Tres discursos de asunción presidencial, 2003 a 2011

Desde 2003, cambiaron muchas cosas en la Argentina. Una de ellas es que ahora el Estado realmente trabaja por la inclusión. Y se debate con las voces que siempre defendieron un Estado cautivo. Lástima que una de esas voces sea la prensa concentrada, con lo cual todavía hay importantes porciones de la sociedad que, sin los intereses de esos medios, repiten lo mismo. 

 

 

 
Como fuere, el avance hasta aquí en estos 28 años de democracia es evidente: una forma de organización de la sociedad y el Estado que, con el avance del tiempo, cada vez es más funcional a la inclusión social, a la redistribución equitativa del ingreso y a la igualdad y bienestar social. Una de las aristas de la sintonía fina, de esta etapa, es construir un Estado, un aparato del Estado, que sea ancla de este proceso de transformación, que deje atrás definitivamente el desguace neoliberal del Estado de los noventa, para que resista en el tiempo cualquier intento reaccionario de quitarle participación al Estado en su rol sobre la inclusión de los sectores relegados.

 
Y para la construcción de este Estado se precisa generar sentido común a favor de la política, como herramienta de gobernabilidad para un Estado que resuelva la puja distributiva con criterios de equidad. Porque sabemos que una porción, por mínima que ésta sea, ha votado por la continuidad en función del crecimiento económico. Ahora, sintonía fina mediante, es preciso que esas personas comprendan la importancia de un Estado fuerte, activo y presente, nacional y popular, para que el crecimiento además sea desarrollo económico y social.

 
Vamos a destacar como homenaje a este proceso innegable de transformación social, tres frases, una de cada uno de los discursos presidenciales desde 2003 hasta 2011, en búsqueda de un hilo conductor.

 
Néstor Kirchner, 25 de mayo de 2003:

El pueblo ha marcado una fuerte opción por el futuro y el cambio. En el nivel de participación de aquella jornada se advierte que pensando diferente y respetando las diversidades, la inmensa y absoluta mayoría de los argentinos queremos lo mismo aunque pensemos distinto.
 
No es necesario hacer un detallado repaso de nuestros males para saber que nuestro pasado está pleno de fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en luchas estériles, al punto de enfrentar seriamente a los dirigentes con sus representados, al punto de enfrentar seriamente a los argentinos entre sí.
 
En esas condiciones, debe quedarnos absolutamente claro que en la República Argentina, para poder tener futuro y no repetir nuestro pasado, necesitamos enfrentar con plenitud el desafío del cambio.
 
Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro.
 
 
Cristina Fernández de Kirchner, 10 de diciembre de 2007

 
Siempre digo, me encantaría vivir en un país donde los mayores ingresos tal vez los produjera la industria. Seguramente estaríamos viviendo en los grandes países desarrollados, donde la industria siempre ha subsidiado al campo. Pero este es el modelo que se eligió muchas veces en el siglo pasado y de lo que se trata entonces es de consensuar esencialmente la profundización de este modelo que nos ha permitido mejorar sustancialmente la calidad de vida de los argentinos. Y aquí hay roles importantes que cumplir, el acuerdo al que hemos hecho mención permanente durante toda nuestra campaña y que no es un acuerdo de precios y salarios. Yo no he venido a ser Presidenta de la República para convertirme en gendarme de la rentabilidad de los empresarios; que se olviden. (APLAUSOS) Tampoco he venido a ser Presidenta para convertirme en parte de alguna interna sindical o política. Tampoco, tampoco. (APLAUSOS)
 
El acuerdo del que hablo es el acuerdo de las grandes metas, de los grandes objetivos, cuantificables, verificables y luego iremos por sector y por actividad analizando cuál es más competitivo, cuál nos puede dar mejor ventaja, dónde se necesita inversión, dónde innovación tecnológica. Tampoco es casual la decisión de haber elevado a rango de ministerio a la investigación y la tecnología. Creo que allí está la clave o una de las claves para que la competitividad no solamente sea por el tipo de cambio, sino también por la innovación y la investigación. Esto lleva tiempo, esfuerzo, perseverar en los objetivos. Nadie puede hacer las cosas en dos o tres años.
 

