Enero 2018: Imagen del gobierno y consumo masivo, correlación

A continuación se muestran algunos gráficos que salen de data de CAME, D'Alesio, UTDT y Poliarquía.

En ellos se confirma que hubo alguna relación entre las elecciones y la economía. Como ya se mostró en otros posts.

Pero vamos por partes, porque acá queda registrado un problema no menor: el gobierno logró un veranito de consumo en 2017, pero no lo logra sostener, ni con el viagra de la deuda. Y esto es dramático, porque el tipo de cambio sigue atrasado a pesar de su volatilidad actual, que tuvo impacto en la imagen positiva y en el consumo.

Como puede verse en la serie larga de consumo de CAME hubo 3 meses en 2017 en donde se verificó un aumento del consumo, quizá más por la base de comparación que por un proceso con tendencia firme, pero ello tiene impacto en la sensación social.


 Como se ve 2014 y 2016 fueron similares, pero 2015 y 2017 no. El Estado funcionando con intervenciones, preocupado por el crecimiento de jubilaciones y AUH, promoviendo el Progresar y el Procrear, fue muy distinto, a un 2017 donde la apertura y las importaciones fueron la estrella que permitió controlar algo los precios desbandados por el tarifazo, núcleo de políticas del macrismo, porque es imprescindible para revalorizar empresas propias y amigas.


Es en este contexto que la imagen del gobierno mejoró exactamente para la época electoral. Con prácticas políticas no sólo  tan populistas como las de 2015, sino que además mucho más riesgosas porque tienen como sustento la apertura y la colocación de deuda, en vez de la regulación. Digresión: es un debate no resuelto: pero la regulación, siempre y cuando no genere comportamientos desleales desde lo tributario, es mucho más sustentable que la deuda externa, que por definición exige desregulaciones y ajustes.

Como puede observarse en diciembre y en enero cae la imagen del gobierno nuevamente, según UTDT y Poliarquía.


Finalmente, en una encuesta de D'Alesio, se muestra que nos ganó el pesimismo. En efecto, la situación actual y la situación futura aparecen más complicadas, siendo la primera vez en el gobierno actual que coincide el pesimismo futuro y el presente. No es poco. El problema de esto es que el macrismo nunca ha logrado salir de estos cuellos con medidas populares de largo plazo. A lo sumo monta actings en conjunto con medios y con la justicia, pero que no resuelven el problema productivo de fondo que requiere mejores políticas de coordinación intersectorial. 


La Argentina nunca fue fácil, pero la Alianza Cambiamos está tejiendo una crisis cuya solución posiblemente, como es usual, deba ser resuelta con el hambre y el desempleo de los sectores trabajadores y los sujetos de derechos como jubilados y familias que reciben asignaciones.

Esperemos que el macrismo lo resuelva sin dolor social, porque acá el objetivo es ganarle elecciones sin que le duela a la gente en el medio, porque nunca más debe ocurrir que las crisis y las elecciones las paguen los sectores populares.

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