Seguridad Jurídica

Uno de los elementos de Robert Dahl para su clasificación de poliarquía (democracia moderna) incluía que la política de gobierno debe depender del voto. Pero ese escenario, sabemos, no es automático. Detrás de los votos que valen todos lo mismo, hay relaciones de poder y agentes y actores que no tienen la misma fuerza. Por eso los cambios no son automáticos tras las elecciones. Y por eso se intenta establecer una mirada interesada de las cosas para formular o reformular los intereses de la mayoría.

¿Cobos votando en contra de los intereses del pueblo y a favor de los grandes del campo allá en el debate de la 125 fue un caso de seguridad jurídica o de inseguridad jurídica?

Cuando hablamos de seguridad jurídica existe mucha confusión. Pero esta confusión no es casual, esconde un interés. Existen grupos, o actores, que buscan imponer su punto de vista de lo que la seguridad jurídica es a efectos de orientar todas las decisiones que hacen a las normativas vinculadas a sus intereses hacia sus preferencias. De esta forma nos hemos encontrado con argumentos que nos explican por qué las normas en la Argentina son muy duras, especialmente cuando no se flexibilizan condiciones laborales o por el contrario son muy blandas y "no hay certidumbre", siempre que algún cambio legal favorece al trabajador o a los sectores más vulnerables de la sociedad. Es una batalla más de la puja por el poder.

De este modo según de qué medio de comunicación se trate nos encontramos con cosas como que "la evasión es un mito" o con que la esclavización de peones rurales tiene que ver con la organización de los trabajadores, por un lado, o bien con dirigentes declarando por haber permitido condiciones de hacinamiento en sus campos. No importa a quién hay que hundir: la responsabilidad rara vez es de los empresarios. Esto se podría vincular con la participación política de los medios de comunicación: los vínculos entre los sectores concentrados de la economía y los grandes medios son evidentes. Son lo mismo.

Con la flexibilización laboral nos encontramos con una situación similar. Se decía en los noventa que la competitividad industrial dependía de estas flexibilizaciones, ya que no de un modelo macro competitivo. Y esto es similar para cualquier tipo de flexibilización: comercial, financiera o laboral. Se suponía que con menos cargas patronales se beneficiaba a todos; a todos... los que se mantenían a flote: los sectores hiperconcentrados de la economía.

Hoy en día la seguridad jurídica atraviesa una época en la que se está quitando de encima tantos eufemismos. Ahora seguridad jurídica es asegurar la inclusión y la justicia social, identificar el trabajo esclavo, luchar contra los evasores, mejorar las condiciones de vida de los argentinos, trabajar por la memoria, la verdad y la justicia, igualar el acceso a los servicios, registrar el trabajo, la protección sobre la producción nacional, la intervención del Estado sobre la libertad de información y sobre la desconcentración del sector.

Pareciera que la seguridad jurídica de los trabajadores ahora vale lo mismo que la seguridad jurídica de los inversores transnacionales durante los noventa. Es un juego de palabras, está claro: hay una sola seguridad jurídica y es la que garantiza la inclusión, la libertad y la calidad de vida de todos los habitantes de la Argentina, sin distinción de ningún tipo.

Cada vez que uno ve, como en La Nación, que se toca el tema de la seguridad jurídica como si fuera un fetiche. Como un fin en sí mismo, y no como un medio, debe alertarse. La seguridad jurídica, desde nuestra ideología relativa, es un medio para favorecer el desarrollo del país, en un sentido inclusivo. Cuando se habla de seguridad jurídica como un elemento de previsibilidad se está jugando con el statu quo, ya que se promociona que las cosas no cambien. Pero en un país como la Argentina, la seguridad jurídica real, requiere un cambio real. Porque la seguridad jurídica de los noventa era la seguridad jurídica de los agentes económicos concentrados, hoy esa seguridad jurídica cambia para ser más inclusiva.

De eso se tratan los cuatro años que vienen, de profundizar el cambio, de seguir mejorando la seguridad jurídica como base de la transformación. Porque las leyes requieren una relación de fuerzas para su sanción. Porque, en el sentido mencionado más arriba, no hay seguridad jurídica realmente completa en la Argentina. Pero sí se están construyendo las relaciones de fuerza como para que exista.

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