La cultura, la ideología y lo político
La Cultura. Cuando nos referimos a una actitud social o individual como cultural hablamos del sentido común que reina en nuestra sociedad.
Códigos, gustos artísticos, puntos de vista relativos, pautas, reglas, comportamientos según el status, todo esto sería cultural.
Si alguien que maneja otros códigos culturales viene a nuestra sociedad e intenta comprender cómo actuamos suponemos que no lo lograría jamás ¿Por qué actuamos distinto cuando estamos arriba de un auto y no dejamos pasar a los peatones, que cuando somos peatones y nos importa poco cruzar en rojo o por la mitad de la calle? Es cultural, dicen.
¿Por qué tiramos un caño imposible en vez de pasarla al que está solo frente al arco? ¿Por qué desistimos de ir a la cita con el chico soñado si creemos que estamos mal vestidas? ¿Por qué le corremos la mirada al chico que tanto nos gusta si lo que más deseamos es que nos venga a hablar? ¿Por qué no nos animamos a hablarle a la que siguen todos con la mirada? ¿Por qué queremos cambiar un gobierno que, por ejemplo, sostiene una macroeconomía que favorece a todos los sectores y especialmente a los empresarios? ¿Por qué votamos a un gobierno que es protagonista de casos de corrupción, de casos de negocios confusos, que es garantista, que su presidenta compra carteras, que no hace nada contra la inseguridad, ni contra la inflación que sus políticas genera?
Es cultural. ¿A qué parte de nuestra cultura señala cada actitud de cada sector? Por ejemplo, la mayoría que vota a Cristina Kirchner, ¿por qué lo hace? Estos días surgieron innumerables análisis intentando explicar eso. Obviamente, no hay una explicación restringida sólo a lo cultural.
Las explicación con énfasis en lo cultural no suelen ser optimistas, dado que lo cultural es ciertamente una estructura dada que es muy difícil de modificar (reglas), y lo inflexible tiene (eufemísticamente) mala prensa.
La ideología. La ideología es un concepto más científico, aunque blando como cualquier concepto de las ciencias sociales. Cuando hablamos de ideología hacemos mención a posiciones tomadas con pretensión de validez respecto a distintos temas y en función de un marco teórico previo que le da sustento.
Entran aquí a jugar otras variables, el consenso ideológico para sostener por ejemplo el sistema capitalista de producción entraría en este aspecto. La superestructura marxista que consolida los lazos sociales en función de ciertas relaciones sociales de producción (actualmente las capitalistas) funciona como un rizoma que fortalece las redes sociales reales en función de la hegemonía capitalista, que requiere no sólo de coerción sino fundamentalmente de consenso, sobre el rol del Estado como aspecto político de consolidación de las relaciones de producción.
Biolcati nos trae un claro ejemplo de lo que significa esto. Posturas que olvidan lo material, que olvidan si les va bien o mal dentro de un modelo. Posturas que no contemplan si el gobierno hace las cosas para que al campo le vaya mejor que nunca y lo critican, no porque las retenciones (derechos de exportación) sean altas o bajas, sino porque tienen una postura a favor de "achicar el estado para agrandar la nación" que está grabada en la memoria rom de estos sectores, sino que principalmente le critican al gobierno haber llevado al Estado a una participación (rol) inédita en la puja distributiva. Eso es ideología. Hasta Lavagna lo dijo en más de una oportunidad (por ejemplo, aquí y aquí). Odian al Estado, porque éste no les permite hacer lo que quieren, sino que institucionaliza sus acciones en un marco general de articulación social.
Es curioso cómo del otro lado, desde el sector reaccionario del campo también imputan dolo de ideología en primer grado al gobierno como si eso fuera un demonio a desterrar. No hay dudas: un Estado ausente favorece al actor más grande de la economía (o del sector desregulado) y a la concentración de la misma. Esto no se dice, por supuesto. El Estado activo está para equilibrar la ecuación en contra de la explotación usurera sobre los que menos tienen (al contrario de la dictadura y noventas). Y claro que esto es ideología, es la ideología del bienestar social, y muy bienvenida está.
Lo político. Una forma de entender lo político que resulta apropiada está vinculada con las relaciones de fuerza y con la construcción de poder para transformar la realidad. Esta construcción es fundamental.
Lo ideológico se relaciona con lo político por cuanto esa construcción de poder responde a convicciones ideológicas respecto de la organización interna de actores que se da una sociedad, en base a la articulación del Estado capitalista.
Toda esta discusión respecto del rol del Estado es ideológica y vinculada a lo político, al poder. Una buena base de poder hace de espalda política para poder traccionar los ideales del gobierno (el proyecto del gobierno) hacia la gestión. El poder hace a la gobernabilidad del sistema. Apoyar a un gobierno ideológicamente debería estar en sintonía con apoyar esa construcción de poder. Por el contrario, estar en contra de él obliga a posiciones -ideológicas- en contra de esta construcción de poder y a favor de otras (caso Biolcati, Magnetto, etc.).
Lo político es naturalmente agonal, una mirada estructural y realista es fundamental si se pretende consolidar el pensamiento común -coyuntural- en favor de las políticas que materialmente benefician a la sociedad en su conjunto. La institucionalización también es cultural. Y requiere una construcción de poder que aporte a la consolidación ideológica del sistema. El tiempo ayuda a esta constitución.
Mucho se habla de la ideología, de la cultura y de lo político en los medios de comunicación. Este post intenta poner alguito de claridad sobre conceptos que para nada se pueden tratar livianamente.
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