Analizar la economía sin hablar de política es una idea versión beta
Los comentarios de los analistas económicos ortodoxos son una versión beta de la realidad.
Este domingo se pudo ver un extenso análisis de la economía que viene en La Nación.
Fue realmente muy pobre. Ninguno dijo mucho. Pocos hicieron referencia a la política que existe en las decisiones económicas, pocos nombraron a los actores en pugna (o editaron de manera tal que así parezca).
Las preguntas eran muy simples: ¿qué pasará con el dólar? ¿Qué pasará con la inflación? ¿Cuál será el nivel de actividad económica en 2013?
Solamente las respuestas del economista heterodoxo (D'Attellis) insinuaron un acercamiento a la individualización de actores y a un contenido más político para estas cuestiones.
Los demás se encargaron de ocultar la emergencia de intereses sectoriales por un lado, y de dar a entender que la política estorba con sus decisiones a la economía. Un eufemismo, una zoncera, como siempre que se habla de independencia (mercado, BCRA, medios o Poder Judicial) se está defendiendo que el orden institucional conservador dependa de agentes que tienen intereses distintos al Estado.
Además, Mariano Obarrio, señala una serie de luces amarillas antojadizas que sitúa como determinantes. Por supuesto que nada dice sobre el desempleo –en mínimos históricos–, el consumo –en niveles saludables–, o las exportaciones –que en 2012 duplicaron la proporción de PBI que había en los 90s, y llegaron al 17%–, entre otras. Entre las luces amarillas sitúa una serie de elementos que no son casuales. Entre los que menciona la actividad industrial que ciertamente se amesetó, pero que registra niveles absolutos muy superiores en producción y empleo al que tenía en los 90s, cosa que no se menciona, y cosa que es imprescindible cuidar. Además subraya la inflación, el dólar paralelo, la situación fiscal y las reservas del BCRA.
En efecto, tanto estas luces, como las exposiciones ortodoxas mencionadas, tienen un claro propósito: defender una devalución del peso acompañada de un plan integral (¿un programa?) para contener la inflación. ¿En limpio? Generar un "doble" clima de alta (mayor a la actual) rentabilidad para los grandes exportadores: a) un tipo de cambio más competitivo que el actual; y b) un esquema ciertamente recesivo para "contener la inflación" y que relaje el mercado interno de manera tal de disponer de mayor producción para exportar. Esta es la tenaza de presiones del capital concentrado sobre el gobierno, que parece encrapichado en consolidar un Estado para destinar recursos a los sectores populares hasta el límite y más también, cosa que cabe defender, ¿por qué no?
Es lógico plantear que el precio del dólar nunca debe entorpecer el crecimiento industrial, pero eso no puede ocurrir a costa del consumo conquistado por parte de los sectores populares, porque detrás de ese consumo ciertamente existe algún bienestar (que se debe profundizar, no relajar). Las devaluaciones en shock generan inflación y perdida del poder adquisitivo. Hay una frazada corta aquí. Y el gobierno elige tapar por el lado más débil, sin desatender que alguna devaluación controlada y gradual es necesaria. Las trabas sobre el dólar oficial generaron problemas, es evidente, tanto sobre el sector inmobiliario –un problema siempre burbujeante– como sobre algunas inversiones con pretensiones de hiperrentísticas, entre otros problemas como el ahorro de las familias, etc.
Tanto en la inflación, como en el precio del dólar, existe una puja distributiva: hay actores (exportadores de granos, grandes exportadores, grandes empresas/ empresarios, entidades financieras) que se beneficiarían con un mayor control de su parte sobre las variables macroeconómicas en disputa: cuando dicen que el gobierno genera un rodrigazo, en realidad lo piden. Es decir, que las "luces amarillas" en realidad son tableros de pujas distributivas que el Estado busca contener políticamente para defender intereses no corporativos tales como son los de aquellos sectores que más precisan del Estado para su inclusión y bienestar.
Nadie dice que el momento actual sea sencillo. No pareciera que podamos crecer en este contexto mucho más que en 2012, pero ningún sentido tendría crecer mucho si se afectan los niveles de distribución del ingreso logrados. Crecer "a la neoliberal" no sirve para el bienestar social, y "a la Duhalde" tampoco. Lo que cabe señalar es que los problemas que tiene el gobierno de hoy tienen que ver con un proyecto de país inclusivo, a favor del empleo y el consumo, muy distintos a los problemas que existían en los noventas, o a los que había desde los setentas. No sin ironía, se puede señalar que es importante defender esta clase de problemas porque los problemas que vienen adosados con un Estado enfocado a la libre asignación de recursos por parte del mercado, además de conflicos más crudos, generan hambre y exclusión. Si "salir" –que no se sabe bien qué quiere decir– es perjudicar a los sectores vulnerables, con medidas impopulares, ¿cuál sería el problema de estirar lo más posible el momento del hambre, si ya sabemos que menos pan hoy no garantiza menos hambre mañana?
Hay mucho por hacer pero el debate previo a la acción no puede incluir las posiciones de los lobbystas de los sectores concentrados, que tiran sus interesadas ideas beta al aire para ver si alguna se desarrolla.
