Baja el dólar blue: 2 ó 3 conceptos

Creo que este año, en el que hemos visto a dos presidentes del BCRA, con distintas características, nos ha permitido profundizar una idea: el clima de negocios y las buenas expectativas (ambas cosas vinculadas con la liberalización y el dejar hacer, a los grandes jugadores) son menos funcionales a sostener las variables a favor del conjunto que el control, la conducción, el castigo y el Estado fuerte en el ordenamiento de variables.

Cuando algo que se controla baja en vez de subir, el problema no es de oferta y demanda (si se controla algo que tiene mucha demanda, su precio sube), sino de corridas y especulaciones que buscan dañar no sólo la moneda local, sino al gobierno que la sostiene y a los sectores populares que tienen ingresos en pesos. O sea, si el precio baja a partir de mayor control, eso sólo puede vincularse con un impacto de ese control sobre la demanda.

Hoy en día el precio del dólar no está un lugar de equilibrio libre. Pero nunca un equilibrio libre favoreció al conjunto de la población. El desarrollo social e industrial sólo es posible desde la construcción de desequilibrios marginales que fuercen la estructura a posiciones más avanzadas en el desarrollo y la igualdad social.

El desafío del gobierno es que el precio del dólar oficial tenga un consenso generalizado, y eso tiene que ver con un equilibrio sobre todo político, que fuerce a los grandes jugadores a operar con este valor con los tiempos y las formas institucionalmente establecidas. El desafío es que el precio del dólar oficial sea aceptado y su lugar como arena de disputa distributiva sea minimizado, conteniendo a los interesados en dar esa batalla (con coerción y consenso) y su precio pueda así sostenerse en el tiempo, sin nuevos shocks.

Para esto último se precisa jugar con todas las herramientas al alcance del Estado, para evitar presiones (leyes de protección y competencia), y seguir buscando nuevos ingresos de divisas por el lado capital y financiero. El control termina generando mejor clima de negocios real que la liberalización de los mercados sin ninguna estrategia de conjunto.




Las presiones devaluacionistas claramente buscan generar que el Estado ponga más pesos por cada dólar. Que cada dólar se refleje en más pesos, cosa que genera un aumento del poder adquisitivo del dólar en un momento inmediato. Y beneficia a los exportadores, y a los que tienen activos en dólares.

Pero una devaluación trae consecuencias. Positivas: mayor superávit comercial en pesos, y posiblemente en dólares por la escala, posible aumento de reservas, menor tensión con los actores con poder de daño. Negativas: destrucción inmediata del poder adquisitivo del salario por la "importación" en el mercado interno del precio en pesos de los bienes en el exterior, disminución de la demanda agregada, expulsión de mano de obra vinculada con el mercado interno, aumento de la pobreza y la indigencia, concentración de la economía, dominio político por parte de los actores beneficiados.

Las negativas pesan más que las positivas.

La Argentina vivió una hiper (para no ir más atrás) donde el dólar no paraba de crecer, y eso volteó un gobierno en 1989, tras una fuerte destrucción del tejido social y productivo. Lo cual generó una base material y cultural propicia para el establecimiento del neoliberalismo que llevó a más destrucción y desindustrialización. También vivió la implosión neoliberal de endeudamiento y destrucción social/ industrial/ cultural basada en la entrega de la política monetaria, fiscal, comercial y cambiaria, que volteó otro gobierno en 2001.

La devaluación de 2002 que benefició a la gran industria (y a los agentes concentrados en general, vinculados con las exportaciones de transables) destruyó aún más el poder adquisitivo del salario.

Recién en 2003 se empezó a hacer otra cosa. Equilibrando la producción y el poder adquisitivo de los ingresos.

Mientras tanto, no es común que un presidente del BCRA hable de "lucha ideológica y cultural" (como dijo Vanoli). ¿Acaso no lo es, desde siempre? 

Comentarios

Y si don hache...

Lo que (creo) hemos "conversado" varias veces con anterioridad: hay que rosquear, politiquear lo que sea pero algún palo tenés que tirar cuando loa situación lo amerita si no....

Saludos
Hache dijo…
Además existe una cultura del ir por todo en la patria financiera, que tiene más que ver con que el otro no saque ventajas que con las verdaderas ganas de ir por todo (en definitiva las decisiones las toman las personas). Creo, o me gustaría creer ¿iluso? que muchos de estos personajes hasta sienten alivio cuando ven que la competencia con el "par" no es tan feroz por los controles... Digo, para pensar.
No estoy seguro de haber entendido correctamente lo que que quisiste decir pero, si te referís a las confabulaciones o conspiraciones, al menos por el momento sólo se puede asegurar que, si existen -al menos algunos hay-, no tienen el suficiente poder como para generar el efecto manada.

Y en este aspecto el colectivo UIA y el comportamiento de sus subespecies a partir del rol del Foro de Convergencia por tomar un hecho bastante ventilado, es una clara muestra de "la grieta" ja ja...

Encima si el que delinque se lo pena.... ¿batalla cultural?


Saludos y ¡¡¡vamo' que falta menos de 2 meses y seguimo' aguantando la parada ehhh!!! aunque hay que prepararse para el embate diciembrero, a esta altura un clásico del ciclo
Hache dijo…
Lo que planteo es que no son solo conspiraciones, también existe una insana "competencia" interempresaria por ser el que más ventaja saca del sistema. Y que nada mejor que mejorar el sistema para evitarlo. Es hipótesis

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