Ingenuidad, interés o brazos de comunicación, el caso José López



La corrupción no tiene ideología. Debe ser atacada sin discusión. Pero esto, en la Argentina, requiere una discusión muy de fondo.

El enfoque que muchos medios le dan a los casos de corrupción reviste una impronta profundamente política: la corrupción de empresa aparece como una cuestión de negocios y termina analizándose en base al mérito privado, aunque esos negocios sean con el Estado, la corrupción de los funcionarios, sin empresa, en cambio sí es presentada como un robo directo a todos los argentinos. En el medio nadie habla de monopolios, de explotación de rentas, de decisiones que transfieren ingresos, de mayor o menor amistad con los bancos, que pueden esconder o exponer a cualquier individuo.

La colocación de U$16.500 millones de nueva deuda, con un saldo de U$350 millones de ganancia para los bancos colocadores (JP, HSBC, Citi, etc), en el marco del pago a buitres, que recibieron sólo U$9.000 de esos, la destrucción de los mecanismos de regulación financiera en la Argentina, desde la desmantelación de la UIF hasta la liberalización del spread de los bancos, un gobierno que sigue colocando deuda mientras se le aprecia el peso, pero sin que los precios internos bajen del nivel alcanzado cuando el dólar llegó a $16, o tarifas que aumentan con beneficio para las empresas más que para las arcas del Estado, desprotección comercial, ajuste fiscal, contracción monetaria, una política de ingresos a la baja. O la insustentabilidad de los flujos de la seguridad social (que permitieron llevar la cobertura de jubilaciones al 97% de los viejos) expresados en una estrategia de desguace del FGS, en el marco de una ley de blanqueo de dinero sucio son temas menores. Todo esto no reviste un análisis de connivencia entre sectores concentrados y gobierno, entre Ceos de empresas y sus ex empresas, entre amigos de bancos ahora en el gobierno y los bancos mismos, lo cual sería asimismo corrupción. Y endeudarse además deja un problema de flujos y condiciones que no se desarma descubriendo a los culpables. No se habla de esto. Para nada. De hecho, descubrir algún corrupto hace que no se hable nada de esto.

Hoy escuchaba a Nelson Castro diciendo que acá no hubo un proyecto de inclusión, sino uno de corrupción que utilizó la inclusión para ocultar los verdaderos propósitos. Es contundente. “La constatación de una dirigencia insensible, que gobernó sin escrúpulos en un país donde el 30 por ciento de su población está bajo el umbral de la pobreza” dice Morales Solá. Leuco a su vez, afirma que la captura de José López, “en primera instancia, confirma que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner fueron los años más corruptos de la historia argentina”.

Y da pena. 

Porque la mayoría de nosotros no tenemos ningún amor hacía ningún funcionario, sino hacia las políticas, como las descriptas, entre muchas otras, la corrupción es enemiga número uno de un proyecto que tiene que ser amigo de la democracia, porque la construcción de la verdadera democracia indica transparencia. Hay un claro problema de fondo, hay sectores concentrados que no miran la corrupción cuando sienten que esa diferencia se hace gracias a los impuestos sobre sectores populares (esto ocurrió entre 1976 y 2003), pero si sienten que esa corrupción se vincula con impuestos sobre sectores concentrados se genera un tablero de persecuciones muy grande.
 
Así las cosas, un proyecto de redistribución debe ser el más transparente de todos, y esa transparencia incluye la construcción de consensos entre los sectores favorecidos. No se puede redistribuir a favor de los sectores más bajos, cosa que favorece a la clase media, y ponerse al mismo tiempo a gran parte de esos sectores bajos y medios en contra, algo en esa lógica no está bien. Y es infantil echarle la culpa a los medios.

Los medios juegan un rol en este capitalismo latinoamericano que estamos describiendo, pero de ningún modo cabe pensarse que son elementos centrales en esta construcción.

La corrupción existe desde el virreinato, y ciertamente los gobiernos que generaron una redistribución peleándose con sectores financieros transnacionales, con multinacionales o con el sector agrario, o con grandes empresas locales, difícilmente sean los más corruptos, básicamente porque se pelean con los que más plata mueven en este mundo global.

Muchos defendemos el Estado interventor porque entendemos que si en un país que es competitivo en el sector agropeacuario (sin trabajo para todos) no hay política, tampoco habrá trabajo. Y esto requiere articular con el sector agropecuario no ponérselo de culo, o por lo menos no tanto. No descubrimos la corrupción ayer. Pero como hay corruptos que son usados para tachar el rol del Estado (porque usan a esos corruptos para cambiar el gobierno y traer otro igual de corrupto pero que defiende otro rol del Estado) entonces nos vemos en la obligación de hablar de otra cosa. Y acá volvemos a una idea madre, la ausencia de consensos entre clases, producto de la desigualdad social que hace en sí misma procíclica la capacidad para construir consensos. 