Comentarios
Ademas debemos poner sobre la mesa con quien comerciamos y en que monedas podemos hacerlo y para ello hay una canasta de monedas que encontré explicitada en
http://www.laeconomiaonline.com/2013/04/29/evolucion-del-indice-de-tipo-de-cambio-real-multilateral-itcrm-marzo-2013/
y como se ve en ese tipo de cambio multilateral que responde a nuestro patrón de comercio exterior no revalúo del peso sino devalúo del mismo, y para el país y sus productos exportables eso es lo importante.
Lo otro es una pulseada que se va a convertir en un boomerang, porque este valor del dolar hace que yo que tengo pasaje gratis en exclusiva a cualquier parte del mundo lo piense dos veces antes de salir, debido a la clara posibilidad de usar mi poder de compra en mi país.
Nunca menos y abrazos
La cultura de "piove, goberno ladro; non piove, goberno ladro" es una de las pocas malas que nos dejaron nuestros inmigrantes europeos, pero treméndamente extendida en las mentes de quienes creen que no debe haber solidaridad, desde ya que si ganan las elecciones, nosotros resistiremos todo intento de desfinanciar el Estado para finalmente postrarlo como en las decadas que precedieron al estallido del 2001, complementadas por la brutal transferencia de ingresos de pobres y clases medias a ricos que significo esa megadevaluación que pareces gustar; a nosotros nos gusta un pueblo con capacidad adquisitiva y remuneraciones acordes con el trabajo que entregan.
Nunca menos y abrazos
Si querés charlar seriamente sobre los impuestos, en otros países no hay dos "impuestos al trabajo" como en la Argentina, sino uno sólo. Tampoco hay una plena desgravación de la renta financiera, que sí hay en la Argentina. Y bueno, no en todos lados se hacen generosos blanqueos como el de ayer para los que evaden.
Mucho se apunta en los discursos oficiales y en tu comentario contra los efectos de la devaluación sobre la transferencia de ingresos, con lo que no podría estar más de acuerdo (parentesis largo: respecto de quienes gustan de la devaluación, ¿me perdí algo o el kirchnerismo habló durante años de un modelo basado en la competitividad, tributario de esa megadevaluación con la que tratan de hacer que el "modelo" no tiene nada que ver? ver acá http://puntoddesequilibrio.blogspot.com.ar/2010/11/la-economia-que-kirchner-nos-lego-el.html)y por eso rechazo todas las variantes de ajuste (las del gobierno, las de los devaluacionistas y las de los ojustadores "ortodoxos"), pero lo que olvidas mencionar es que las condiciones estructurales que sustentan un patrón regresivo permanecen incambiadas por mucha "redistribución" de la que se habla. ¿O no te enteraste que la precarización y tercerización laboral sigue tan vigente y extendida como cuando salto a primer plano con el asesinato de Mariano Ferreyra? Por eso, la masa de ganancias tiene en los últimos años una participación en el ingreso nacional que en promedio supera la de los años '90.
Ya sería siendo hora de reconocer que, en lo que respecta a una mayoría de los trabajadores y sectores populares, viene habiendo, sencillamente, "menos".
Yo se de algunos lugares de Asia, China seguro, pero en el resto del mundo son obligatorios los aportes previsionales, ya sea a instituciones privadas o a instituciones estatales, cuando no ambas.
Nunca menos y abrazos
No se sabe si corres por derecha o por izquierda. El revisionismo histórico no era objeto del post.
Sí lo es dónde estamos y a dónde vamos. Y cómo ir sin afectar a los sectores populares. TE invito a comentar dentro de este debate.
Abrazos y gracias por comentar.
La primera prioridad ha sido y es la creación de trabajo, la segunda que el mismo sea en blanco, dejando para las organizaciones de los trabajadores la defensa de sus salarios, cosa se hace año tras año desde el 2003.
Por supuesto debe ser sustentable la aspiración salarial, es decir que debe estar de acuerdo con las condiciones económicas presentes, no esperes de nosotros revoluciones, porque creemos en un capitalismo regulado por el estado, las revoluciones se las dejamos a Uds que de eso tienen mas experiencia y saben más que nosotros.
Ahora un caso conocido como China no tiene seguridad social y sus condiciones laborales no serían aceptadas por ningún trabajador argentino, no tengo información sobre su sistema de salud pública así que no voy a arriesgar, pero lo que veo es un sistema capitalista despiadado pero necesario para desarrollar las fuerzas productivas de ese país, sacando de la miseria aún mayor a grandes masas de población, pero llevan 65 años en esa tarea.
Nunca menos y abrazos
¿Por qué las paritarias "libres" tienen desde 2006 techos implícitos, por debajo de la inflación (no la del Indec, sino la que uno puede comprobar en su ticket de compra habitual en cualquier comercio, o la del IPC-7 provincias hasta que fueron quedando menos) que son impuestos por el sindicalista amigo de turno? No estamos hablando de revoluciones, ni siquiera algo que pueda seriamente ser llamado reformas estamos viendo. Y ni que hablar si consideramos los servicos públicos e infraestructura. Mucha diatriba contra el neoliberalismo pero en los marcos regulatorios, la relación con empresas concesionarias y un largo etc los legados más nefastos de la década del noventa siguen vivitos y coleando, con criminales consecuencias. "Menos..."
Nunca menos y abrazos