23 de octubre de 2011
Hace tan solo un año atrás no esperaba encontrarme aquí hoy.
Para mí, como para muchos, Néstor fue un mentor. Aunque nunca haya tenido la suerte de conocerlo personalmente (sí de verlo y sufrirlo en algún evento que organizamos en el que, naturalmente, "saltó" las vallas).
Hoy miles de personas de todo el país cubren con su militancia su ausencia. Él valía más que todos nosotros juntos. Pero nuestros hijos, y los hijos de ellos ya van a ser parte de una historia familiar con participación política. Ahí sí que quizá el número pueda compararse con lo que hizo Néstor. Eso es lo que nos dejó. Amor a la política. Ejemplo. La sensación de que hay que participar si uno quiere algo para un conjunto social, y no para su ombligo y sus dos brazos.
Me preguntaban en noviembre del año pasado por qué quería militar. Dije lo de Néstor y también recuerdo que mencioné tener paciencia, aprender, estar, como se pueda, por el conjunto. Por una Argentina inclusiva donde todos tengan bienestar, donde los pibes puedan asistir a la escuela y después tener laburo, o ser ayudados por el Estado para tenerlo. Para el Estado también es más fácil si tiene que incluir a un hombre educado que a uno sin educación, por eso la educación es una inversión para el Estado, pero es mucho más que eso para la población.
No estamos acá porque sí, o por una cuestión personal, algunos quizá sí lo estén (los peces muertos flotan, imposible no verlos, no hay problema con eso), la mayoría pone los objetivos delante de las personas. Y eso genera entusiasmo y placer. Porque el objetivo es el de todos sin distinción de color.
Néstor fue un militante de la puta madre, desde el saco abierto hasta su muerte pasando por la cadena nacional de junio contra la Corte Suprema, y por las mil y una originalidades políticas que se le ocurrieron para dar una lucha nunca fácil. Veía el otro día alguien que lo atacaba por invertir en un hotel (¿en 2009?)... ¡la puta! El flaco se murió militando, haciendo política. Sin mezquindades personales.
Él y Cristina lograron bajar el desempleo desde el promedio estructural de los noventa del 13,5% (piso) hasta perforar el 8%. Lograron que haya cada vez más trabajo registrado. Que el poder adquisitivo del salario de los trabajadores aumente hasta conseguir que el salario mínimo argentino sea uno de los más fuertes de América Latina. Le devolvió a la clase media la posibilidad de disfrutar la vida después de la crisis de 2001. Quizá todavía falta regular correctamente a la clase alta para que contribuya a pesar de su egoísmo, y seguir profundizando el modelo para que la población de clase baja acceda empleo registrado. Falta. Pero ahora estamos acá para ayudar. Eso dejó Néstor, eso nos enseña y nos muestra Cristina.
La enseñanza es la de no pensar en uno. Salvo que de uno dependa un conjunto. Por eso la enseñanza es poderosa: un Estado inclusivo no se detiene a ver si los beneficiarios de su gestión votaron al gobierno de turno o no. Es para todos. Eso enseña Cristina en cada discurso. Y eso es lo que se puede lograr si el gobierno no es imparcial ni neutral (tal sus propias palabras). Si está dispuesto a cambiar las estructuras sociales y económicas para todos los argentinos y no sólo para los grupos de interés o grupos sociales afines.
Cristina es muy fuerte, sin embargo démosle la fuerza que precisa de nosotros. Porque ella está ahí por todos y para todos, incluídos nosotros.
Este domingo la Fuerza tiene sus razón en cada uno de nosotros. Es la fuerza de todos nosotros. Es la fuerza de todos y todas.
Para mí, como para muchos, Néstor fue un mentor. Aunque nunca haya tenido la suerte de conocerlo personalmente (sí de verlo y sufrirlo en algún evento que organizamos en el que, naturalmente, "saltó" las vallas).
Hoy miles de personas de todo el país cubren con su militancia su ausencia. Él valía más que todos nosotros juntos. Pero nuestros hijos, y los hijos de ellos ya van a ser parte de una historia familiar con participación política. Ahí sí que quizá el número pueda compararse con lo que hizo Néstor. Eso es lo que nos dejó. Amor a la política. Ejemplo. La sensación de que hay que participar si uno quiere algo para un conjunto social, y no para su ombligo y sus dos brazos.
