La despenalización del aborto, la libertad de las mujeres
Sobre algunas cuestiones sólo saben algunas personas. Cuestiones muy técnicas que son difíciles de entender, y por tanto de opinar. Los que hacemos ciencias sociales, sabemos que las cuestiones que manejamos son más accesibles y opinables por la mayoría. Y eso, lejos de hacernos mal, nos presenta un desafío muy interesante. Nos obliga a estar atentos, entre otras muchas cosas.
Sobre el aborto todos podemos opinar, por eso lo hago -yo no soy experto-, y celebro ampliamente que así sea. Sobre los temas que hay que tratar hay que hablar, y cuantas más voces mejor.
La despenalización del aborto tiene innumerables variables de abordaje. Según sea el grupo de pertenencia de cada quien, o sus ideas o ideología individual, las opiniones varían. En algunos casos las opiniones son interesadas por cuestiones que exceden la vida. Aborrezco estos casos, como el de la Iglesia, que en última instancia pelea por el poder (pero este post no es para hablar de la Iglesia, por suerte).
Quiero centrarme en la parte del debate que yo considero que tiene buena leche (!), la que habla de la vida.
Pienso que el Estado debe garantizar el derecho a la vida y al bienestar y a la justicia social de todas las personas, pero este rol se tiene que profundizar para garantizar los derechos de aquellas personas que tienen más necesidades.
La despenalización del aborto, una flexibilización raramente alejada del neoliberalismo (ya dije que no iba a hablar de la Iglesia), viene a cubrir uno de los grandes problemas de las mujeres de menores recursos, aquellas que no tienen el mismo acceso a la información ni a los médicos que practican abortos, y se dañan a sí mismas natural o artificialmente. En la Argentina se estima que casi el 40% de los embarazos se interrumpen y más de 80.000 mujeres son hospitalizadas por complicaciones en los abortos, enfrentando lógicamente penas legales. Más de cien (100) mujeres mueren por año por estas causas. Y eso sólo dentro de la información disponible.
Hasta que no se despenalice el aborto las mujeres no serán verdaderamente libres, y las de mayores recursos seguirán siendo más libres que las de menores (como siempre, pero aquí está en juego la vida). La libertad de elegir es un derecho que deben tener todas las mujeres. Es otro paso a favor de la igualdad en general, y por qué no, a favor de la igualdad de género: los hombres no mueren por estas causas.
Es un tema que ciertamente me obliga a diferenciar entre lo que me parece mejor para la Argentina y lo que yo creo mejor personalmente, lo confieso. Una sociedad mejor necesita mejorar la libertad, la educación, el acceso a la salud y el acceso a la información sin distinción de clases. Estoy seguro que la política debe transformar la sociedad para mejorar las condiciones de vida de todas las personas que lo habitan. Y en este caso hay muchas, muchísimas, mujeres que necesitan que el Estado las acompañe para ayudarlas en ese momento de sus vidas: despenalizando una práctica común y mejorando las campañas de información (este último también es un aspecto clave)
Mi contradicción personal viene por el lado de los recursos. Tanto yo, como muchas de las personas que leen esto no deberíamos tener (uno o sus mujeres) acceso a un aborto gratuito porque el Estado no nos debe el tener que hacerse cargo: tenemos información y recursos en general; podemos elegir cuidarnos o no (no hacerlo si es lo que queremos demuestra cierta ingratitud). Yo estoy en contra del aborto en términos personales. Hay que hacerse cargo de lo que uno hace, y agradezco tener los recursos para ello. Pero, claramente, la legislación no existe sólo para mí, es universal al menos dentro del territorio nacional, y la única forma de defender la vida de todas las mujeres es despenalizando el aborto para todas las mujeres; sino seguiría en manos de la subjetividad de otra persona.
Existen muchas organizaciones que pelean por estos derechos, y agrupan cada día a más personas, y realizan cada vez más foros, charlas y papers que hablan de la prohibición del aborto como violencia política contra las mujeres. Todo este movimiento ayuda a generar el contexto social para la oportunidad política.
Y aquí estamos, discutiendo un proyecto de ley para un país con mayor justicia social. Ojalá.
Sobre el aborto todos podemos opinar, por eso lo hago -yo no soy experto-, y celebro ampliamente que así sea. Sobre los temas que hay que tratar hay que hablar, y cuantas más voces mejor.
La despenalización del aborto tiene innumerables variables de abordaje. Según sea el grupo de pertenencia de cada quien, o sus ideas o ideología individual, las opiniones varían. En algunos casos las opiniones son interesadas por cuestiones que exceden la vida. Aborrezco estos casos, como el de la Iglesia, que en última instancia pelea por el poder (pero este post no es para hablar de la Iglesia, por suerte).
