse la hegemonía como principio de unificación de los grupos dominantes, y como disfraz del dominio de clases. Para entender el avance del peronismo, es fundamental destacar que el peronismo llegó al gobierno gracias a una crisis de hegemonía previa al 4 de junio de 1943. En efecto, existía una crisis generalizada que de alguna manera fue resuelta por el arribo de la Revolución de Junio y, especialmente, por Perón. Se inició una etapa de modernización productiva acompañada por la inclusión de los trabajadores en los beneficios de ese crecimiento, resultando en una movilidad social ascendente. Esto último quedaría en el imaginario colectivo como un efecto directo de la existencia de Perón en el poder.
La crisis de 2001 sería el paralelo de la crisis de 1943. Y hoy hay un par de generaciones que han construído un imaginario revitalizante respecto de lo que Kirchner hizo en el poder. Laclau escribe en Página 12 que "él nunca hizo una interpelación fácil a masas inestructuradas, sino que comprendió que, en las complejas sociedades contemporáneas, cualquier proyecto de cambio tiene que pasar por la transformación interna de las instituciones... su acción política muestra algo que es profundamente gramsciano: la comprensión de que, en las sociedades contemporáneas, no hay populismo fácil; que, sin la mediación institucional, no hay proyecto político coherente. En tal sentido él mostró, a través de su acción política, algo que siempre pensé: que entre institucionalismo y populismo siempre hay una compleja negociación, los resultados de la cual presentarán matices distintos en diferentes sociedades." Y Agrega que Kirchner se ha convertido en "símbolo para las consciencias", los que estuvieron e la plaza durante el duelo entenderán automáticamente de qué habla, los que no, deberán intuirlo o pensarlo analíticamente.
¿Cuáles fueron las consecuencias prácticas de la ideología peronista entre 1943 y 1955? Desde mayo de 1944 hasta octubre de 1945, Perón encaró una obra reformista que es considerada “un cambio radical de actitudes hacia la cuestión social”. Es decir, como el inicio de la postergada reparación que el país debía hacia sus clases trabajadoras. En 2003, parecía ser la política y la democracia la que tenía esta deuda con los trabajadores. Y Kirchner empezó a saldar esa gran deuda.
El enfrentamiento que sobrevendría con los empresarios se refleja cabalmente en el discurso que Perón realiza en la Bolsa de Comercio (1/8/1944) donde llama a organizar la “masa amorfa” a través de la justicia social para evitar un “cataclismo social” y advierte al reticente público que “es necesario saber dar un 30 por ciento a tiempo que perder todo a posteriori. (…) Una riqueza sin estabilidad social (…) será siempre frágil, y ése es el peligro que trata de evitar (…) la Secretaría de Trabajo y Previsión”. Habría que ir a buscar este discurso completo para la discusión sobre la repartición de las ganancias empresarias, que se discute actualmente.
Los discursos y los contextos históricos variaron con el tiempo, pero los valores se repiten. Observamos, entonces, el lugar que tiene el Estado para Perón y Kirchner: entre el capital y el trabajo, como un árbitro que busca la armonía de clases (todos ganan) y el establecimiento de las reglas de juego que consoliden el crecimiento.
Respecto de las cuestiones ideológicas también hay puntos de contacto; distintos actores políticos se mostraban reaccionarios a la ideología peronista (como ahora a la kirchnerista). Estos actores, aunque estaban bastante fragmentados, lograron ir instalando un discurso opositor. En efecto, en aquel tiempo, tanto el Partido Socialista, el Frente de Liberación Nacional y la UCR, con distintas, y a veces ambiguas, variantes, declaraban el autoritarismo del gobierno y trataban de ir ganando el creciente arco opositor al gobierno, especialmente hacia 1955. De todos modos, como decía José Luis Romero, el mapa político partidario argentino tiene un antes y un después de Perón. Y, en adelante, sería imposible gobernar ignorando a las masas trabajadoras profundamente movilizadas por el peronismo.
Cabe pensar que el recuerdo social algo difuso, como si uno lo viera a través de una tela, del bienestar social de la primera etapa peronista se encontró con el presente kirchnerista, profundizando el parecido y reavivando el peronismo (del primer Perón) dormido en el tiempo y con una imagen confusa, en una gran parte del pueblo que no vivió aquella experiencia (o que no leyó al respecto), tras el gobierno de Menem.
La ideología fue siempre un elemento generador de identidad; cosa que no es menor si se considera que la constitución de una identidad social es un acto de poder. La identificación actual con el kirchnerismo es muy fuerte, alimentando la fuerza del gobierno.
Actualmente, tras un proceso de polarización, existen posiciones de izquierda (tradicionalmente no peronistas) que convergen con el kirchnerismo, siendo estas posiciones un valor agregado respecto del peronismo clásico de 1945 a 1955. Estas posturas se sienten identificadas con las banderas izadas por Kirchner, banderas que gran parte de la población siempre sostuvo. La polarización del arco político-ideológico resultante de estas acciones resultó en la visualización de un establishment opositor que montado sobre la toma de consciencia popular, cumplió el papel de propiciar que se canalicen nuevos adeptos a la fuerza que lo enfrentaba: el kirchnerismo (siendo la Res. 125 el ejemplo más fácil de esto, pero no el único ni el de mayor jerarquía de los logros del peronismo).
El kirchnerismo nunca será más que el peronismo porque el kirchnerismo es el peronismo de hoy, y el peronismo hoy está mayoritariamente con el kirchnerismo. Me resulta grato pensar que después de tantas cosas que pasaron, el kirchnerismo con sus valores está de moda, y ver que con él se reavivó el mejor peronismo.
Comentarios
El peronismo, como la democracia, y tantos conceptos, se van resignificando a lo largo del tiempo, son significantes vacíos, en términos de Laclau.
Igualmente creo que hay muchas similitudes y también diferencias porque son otros tiempos y contextos, pero sin duda el Kirchnerismo es peronista.