Me preguntaban en noviembre del año pasado por qué quería militar. Dije lo de Néstor y también recuerdo que mencioné tener paciencia, aprender, estar, como se pueda, por el conjunto. Por una Argentina inclusiva donde todos tengan bienestar, donde los pibes puedan asistir a la escuela y después tener laburo, o ser ayudados por el Estado para tenerlo. Para el Estado también es más fácil si tiene que incluir a un hombre educado que a uno sin educación, por eso la educación es una inversión para el Estado, pero es mucho más que eso para la población.
No estamos acá porque sí, o por una cuestión personal, algunos quizá sí lo estén (los peces muertos flotan, imposible no verlos, no hay problema con eso), la mayoría pone los objetivos delante de las personas. Y eso genera entusiasmo y placer. Porque el objetivo es el de todos sin distinción de color.
Néstor fue un militante de la puta madre, desde el saco abierto hasta su muerte pasando por la cadena nacional de junio contra la Corte Suprema, y por las mil y una originalidades políticas que se le ocurrieron para dar una lucha nunca fácil. Veía el otro día alguien que lo atacaba por invertir en un hotel (¿en 2009?)... ¡la puta! El flaco se murió militando, haciendo política. Sin mezquindades personales.
Él y Cristina lograron bajar el desempleo desde el promedio estructural de los noventa del 13,5% (piso) hasta perforar el 8%. Lograron que haya cada vez más trabajo registrado. Que el poder adquisitivo del salario de los trabajadores aumente hasta conseguir que el salario mínimo argentino sea uno de los más fuertes de América Latina. Le devolvió a la clase media la posibilidad de disfrutar la vida después de la crisis de 2001. Quizá todavía falta regular correctamente a la clase alta para que contribuya a pesar de su egoísmo, y seguir profundizando el modelo para que la población de clase baja acceda empleo registrado. Falta. Pero ahora estamos acá para ayudar. Eso dejó Néstor, eso nos enseña y nos muestra Cristina.
La enseñanza es la de no pensar en uno. Salvo que de uno dependa un conjunto. Por eso la enseñanza es poderosa: un Estado inclusivo no se detiene a ver si los beneficiarios de su gestión votaron al gobierno de turno o no. Es para todos. Eso enseña Cristina en cada discurso. Y eso es lo que se puede lograr si el gobierno no es imparcial ni neutral (tal sus propias palabras). Si está dispuesto a cambiar las estructuras sociales y económicas para todos los argentinos y no sólo para los grupos de interés o grupos sociales afines.
Cristina es muy fuerte, sin embargo démosle la fuerza que precisa de nosotros. Porque ella está ahí por todos y para todos, incluídos nosotros.
Este domingo la Fuerza tiene sus razón en cada uno de nosotros. Es la fuerza de todos nosotros. Es la fuerza de todos y todas.
Comentarios
La dura derrota que sufrirá la manada gorila antipatria y antipueblo será durísima.
Pero eso no significa, como bien decís, que no haya que REDOBLAR EL ESFUERZO Y LA APUESTA.
O logramos ENTRE TODOS guiados por CRISTINA Y SU EQUIPO enderezar definitivamente a nuestro querido país, o no terminarán de lamentarlo nuestros descendientes.
ESTAMOS INFINITAMENTE MEJOR QUE EN 2003 Y LAS ESPERANZAS SON TOTALMENTE NUEVAS. ADELANTE.
Saludos
Tilo, 70 años
Eddie
PS: Tenemos otra cosa en común además de nuestras opiniones políticas: mi segundo nombre es Hernán (aunque no lo uso).
Gracias Tilo! Vale doble por todo lo que usted vivió.
Anónimo, espero que la vergüenza de tener un gobierno que hace todo lo humanamente posible por cambiar las bases económicas y culturales del país le vaya dejando lugar a la sorpresa de vivir en un país cada vez mejor, anónimo.
Lo de lástima no lo entiendo. Yo lamento que para algunos aún sea tan difícil ver que éste es el mejor camino: con trabajo, producción, afecto, recuperación de los lazos familiares y con alguito de mayor bienestar social.
Ojalá entonces, no sólo se pueda seguir en este camino, sino que también podamos hallar las palabras para llegar a las personas que todavía se mantienen enojadas con este tipo de ideales políticos.
Abrazos