Concordia no neutral y restricción externa


La idea que busco transmitir en este post es la importancia central que tiene para la coyuntura actual, la restricción externa que sufre la Argentina, que generó consecuencias desde fines de 2011. Consecuencias que se vinculan con ciertas decisiones políticas de parte del gobierno nacional, relacionadas sobre todo con sostener el poder adquisitivo de los sectores trabajadores.

Primero que nada, se debe hacer una digresión: nunca una crisis tan fuerte como la de 2001, vinculada también con el sector externo, se había resuelto buscando mejorar el poder adquisitivo de la población en tan corto plazo, y con éxito. La demanda agregada interna es una gran ganadora de estos años, y eso tiene que ver con mayor consumo de todos los sectores sociales. En este sentido, posponer la resolución definitiva del problema de la deuda durante todos estos años cobra un interés social ineludible, en todo análisis.

Ahora, superado el pozo de 2001/2002, se busca resolver la restricción externa, que creció, con distintas herramientas. El aumento de tasas y la absorción/ estirilización de pesos por parte del banco central, buscan frenar la presión sobre el tipo de cambio que ejerce el dólar paralelo, en el frente interno. Mientras que el arreglo de la deuda en default con los distintos acreedores, como el éxito de la negociación con el Club de París (que se logró sin el FMI y sin condicionalidades sobre qué se debe hacer con el déficit público, tema fundamental) busca abrir de vuelta la oportunidad de que la Argentina pueda financiar deuda a tasas aceptables, para no tener que seguir pagando capital con reservas, y así evitar el riesgo de nuevos shocks cambiarios (devaluaciones fuertes, que enfrían la economía y afectan el empleo). Además, ordenar el frente externo hace más factible el ingreso de inversiones extranjeras, por ejemplo para invertir en Vaca Muerta, etc.

En este contexto, ahora se abre un nuevo desafío, vinculado con el andamiaje institucional. Los capitales que entran y las coaliciones de capital deben darse sin exponer el bienestar de la población, por el contrario: más inversiones deben redundar en un mejor nivel de vida y una mayor igualdad social.

Por todo esto, los consensos hegemónicos frente a los ciclos del sector externo cobran vital importancia. Luego de la coalición entre multis, bancos estadounidenses y grupos económicos locales de los 90s, y luego del triunfo de los grandes exportadores de los 2000, en ambos casos con el apoyo de los sectores medios acomodados, ahora cabe profundizar lo sugerido desde 2011: la búsqueda de un crecimiento parejo de todos los sectores, con redistribución selectiva del ingreso, sin volver a concentrar la economía y sosteniendo los niveles de distribución del ingreso, pensando en el desarrollo industrial con innovación tecnológica, sin descuidar el gasto público como promotor del desarrollo y mejorando los servicios públicos en sintonía con estos avances. Se trata de sostener el control del Estado en la política económica.

Por lo cual, avanzar en el andamiaje institucional para que el próximo ciclo no sea una ruptura con el actual, sino una continuidad, con los cambios sobre lo que falta pero sin desatender las conquistas de estos años emerge como la principal cuestión que debemos mirar, incluso más que quien gane en 2015. En este sentido, viabilizar el ingreso de capitales, gracias a corregir la deuda aún en default, profundizar el Mercosur, y acercarse a nuevas alternativas de bloques multilaterales win - win (como podría ser el bloque de los BRICS) puede sentar las bases institucionales de un nuevo ciclo de acumulación, sin destruir las ventajas conseguidas mientras se pudo posponer el arreglo final del sector externo. Es la mejor forma de condicionar positivamente a un nuevo gobierno. Con condicionamientos estructurales con pie en el desarrollo y la inclusión. Para ello, el poder del Estado, de este Estado, debe ponerse en un todo a monitorear los nuevos reacomodamientos de la cúpula económica y las alianzas entre sectores del capital, para evitar que su consolidación sea en contra del interés de largo plazo de los sectores sociales que más precisan del Estado argentino.

Gráfico 1: sostenimiento del tipo de cambio estable, desde fines de 2011, con criterios de equilibrio de política económica, antes que con criterios de mercado.



Tanto el balance cambiario como el balance de pagos mostraban que la situación del sector externo comprometía el desarrollo alcanzado en los últimos 11 años. Sostener las políticas practicas entre 2011 y 2013 hubiera significado una perdida absoluta del control por parte del Estado sobre el poder de los grupos financieros y exportadores.

Gráfico 2: tendencia decreciente del saldo cambiario.