Si todos (todo entendido como la gran mayoría de todas las clases) estuviéramos de acuerdo con las políticas del Estado, todos estaríamos de acuerdo en perseguir a todos los corruptos sin ninguna discusión, porque sabríamos que las políticas centrales no dependen de los cambios de gobierno. Esto pasa en los países desarrollados, tienen más consenso y por consiguiente hay menos corrupción, porque todos saben que serán igualmente perseguidos. No habría así blindajes financieros mediáticos para unos o de plazas llenas para otros.

La única forma de construir un Estado pensando en el desarrollo de largo plazo es tejer puentes con consensos entre distintos sectores, incluyendo a sectores que hoy no tienen representación organizada, como los sectores más pobres y sin trabajo formal.

Comentarios

Alcides Acevedo dijo…
Mirá Herrera: mi más sentido pésame, acaba de morir el kirchnerismo.

Y no te hagas el boludo, no vengas a hablar de monopolios y corporaciones, en la obra pública el sujeto activo en términos de corrupción era el gobierno ¿está claro?

Otra cosita, este López y Jaime acompañan a los Kirchner desde que asumió como intendente en Río Gallegos, son muchos años cuando decimos López decimos Cristina, que te quede claro.
Hache dijo…
Fijate que vos no respondes a mi post, es al revés, mi post responde lo que vos decís. Así que leelo de vuelta.
Alcides Acevedo dijo…
Mirá te contesto solamente por lo que decís de FGS: ¿me estás jodiendo?

Esos fondos se están licuando desde el día que nacieron, un fondo que financia compras en cuotas a tasa cero o a empresas multinacionales para que hagan inversiones a tasa negativa,no sé...

Lo mismo que planteás de la tasa de covertura previsional del 97%, eso se consiguió a costa de mantener planchadas las jubilaciones normales lo que generó una avalacha de juicios que ahora hay que pagar ¿con qué dinero sino el mismísimo FGS?

No te entiendo, no terminás de acusar el durísimo golpe, debe ser terrible.
Anónimo dijo…
Algunos no terminan de entender en su estrechez de mirada, que otros hacemos política para cambiar esa forma de pensar, esa estupidez de "tu proyecto está muerto porque te encontraron un funcionario corrupto". Y no para conchabar un cargo, que nunca tuvimos por otra parte.

No querido, no. Hoy soy más kirchnerista que nunca. Y no puede morir lo que se lleva adelante con ideas bien planteadas. Sigo pensando y actuando exactamente igual que hace 12 años, que hace uno y en adelante, igual.

Estoy tan seguro de esto, a pesar de dudar de todo, porque tu respuesta al post me lo confirma. En ese sentido, gracias.

Saludos
Ladislao
claudia dijo…
Hernán, mis felicitaciones a tu post. No es tan extensa la capacidad de percibir estructura. Y vos la rescatás de entre la maraña de hechos confusos. Sin duda que el consenso de clases es insoslayable no sólo para cualquier desarrollo sino para garantizar la convivencia misma. Mucho me temo que aquí, por largo tiempo, éste sea impracticable. Porque falta su valor antecesor e inmediato: prójimo. saludos.
Anónimo dijo…
Palabras necesarias para mantener la cabeza fría y no abandonar las ideas en estos momentos tan oscuros.
Gracias.
Mariano T. dijo…
Alguien dijo "No sigan hombres, sigan ideas"
Eso evita
1) Decepciones y sapos
2) Terminar bancando lo que siempre se criticó en otros

Que las ideas que cada uno defiende, se impongan o se descarten por si mismas, no por las flaquezas o renuncios de los hombres o mujeres que las toman, o simulan tomarlas.
Unknown dijo…
Impecable Herrera, como siempre. No le des bola al tal Alcides, opina como arrendatario pero debe ser un peón, estimo que padece sindrome de Estocolmo. Fijese que el mismo Alcides expone que el gobierno anterior malgasto los fondos de los jubilados invirtiéndolos en su mercado interno. Adonde el ve una descapitalización de los fondos, yo veo capitalización en consumo que equivaldría a mayor empleo. Ademas el mismo Alcides se olvida o no cita que esos fondos anteriormente estaban en manos privadas "jugando a la timba financiera".

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