El Estado argentino futuro y el mapa de actores económicos
La historia muestra que el camino hacia el desarrollo tiene tres pilares: una macroeconomía más o menos estable, una relación manejable entre inflación y redistribución equitativa, y un nivel de endeudamiento que no ahogue la posibilidad del Estado de implementar políticas de desarrollo industrial y social. Es verdad que en la coyuntura actual esto debe hacerse cuidando la mejora continua y de largo plazo del balance de pagos, y para ello se necesita planificación antes que un salto al vacío.
El Estado en estos 12 años tomó posición, no fue imparcial, como siempre. Nunca es imparcial, pero la pregunta es qué parcialidad le pedimos.
No es lo mismo sostener el poder adquisitivo del salario, proteger la industria, cuidar que no haya una inundación de bienes importados, tomar posición en empresas estratégicas, tomar partido desde el BCRA, favorecer la redistribución del ingreso o mejorar la infraestructura productiva y para la competitividad de la economía, que liberar todas las amarras a las fuerzas del capital para que esté tenga su propia capacidad “regulatoria”.
Detrás de estas lógicas de acción estatal los actores se configuran cuidando sus intereses. A veces en conjunto y a veces por separado.
Sucintamente, se puede hacer un repaso de los intereses de corporaciones y sectores. De modo que la Unión Industrial Argentina (UIA) prefiere un tipo de cambio alto, con sueldos en dólares bajos, para mejorar la competitividad de sus productos en el exterior. Es cierto que muchas veces el mercado interno ayuda mucho al consumo de productos industriales, pero lo es también que esta entidad prefiere mejorar la competitividad hacía afuera antes que mejorar sueldos hacía adentro. Este sector precisa al Estado para protegerse y a la transferencia de recursos desde el campo, para comprar bienes de capital.
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