El trabajo es cohesión y amor social

El trabajo es el principal factor de cohesión y amor social. Cuanto más trabajo digno hay en la nación, más feliz está el pueblo. Y esta es la disputa de poder de este tiempo: cuanto más trabajo haya más complicado es establecer algún disciplinamiento social con el que los agentes económicos que concentran la mayor fuerza del mercado estén de acuerdo.

No es casual que dictaduras terribles que gobernaron la Argentina (lamentable tanto plural para hablar de esto) hayan sucedido cuando mejor les iba a los trabajadores: en 1955 y 1976. La dictadura que empezó en 1976, finalizando la "industrialización por sustitución de importaciones (ISI)" y dando inicio al más sangriento proceso de disciplinamiento social, es la peor página de la historia argentina y se enmarca dentro de este debate.

Cuanto más fuerte es el movimiento obrero organizado, más probabilidades hay de alcanzar una mejor distribución del ingreso. Esto se refuerza si el movimiento obrero está en sintonía con el gobierno. Una hipótesis que se verifica en la Argentina.

Así, la Argentina de hoy, después de ocho años de recuperación social, económica y cultural, se encuentra entre los países más justos de América Latina por cuanto los trabajadores están participando actualmente con el 48,1% del PBI de la Argentina, 14% más que el 34,3% registrado en 2003. Pero los empresarios no ganan menos que antes, ganan mucho más, gracias a una estrategia económica que prioriza el consumo interno y la producción interna. Se trata de no congelar el techo de crecimiento de los que más ganan, pero sí empujar el piso para que suba más rápido que el techo y achicar la brecha. En esta etapa, la estrategia es que en ningún momento la redistribución impacte en la rentabilidad empresaria que también se acentua (de manera pornográfica en algunos casos puntuales).

Sin embargo existen dos cuestiones claves que dan lugar al cambio: por un lado los empresarios ya no están en la conformación de la agenda de gobierno, y eso les duele como dijimos antes en este blog, por otro lado mientras se siguen engrosando los bolsillos empresarios, en el contexto de un crecimiento generalizado del PBI, se consolidaron políticas para beneficiar y proteger a los trabajadores. En los últimos 8 años las variables vinculadas con el trabajo y empleo fueron positivas para la Argentina.

- 5 millones de personas obtuvieron empleo;

- La tasa de desempleo cayó del 20% al 7,3%;

- Los trabajadores recuperaron las paritarias como instrumento de negociación salarial para recobrar el  poder adquisitivo de sus salarios.

- El salario aumentó en forma sostenida, con un incremento de más del 600% desde 2003.

- También se reinstaló el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil para los trabajadores que no están protegidos por convenios colectivos de trabajo.

- Los convenios colectivos de trabajo pasaron de alrededor de 100 a más de 1.800.

- Se solucionaron 8 mil conflictos laborales.

- El trabajo no registrado bajó de un 50% en 2003 al 35% en estos días. El Ministerio pasó de contar con 20 inspectores a más de 400 en la actualidad. Hoy, 8 de cada 10 puestos de trabajo que se crean son formales. En la década del ‘90, 9 de cada 10 eran trabajos informales.

- Casi 3,7 millones de chicos son beneficiarios por la Asignación Universal por Hijo, estableciéndose un nuevo piso de seguridad social. Con Salud y Educación obligatorias.

- Las asignaciones familiares aumentaron más de un 450% en el período.

- La participación de los trabajadores en la distribución de la renta nacional mostró un importante incremento que se encamina al deseado 50%- 50%.

- Se recuperaron recursos para los jubilados, a través de la creación del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Parte de estos fondos estaban fuera del país y se repatriaron.

- Los jubilados recibieron aumentos constantes luego de una década de jubilaciones congeladas, con un mínimo de $ 150. Hoy supera los $ 1200. Además se sancionó la Ley de Movilidad Jubilatoria, que garantiza la actualización automática de haberes todos los años.

- Se mantuvieron los puestos de trabajo durante la gravísima crisis internacional de 2009. Políticas contracíclicas activas de empleo, planes de financiamiento de inversiones y promoción del consumo lo hicieron posible. Y en ningún momento se abandonaron paritarias o aumentos de salarios. Hoy hay más empleo que el que había antes del crack financiero mundial.

- Más de 175 mil jóvenes excluidos del sistema laboral mejoraron su situación gracias a la creación del programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo.

- Se implementó un Seguro de Capacitación y Empleo.

- Se recuperó el sistema de Formación Profesional.

Este éxito tiene que ver con la lógica de las políticas implementadas por Carlos Tomada desde el MTEySS, que resultaron fundamentales para que las políticas económicas se cristalicen en el mundo del trabajo.

En el día del trabajador la discusión por el fifty-fifty aparece con pretensiones, con ambiciones de convertirse en eje de campaña. El fifty-fifty favorece a los trabajadores en su conjunto, y también beneficia a ese curioso sector de la  clase media que se fastidia cuando lo ve a Moyano por la televisión, sin entender (ponele) que si sus salarios están mejor no es sólo por las políticas de gobierno sino también por el rol estratégico que cumple una organización de los trabajadores cada día más fuerte. O si se quiere, por la importancia de este actor estratégico, que es el movimiento obrero, para fortalecer la capacidad del gobierno para establecer políticas redistributivas.

Falta mucho, siempre lo decimos. En los cuatro años que vienen el desafío es cambiar las instituciones para institucionalizar el cambio; cuatro años que ojalá se vivan con más, y aún mejor, kirchnerismo.

Feliz día del trabajador.

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