¿Gracias Macri?

El macrismo ya tiene 3 etapas bastante distintas: a) la etapa pura, la que coincide directamente con lo que esperábamos de él, el partido que incluso podía ganar elecciones abriendo la economía y endeudándose para sostener la estabilidad del tipo de cambio, que duró, lo que duró (!?) entre que asumió y abril de 2018, 4 meses después de haber logrado la última colocación en el exterior; b) entre entonces y el 11 de agosto, que es la etapa del FMI con ajuste y devaluación; c) el FMI tampoco alcanzó, por lo tanto comenzó una tercera etapa en la que vivimos el final de fiesta con default y control de cambios.

Macri va derechito a terminar su gobierno peor que como empezó: control de cambios, default, retenciones (que no aplica a sus dogmas), FMI, corrida financiera y temor de corrida bancaria, y la pérdida absoluta de la soberanía fiscal y monetaria para poder atender intereses y vencimientos de deuda. Es una locura, porque la idea de poner un control de cambios tenía que ver con evitar el uso de dólares en cuestiones disvaliosas para el país como es la especulación y la fuga (la formación de activos externos ya superó los usd 75.000M desde 2015), y de ese modo cuidar los niveles de pobreza, indigencia, empleo, poder adquisitivo del salario. Ahora tenemos absolutamente todo junto, es un Aleph de plagas y calamidades: pobreza en 35,2%, desempleo en 2 dígitos arriba de 10%, proyecciones de caída industrial de 17% en 4 años, 150.000 empleos industriales formales perdidos en ese lapso (tema crucial, ver imagen).

Pero no termina ahí, en cada etapa de las descriptas, incluso en la última siempre hubo beneficio para algunos exportadores, algunas petroleras, especuladores, acreedores, capitales globales o bancos extranjeros. Es cierto que en cada etapa se complicó aún más. Pero incluso en esta última etapa, por lo menos en los días que lleva, sigue habiendo posibilidades de valorización financiera, claro, ya para un selecto y reducido grupo, y por plazos muy pequeños, que hace imposible el acceso al beneficio para gente común. Una inquietud posible es tener en cuenta que cada vez que el dólar nominal baja, mucho poco, en plazos rápidos o más extensos, hay gente que está ganando plata financiera, que posiblemente compite con ganancias comerciales o productivas. Cada vez que alguien en la Argentina gana un dólar financiero, en un marco de restricción externa y caída de la producción, está perjudicando la salida de la crisis.

En resumen, la crisis que ya no es asintomática, sino que, por el contrario, es clarmanente palpable se agranda cada día, y la cuenta es transferida inmediatamente a los trabajadores y a la economía real. Esto es consecuencia de la incomprensión por parte de la ortodoxia neoliberal que gobernó estos años acerca de la importancia de gobernar el sector externo. Recién en la etapa c) mencionada al principio parece que lo entendieron, pero aún sin los candados suficientes para que frene el sangrado, el torniquete sigue teniendo agujeros que beneficia a los pocos que tienen capacidad de operar desde el anonimato de los mercados globales.

Por lo tanto, de lo único que cabe darle las gracias al gobierno de Macri tras estos 4 años es de haber demostrado que la flexibilización no trae inversiones concretas, sólo especulación, que la búsqueda de ganancias para pocos sectores no tiene ningún derrame y que la economía sólo funciona cuando el Estado distribuye los recursos (genuinos) de abajo hacía arriba (consumo, empleo formal, inversión pública real) pero con crecimiento, promoción industrial, productividad, empresas como YPF e Invap, y tecnología.

Quizá haya cierto gusto por parte de algunos de consolidar una Argentina subordinada a intereses foráneos. Gracias Macri, "vuelva prontos". No, mentira, mejor no.



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