En Huracán bancando nuestro proyecto
Después de haber estado todo el día en Huracán, me interesaron algunas cositas.
Cristina Fernández de Kirchner dijo que: “Falta la construcción política e institucional que no haga depender la transformación y el cambio en una o dos personas. Ese es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos y los jóvenes: cómo hacer para que tanta lucha no sea en vano”.
Me gusta la sensación de que la presidenta ahora puede acercarse amablemente a la autocrítica y señalar lo que falta. Especialmente en casos como el citado. Hablar de la falta de construcción institucional es más una cuestión planteada por la oposición que por quienes nos sentimos representados por el proyecto. Esto nos dice que Cristina vuela cada vez más alto con sus ideas y tolerancia (intelectualización) pero cada vez está más cerca de la tierra con sus apreciaciones de la realidad (país real y concreto).
En este sentido se me ocurre que un nuevo desafío a superar, desde el proyecto, tiene que ver con saber mostrar que las faltas, fallas, equivocaciones o complicaciones que tiene el Proyecto Nacional y Popular se resuelven con más proyecto y no con menos. Con más Estado. Pero no cualquier Estado, sino uno que intervenga para equilibrar las desigualdades sociales y económicas donde sea preciso.
¿De qué estamos hablando? No sólo de crear nuevas estructuras del Estado que atiendan cada una de las necesidades sociales y las transforme en derecho, o que gestione las conquistas sociales ya logradas. Sino también de la difusión cultural vinculada con que esos derechos deben ser respetados por todos, porque si logramos que los sectores más pobres de la sociedad estén bien y disfruten de una calidad de vida digna, lograremos la grandeza de todos los demás sectores que viven en esta sociedad.
Para institucionalizar el cambio se requiere que el proyecto perdure por más tiempo. Porque el cambio es resistido, porque toca el poder de ciertos sectores, y la única forma de presentar batalla frente a estos fuertes actores que se oponen al cambio es con la profundización del proyecto.
11 de marzo de 2011.
Cristina Fernández de Kirchner dijo que: “Falta la construcción política e institucional que no haga depender la transformación y el cambio en una o dos personas. Ese es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos y los jóvenes: cómo hacer para que tanta lucha no sea en vano”.
Me gusta la sensación de que la presidenta ahora puede acercarse amablemente a la autocrítica y señalar lo que falta. Especialmente en casos como el citado. Hablar de la falta de construcción institucional es más una cuestión planteada por la oposición que por quienes nos sentimos representados por el proyecto. Esto nos dice que Cristina vuela cada vez más alto con sus ideas y tolerancia (intelectualización) pero cada vez está más cerca de la tierra con sus apreciaciones de la realidad (país real y concreto).
En este sentido se me ocurre que un nuevo desafío a superar, desde el proyecto, tiene que ver con saber mostrar que las faltas, fallas, equivocaciones o complicaciones que tiene el Proyecto Nacional y Popular se resuelven con más proyecto y no con menos. Con más Estado. Pero no cualquier Estado, sino uno que intervenga para equilibrar las desigualdades sociales y económicas donde sea preciso.
¿De qué estamos hablando? No sólo de crear nuevas estructuras del Estado que atiendan cada una de las necesidades sociales y las transforme en derecho, o que gestione las conquistas sociales ya logradas. Sino también de la difusión cultural vinculada con que esos derechos deben ser respetados por todos, porque si logramos que los sectores más pobres de la sociedad estén bien y disfruten de una calidad de vida digna, lograremos la grandeza de todos los demás sectores que viven en esta sociedad.
Para institucionalizar el cambio se requiere que el proyecto perdure por más tiempo. Porque el cambio es resistido, porque toca el poder de ciertos sectores, y la única forma de presentar batalla frente a estos fuertes actores que se oponen al cambio es con la profundización del proyecto.
11 de marzo de 2011.
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