Gráfico 3: tendencia decreciente del saldo del balance de pagos.



Las transacciones cubiertas por la balanza de pagos más abarcativas que las cubiertas por la cambiaria, es decir, la balanza cambiaria es un registro de caja. No todas las operaciones contabilizadas en la balanza de pagos dan lugar a un reintegro o giro al exterior. Además, en la balanza de pagos las operaciones se contabilizan según fecha de contratación, en la cambiaria se registran según fecha de giro operación o reintegro de las divisas. La balanza cambiaria, asimismo, presenta las transacciones de divisas realizadas entre agentes de una economía en un período determinado, sin tener en cuenta el carácter de residencia de los mismos, en tanto que en la balanza de pagos solo se contabilizan operaciones entre residentes y no residentes.

Como puede verse la restricción externa generó un cuello de botella. Y eso activó, en la recta final del actual mandato gubernamental, la necesidad de corregir el presente para asegurar al futuro. 

Así el Estado se encuentra frente a un desafío: corregir y ordenar el sector externo sin poner en riesgo el poder adquisitivo de los trabajadores y de los sectores populares. Para ello, mientras corrige la relación con los acreedores mantiene la tendencia del gasto público y las inyecciones de inversión social (especialmente a cargo de la ANSES, que está en el orden de la mitad del presupuesto nacional). 

Gráfico 4: importancia del gasto público en el sostenimiento del grosor del mercado interno y de la fuentes de trabajo. 




De este modo el gasto público nacional aumentó en el primer cuatrimestre del año en el orden del 40%. Una suerte del colchón para el mercado interno. Esto último emerge como central para sostener el empleo, y que no baje el desempleo, o no baje más mientras el ordenamiento de otras variables enfrían el mercado interno.

En este sentido, si las reservas aumentan gracias a la liquidación de granos, a algunos créditos para obras, y a menores pagos de capital de deuda, el tipo de cambio de equilibrio se va a parecer cada vez más al actual, sin necesidades de nuevas devaluaciones en shock. Todo esto porque la Argentina todavía está resolviendo los problemas generados desde 1991, o incluso desde 1976.

Con esto resuelto, se sigue ganando en independencia económica y soberanía política, porque se pueden tomar decisiones en el presente sin comprometer el futuro. Y para que esto sea posible es cierto que se requiere concordia, y mucho Estado, para que ningún sector busque sacar ventajas lastimando a otros sectores.


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...es imprescindible que esto se materialice, no solamente en un puñado de ideas, en acciones o en gestión, significa que el conjunto del pueblo argentino, al que convoco en esta fiesta patria, a la unidad nacional, pero no a cualquier unidad, no me interesa la unidad nacional para volver para atrás, no me interesa la unidad nacional para no ocuparse de los pobres y de los excluidos, no me interesa la unidad nacional que me dice que tengo que decir que sí a culturas que no tienen nada que ver con nuestra historia ni con nuestras necesidades...
Cristina Kirchner, 25 de mayo de 2014

Comentarios

Alcides Acevedo dijo…
Mamita, te recomiendo agarrar los libros de economía y largar el verso vacío de contenido.

Repetir como un lora no sé qué cosa acerca de los "más humildes" y la "redistribución" del ingreso no va a solucionar los problemas, si tuvieras formación intelectual (más o menos de izquierda) podrías pensar en términos dialéticos, lo que para el caso argentino implica asociar la mejora en los niveles de consumo con la falta de dólares.

Cualquier mejora en la "distribución" del ingreso implica acercarse al abismo de la restricción externa ¿cuál es la salida?
Fácil: hay que hablar menos y laburar más, más inversión y menos consumo... desgraciadamente eso no garantiza el éxito electoral.
No está del todo mal ser pelotudo, pero pelotudo y darwinista como el salame que me antecede... tu mach.


So' viejo y grande ehhhh

Andá a estudiar historia de Noruega supersticioso Alcidote... ja ja...
Alcides Acevedo dijo…
Pobrecitos los peronistas, no les da la cabeza, no se les cae un argumento...


Bárbaro, pero les recuerdo: Fábrega reconoció que la devaluación fue una decisión correcta e inevitable.... no se trató de una conspiración del capital encabezado por Shell.


La mejora en la "distribución" del ingreso es inescindible del proceso de revaluación del peso.... la devaluación puso las cosas en su lugar.
Hache dijo…
Darwinista! Spencer era el otro, verdad? Y así estamos, tiran fruta y ya se creen verduleros. Notable

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