Legitimidad del gasto, la recaudación y la deuda
En el año 2001 salía este escrito del IEF de la CTA. Diez años después podemos seguir reflexionando con él.
La idea conceptual central es que existe una legitimidad del gasto, de la deuda y de la recaudación.
¿Qué ocurre hoy con estas variables en la Argentina? ¿Respetan esa pretensión de legitimidad planteada?
La deuda llegó casi al 90% del PBI en 2002, en el marco de un proceso de endeudamiento sistemático, necesario para sostener un modelo económico de valorización financiera que terminó en la crisis económica, financiera, social y, por ende, política de 2001 y 2002. La expulsión de mano de obra, la destrucción del tejido productivo y el disciplinamiento social de los noventa se vinculaba con la deuda por cuanto esa deuda pública -ilegítima- salvaba el inmenso déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos.
Esta deuda hoy representa el 20% del PBI gracias a un proceso de desendeudamiento que va desde las negociaciones de deuda en default hasta los pagos adelantados al FMI. La deuda hoy ya no es un problema para la Argentina. El cambio respecto de los noventa es fuerte en este punto. Ver gráfico 1.
Gráfico 1 (click para agrandar):
Actualmente el gasto público se orienta a la inclusión social. En educación muestra una performance inédita en la Argentina. A tal punto que un becario del CONICET no precisa hacer ninguna changa para subsistir (para muestra basta un botón). Como no se cansó de contarnos Boudou, en el presupuesto del año 2011, "solo el 2% fue destinado a pago de deuda y 6,47% a inversión en educación", en contraste con los presupuestos de los noventa que destinaban un 2% a la educación y un 5% a gastos para el pago de los intereses de la deuda. Se ha recuperado bastante el tiempo perdido durante los noventa. La AUH es una inversión más que un gasto. La obra pública también alcanzó niveles de inversión de una envergadura histórica superior. En general éste es un Estado que se ocupa más de los servicios que tiene que brindar, como la educación, la salud, etc., que el de los noventa, porque detrás hay una incipiente estrategia de desarrollo que tiene como protagonista al Estado.
Respecto de la recaudación no hay grandes cambios conceptuales y concretos en la estructura tributaria de décadas anteriores. Este campo presenta importantes desafíos, es cierto. Pero no es menor que las inspecciones sobre grandes campos y/ o grandes empresas terminan mejorando los aportes que estos agentes efectúan. La estructura tributaria regresiva no es modificada, cierto, pero la recaudación presenta de hecho una mejora progresiva.
Uno de los pilares del modelo tiene que ver con el superávit de la balanza comercial y el de la diferencia entre recaudación y gastos antes del pago de la deuda, esta característica del modelo incide sobre la legitimidad del comportamiento de las cuentas públicas. Ver gráfico 2.
Gráfico 2 (click para agrandar):
Las diferencias con los noventa en lo que hace a la legitimidad de estas variables son notorias. No completas, el camino es largo, pero existe una clara evidencia de que existe otra legitmidad.
La idea conceptual central es que existe una legitimidad del gasto, de la deuda y de la recaudación.
- La legitimidad del gasto hace hincapié en los servicios públicos tales como la educación, la salud, la seguridad y, en términos amplios, pensada para la inclusión.
- La legitimidad de la deuda existe cuando se la contrae para inversiones públicas cuyos beneficios posteriores lograrán pagar los costos de esa deuda. De esta manera la deuda se vincula con un beneficio social. Otro planteo posible tiene que ver con una deuda legítima ya que se usa para cubrir gastos contracíclicos en tiempos de recesión (y baja recaudación fiscal).
- Finalmente la legitimidad de la recaudación se vincula con una estructura tributaria progresiva, pagando ciertamente más impuestos quienes más recursos tienen.
¿Qué ocurre hoy con estas variables en la Argentina? ¿Respetan esa pretensión de legitimidad planteada?
La deuda llegó casi al 90% del PBI en 2002, en el marco de un proceso de endeudamiento sistemático, necesario para sostener un modelo económico de valorización financiera que terminó en la crisis económica, financiera, social y, por ende, política de 2001 y 2002. La expulsión de mano de obra, la destrucción del tejido productivo y el disciplinamiento social de los noventa se vinculaba con la deuda por cuanto esa deuda pública -ilegítima- salvaba el inmenso déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos.
Esta deuda hoy representa el 20% del PBI gracias a un proceso de desendeudamiento que va desde las negociaciones de deuda en default hasta los pagos adelantados al FMI. La deuda hoy ya no es un problema para la Argentina. El cambio respecto de los noventa es fuerte en este punto. Ver gráfico 1.
Gráfico 1 (click para agrandar):
Actualmente el gasto público se orienta a la inclusión social. En educación muestra una performance inédita en la Argentina. A tal punto que un becario del CONICET no precisa hacer ninguna changa para subsistir (para muestra basta un botón). Como no se cansó de contarnos Boudou, en el presupuesto del año 2011, "solo el 2% fue destinado a pago de deuda y 6,47% a inversión en educación", en contraste con los presupuestos de los noventa que destinaban un 2% a la educación y un 5% a gastos para el pago de los intereses de la deuda. Se ha recuperado bastante el tiempo perdido durante los noventa. La AUH es una inversión más que un gasto. La obra pública también alcanzó niveles de inversión de una envergadura histórica superior. En general éste es un Estado que se ocupa más de los servicios que tiene que brindar, como la educación, la salud, etc., que el de los noventa, porque detrás hay una incipiente estrategia de desarrollo que tiene como protagonista al Estado.
Respecto de la recaudación no hay grandes cambios conceptuales y concretos en la estructura tributaria de décadas anteriores. Este campo presenta importantes desafíos, es cierto. Pero no es menor que las inspecciones sobre grandes campos y/ o grandes empresas terminan mejorando los aportes que estos agentes efectúan. La estructura tributaria regresiva no es modificada, cierto, pero la recaudación presenta de hecho una mejora progresiva.
Uno de los pilares del modelo tiene que ver con el superávit de la balanza comercial y el de la diferencia entre recaudación y gastos antes del pago de la deuda, esta característica del modelo incide sobre la legitimidad del comportamiento de las cuentas públicas. Ver gráfico 2.
Gráfico 2 (click para agrandar):
Las diferencias con los noventa en lo que hace a la legitimidad de estas variables son notorias. No completas, el camino es largo, pero existe una clara evidencia de que existe otra legitmidad.
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