Una carta para la liberación (?)

La vidriera política siempre fue así. Los principales diarios y grupos económicos de la Argentina no son antioficialistas porque sí. En general siempre que un gobierno está en la recta final se ponen en contra, como camino para condicionar al siguiente gobierno. 

Pero en este caso, no sólo están pensando en el dominio del futuro, sino que les molesta bastante el presente, y el pasado que le dio forma a este presente. Que buscan modificar, más por pegarle a los funcionarios que a las medidas, porque es más fácil, más vacío, con menos contenido. 

Eso lleva a que, bajo un estado de emoción, cualquier cosa sirva para decir algo que debilite al gobierno, es usada sin ninguna prudencia. Como tomar posición entre dos posturas sobre una carta que no se sabía de dónde había salido. 

Creo que a esta altura la discusión no pasa por si la carta enviada por el Papa a Cristina Kirchner era verdadera o no. Ni mucho menos por su contenido, que era absolutamente normal y posible (aunque es probable que el mismo contenido haya sido parte de un debate en algún lado). Quizá sí, un poco más, por entender los fuertes intereses que existen contra el gobierno de la Argentina y contra cualquiera que diga una palabra de apoyo. Incluso al interior de cada institución se dan estas pujas, faltando a históricas verticalidades, y demostrando que la verticalidad existe, sobre todo, cuando se está de acuerdo. 

La discusión pasa por otro lado: existe una clara utilización mediática para influir sobre personas, laburantes, trabajadores, desocupados, sectores populares, alejados de la política, con el objetivo de distraer de cualquier elemento que genere su conciencia social. Y en este problema no están sólo los medios, todos, también está el gobierno que no halla los mecanismos comunicacionales para resolver gradualmente esta cuestión. 

La política de las selfies, los chistes de Carrió por twitter, firmas contra la reforma del Código Penal (en vez de firmas a favor de un cierto Código Penal), Campagnoli, el testigo que se fue, un "Plan Antiinflacionario" como respuesta válida para atacar la inflación, etc. 

Todas estas cosas distraen de las cuestiones que realmente nos afectan, que afectan el desarrollo, la distribución del ingreso, la igualdad, la mejora de servicios públicos, la recuperación de los sectores sociales postergados. 

¿Por qué alguien que pierde tiempo en estas cosas se hará algún espacio de tiempo para entender qué intereses tienen los exportadores, qué nivel de dólar están dispuestos a validar para sostenerlo o presionarlo, o cuál es la diferencia entre tipo de cambio apreciado con administración del comercio exterior o con apertura comercial?