Quiero centrarme en la parte del debate que yo considero que tiene buena leche (!), la que habla de la vida.
Pienso que el Estado debe garantizar el derecho a la vida y al bienestar y a la justicia social de todas las personas, pero este rol se tiene que profundizar para garantizar los derechos de aquellas personas que tienen más necesidades.
La despenalización del aborto, una flexibilización raramente alejada del neoliberalismo (ya dije que no iba a hablar de la Iglesia), viene a cubrir uno de los grandes problemas de las mujeres de menores recursos, aquellas que no tienen el mismo acceso a la información ni a los médicos que practican abortos, y se dañan a sí mismas natural o artificialmente. En la Argentina se estima que casi el 40% de los embarazos se interrumpen y más de 80.000 mujeres son hospitalizadas por complicaciones en los abortos, enfrentando lógicamente penas legales. Más de cien (100) mujeres mueren por año por estas causas. Y eso sólo dentro de la información disponible.
Hasta que no se despenalice el aborto las mujeres no serán verdaderamente libres, y las de mayores recursos seguirán siendo más libres que las de menores (como siempre, pero aquí está en juego la vida). La libertad de elegir es un derecho que deben tener todas las mujeres. Es otro paso a favor de la igualdad en general, y por qué no, a favor de la igualdad de género: los hombres no mueren por estas causas.
Es un tema que ciertamente me obliga a diferenciar entre lo que me parece mejor para la Argentina y lo que yo creo mejor personalmente, lo confieso. Una sociedad mejor necesita mejorar la libertad, la educación, el acceso a la salud y el acceso a la información sin distinción de clases. Estoy seguro que la política debe transformar la sociedad para mejorar las condiciones de vida de todas las personas que lo habitan. Y en este caso hay muchas, muchísimas, mujeres que necesitan que el Estado las acompañe para ayudarlas en ese momento de sus vidas: despenalizando una práctica común y mejorando las campañas de información (este último también es un aspecto clave)
Mi contradicción personal viene por el lado de los recursos. Tanto yo, como muchas de las personas que leen esto no deberíamos tener (uno o sus mujeres) acceso a un aborto gratuito porque el Estado no nos debe el tener que hacerse cargo: tenemos información y recursos en general; podemos elegir cuidarnos o no (no hacerlo si es lo que queremos demuestra cierta ingratitud). Yo estoy en contra del aborto en términos personales. Hay que hacerse cargo de lo que uno hace, y agradezco tener los recursos para ello. Pero, claramente, la legislación no existe sólo para mí, es universal al menos dentro del territorio nacional, y la única forma de defender la vida de todas las mujeres es despenalizando el aborto para todas las mujeres; sino seguiría en manos de la subjetividad de otra persona.
Existen muchas organizaciones que pelean por estos derechos, y agrupan cada día a más personas, y realizan cada vez más foros, charlas y papers que hablan de la prohibición del aborto como violencia política contra las mujeres. Todo este movimiento ayuda a generar el contexto social para la oportunidad política.
Y aquí estamos, discutiendo un proyecto de ley para un país con mayor justicia social. Ojalá.
Comentarios
Es muy claro que estar a favor de la despenalización no es lo mismo que estar a favor del aborto, esto es lo que tendrías que haber dicho."
En realidad fue una forma de decir que aunque yo trataría de que una mujer no aborte un embarazo por alguna cosa (?) que yo pude haberle hecho (para mí la decisión final es de ella, obvio) igual defiendo la despenalización.
Elegí ese camino para decirlo, es posible que no haya sido tan claro como yo quería.
Respecto del elitismo, me molesta que una mujer de clase alta pueda hacerse un aborto como si fuera un trámite más y una de clase baja puede morir en el intento.
No veo elitismo, quizá me dejo influenciar mucho por D'Elía por momentos, sería un contraelitismo.
La responsabilidad es otra cosa. Si yo tengo más información y recursos tengo más responsabilidad ante un acto relacionado con esa información.
Que yo apoye las políticas universales no quiere decir que desconozca una mirada más individual y psicológica de los hechos.
Es interesante lo que planteas. Pero me gusta pelear en el barro, ¿qué le voy a hacer?
Tampoco tires la pelota afuera y no dejes dudas respecto del tema de la información, puesto que este es uno de los puntos más importantes que tiene que tener un texto legislativo sobre este tema. Y CON ESTO NO SE PUEDE JODER.
En la vida real, NADIE tiene información sobre lo que implica realizarse un aborto, ni ricos ni pobres, ni intelectuales ni gente sin educación.
Éste es uno de los grandes problemas que encubre la prohibición, porque la ley presupone que la gente no hace lo prohibido, entonces no hay políticas para evitar que se haga y, por ende, no hay información sobre el tema.
Gracias por compartirlo.