La importancia del poder en la concreción de la política
Weber define al poder como “la posibilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”. Considera que el concepto de poder es ”sociológicamente amorfo”, con una dimensión escasa en matices y relieves y por ende menos relevante que el de dominación. La dominación, existe o se manifiesta, no solamente cuando se tiene la capacidad de imponer una voluntad determinada sino cuando ésta va acompañada por una probable obediencia de él o los destinatarios de dicha imposición (la “legitimidad” de una dominación debe considerarse sólo como una probabilidad, la de ser tratada prácticamente como tal y mantenida en una proporción importante) entonces, la dominación es una modalidad de poder donde existe la clara voluntad de obedecer por parte de la instancia subordinada.
Muy interesante, Max, pero pero no se entiende un pepino. ¿Amorfo? Una que sepamos todos, por favor.
¿Quién sigue? ¿Alumno Carlos Matus? ¿Qué nos puede decir sobre la importancia del poder en la bajada a la realidad de un andamiaje de ideas?
Para Matus es posible pensar en un triángulo de gobierno, en cuyos vértices se encuentran el programa de gobierno (lo que se pretende hacer), la gobernabilidad del sistema social (el manejo de más o menos variables que son resortes de poder) y la capacidad de gobierno (el conocimiento sobre las materias de acción estatal). Estos vértices conforman un sistema de relaciones en el que descansa la eficacia del proyecto de gobierno.
Está cerca de lo que se quiere decir. Pero todavía no nos alcanza.
En este post se pretende continuar desde la idea de Matus (aunque con una mirada propia y pragmática), el sistema está conformado por tres variables. Una de ellas tiene que ver con la política: con los objetivos del gobierno, cuyo conjunto de objetivos forman el proyecto de gobierno. Otra tiene que ver con la construcción de poder; y la tercera con la capacidad para gestionar.
El triángulo nos indica que una relación de fuerzas favorables, una construcción de poder que permita el control sobre los actores que son, a su vez, resortes de poder, viabiliza que el paso desde las políticas hacia la gestión sea más lineal. Es decir, cuanto mayor sea la construcción de poder, más probabilidades de que la gestión a cargo del Estado pueda actuar sin fisuras conforme el proyecto de gobierno.
Ahora, la construcción de poder tendrá que ver con la posición de los actores en función del mayor o menor acuerdo con las políticas del gobierno. Cuanto mayor se la inclusión de actores, mayor será el poder construído. Al mismo tiempo, la capacidad de gestionar correctamente el aparato del Estado se vincula con la formación de los técnicos, la claridad del proyecto y el poder para traccionar la política en la gestión.
Según dónde se haga hincapié, tendremos distintas formas de entender la manera cómo se resuelve el conflicto político y social. Son tipos ideales (para algo nos iba a servir Weber) en la práctica opera una combinación. Si el foco se pone en la capacidad de gestión estaremos en presencia de técnicos. Si, en cambio, se pone en el proyecto presenciaremos estilos más idealistas.
Los que creemos que el mayor peso está en la variable del triángulo restante, en la construcción de poder, probablemente por momentos seamos señalados como pragmáticos. Está claro que, como todo sistema, debe alcanzar un equilibrio para funcionar bien. La posición aquí asumida es que ese equilibrio se consigue empezando por una construcción de poder que motorice una relación de fuerzas favorables a encarar un particular proyecto de gobierno y a regenerar el tejido técnico al interior del Estado.
El poder es el medio. La concreción del proyecto de gobierno gracias a la gestión del aparato del Estado, el fin inicial. En el largo plazo, el equilibrio, el fin último.
Comentarios
En la blogosfera algunos pensamos que en estos años K el lado que descompensó el triangulo fue justamente la capacidad de gestión.
En este caso lo que quiero decir es que para mí nada es más importante que la construcción de poder. Recién a partir de ella, para mí (que admito mi mirada pragmática) se pueden hacer cosas. Incluso el equilibrio del sistema para mí depende de que tengas las relaciones de fuerza a favor.
No es exactamente lo que dice Matus. Sabemos que nuestro buen chileno pecaba de idealista.
El triángulo podría ser equilátero alegremente si no hubiera fuerzas externas (e internas) que quieren poner un cuadrado (?). Se defiende y se crece desde esa base de poder.