¿Kirchnerismo y armonía de clases?
La presidenta cargó de simbolismo su presentación del Plan Estratégico Agroalimentario 2020, este lunes pasado.
En efecto, en parte porque la presentación la hizo desde Tecnopolis. Y en parte porque hizo mención a la armonía de sectores. Un objetivo peronista si los hay.
La presidenta dijo en su discurso que:
"Pero no podemos esperar finalmente que todo provenga de quien tiene en este momento la responsabilidad de ser presidente de la República o gobernadores o intendentes. El Presidente, la Presidenta, los gobernadores, las gobernadoras, los intendentes, todo el poder público, todo el Estado tiene que articular fuertemente en todos y cada una de las regiones con el sector privado para poder hacer ese círculo armonioso, que digo yo, de Estado y mercado."
La industria es más inclusiva que el campo en la Argentina. Por eso somos industrialistas. Pero el campo es central porque ahí se encuentran nuestras ventajas comparativas tradicionales. El significante de hacer esta clase de anuncios desde Tecnopolis refleja otra novedad (de los últimos años): el Estado va a trabajar para que estos sectores trabajen conjunto en función del desarrollo económico y social.
El Estado es el gran articulador que debe trabajar para superar los cuellos de botella, los stops & go y/ o la enfermedad holandesa. Y con el apoyo de la sociedad superando el 50% de los votos, el gobierno se anima a configurar un Estado que busque una armonía en función del bienestar social. Existen intereses en contra de esta posición, pero la "Fuerza de Cristina" promueve que bajen las banderas de sus egoísmos.
La historia ya nos enseñó que no puede haber un mercado inclusivo sin un Estado activo que articule, y sobretodo regule, los comportamientos de los agentes económicos en el interior de la sociedad. Es una forma de organización de la sociedad imprescindible: sin la presencia de un Estado fuerte, activo, articulador de actores y regulador, el objetivo de la igualdad y el bienestar social, dados por la inclusión, es sólo un ardid discursivo como la "revolución productiva".
La armonía de clases es un horizonte, una guía, no es una situación alcanzable de manera permanente, pero si una utopía que sirve para preceder y presidir las acciones del Estado como articulador de intereses.
Hablar de armonía de clases es una exageración, está claro, en este caso se trata de articular sectores. Sin embargo, los distintos pasos dados en función de un objetivo conjunto de igualdad y crecimiento, entre los trabajadores y las patronales, como es el caso del acuerdo por el salario mínimo, se pueden enmarcar dentro del horizonte peronista de la armonía de clases.
La gobernabilidad, la legitimidad y la capacidad en este momento están del lado del gobierno, como nunca antes en la historia argentina. La apuesta es aprovechar esta coyuntura. Es en este sentido que todos (y todas) estamos convocados a sostener esta apuesta, porque del éxito de estas políticas depende la institucionalización de una sociedad más justa.
Comentarios
¿Y habremos aprendido la mayoría de los argentinos lo que la historia nos enseñó?, esa es mi gran intriga...