 

 
Cristina Fernández de Kirchner, 10 de diciembre de 2011

Ese hombre también dijo en este mismo lugar una frase que, tal vez, ni él mismo siquiera pudo develar cuán de profética tendría. Creo que terminó entre sus últimas frases diciendo: “Cambio es el nombre del futuro”. ¡Y Dios mío, si han cambiado las cosas desde aquel 25 de mayo del año 2003, no solamente en la Argentina, sino también en el mundo! (APLAUSOS)
 
Estamos en una nueva Argentina, pero también estamos en un nuevo mundo que implica mayores desafíos y mayores decisiones comprometidas con los intereses de nuestro pueblo y de nuestra sociedad. (APLAUSOS)
 
La Argentina ha dado un salto fenomenal desde aquella Argentina en la que él asumiera con el 22 por ciento de los votos, el 25 por ciento de desocupación, un cuarto de la población argentina, 11.000 millones en el Banco Central de reservas, más del 140 por ciento de nuestro Producto Bruto Interno comprometido en deuda, con más del 54 por ciento de nuestra población sumida en la pobreza y más del 25 sumida en la indigencia, con una desindustrialización formidable que hacía, por ejemplo, obreros de la Unión Obrera Metalúrgica marcharan junto a los propietarios de las empresas reclamando la industrialización del país, hoy tenemos un país que ha tenido el período de crecimiento más largo de sus 200 años de historia. (APLAUSOS) Que además, su Producto Bruto ha sido per cápita uno de los más importantes, sino el más importante del mundo, en materia de crecimiento, superado por el nivel de industrialización. Porque el nivel de actividad económica, que ha crecido a tasas chinas, sin embargo, ha sido superado por el nivel de crecimiento de la industria y una cosa no está desligada de la otra, al contrario, está perfectamente articulado. Porque a partir del valor agregado de la industrialización de nuestras materias primas, es que hemos podido generar más de 5 millones de puestos de trabajo. (APLAUSOS) Hemos logrado más de 2.500 convenciones colectivas de trabajo que han retornado nuevamente a la Argentina porque antes no se negociaban, las convenciones colectivas de trabajo, habían dejado de existir. (APLAUSOS)
 
Porque además, hemos alcanzado el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la región. (APLAUSOS) Porque además, tenemos el índice de cobertura previsional para nuestros viejos más alto, el 96 por ciento de los argentinos en condiciones de jubilarse, hoy tiene cobertura. (APLAUSOS) Porque además, de 80 parques industriales que teníamos apenas en la República Argentina, hoy tenemos más de 280 y estoy segura que vamos a alcanzar los 300 en muy pocos días más. Porque además, como todavía nos falta, porque también dije que mientras haya un solo pobre en la Argentina, no estará cumplimentado el proyecto nacional y popular…(APLAUSOS)…Por eso también hemos creado la Asignación Universal por Hijo para embarazadas que representa el programa social más importante a nivel global con el 1,2 por ciento de nuestro Producto Bruto Interno. (APLAUSOS)
 
Y en tren de lectura, también estaba leyendo hoy el artículo que publicó en un diario local, un compañero de bancada oficialista, por supuesto, Calcagno. ¿Dónde estás? No hace falta que levantes la mano, no soy la maestra. Leí algo que me pareció muy interesante y que eran las tres aperturas que habíamos hecho: el ingreso o la distribución –hablabas de distribución exactamente- la distribución del ingreso, lo que mejoraba todo esto que está hoy señalando y he señalado en reiterados mensajes yo, la distribución de la palabra, donde mencionabas a este proyecto colectivo y plural que significó la sanción de Ley de Servicios de Medios Audiovisuales por este Honorable Parlamento …(APLAUSOS)…y señalabas también la distribución del conocimiento que, como le gusta decir a nuestro exministro de Economía y actual Vicepresidente, significó que pasáramos de una Argentina que en el año 2002 destinaba el 5 por ciento de su PBI al pago de la deuda y apenas el 2 a la educación, hoy haya invertido esa ecuación trágica y estemos destinando 6.47 a la educación y solamente 2 por ciento al pago de la deuda externa. (APLAUSOS)
 
Hay una distinción que no hiciste, me voy a permitir completarte el artículo, no puedo con mi genio: hay una diferencia en esas tres distribuciones. La distribución de la palabra, a través de la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, fue una distribución construida colectivamente con coraje, con valentía, con el acompañamiento de grandes sectores de nuestra sociedad y también de otras fuerzas de este Parlamento que no son oficialistas y a las cuales agradezco que hayan acompañado este instrumento formidable que permite distribuir la palabra y dar pluralidad a las voces para que no sean las voces monocordes.
 
(...)

 
He dado orden a mis ministros de la necesidad de hacer sintonía fina. Para ello también he dispuesto que, en el ámbito del ministerio de Economía, se cree una Secretaría de Comercio Exterior que, junto a la Secretaría de Comercio Interior, como en todos los países del mundo el comercio no es a dos bandas, es una sola banda, bajo la égida y la órbita del ministro de Economía y con la dirección de la Presidenta de la Nación, Comercio Exterior y Comercio Interior sean al mismo tiempo las dos caras de una moneda que es el comercio de la República Argentina que es una sola y que no puede estar dividida. (APLAUSOS)
 
Porque, ¿saben qué me tocó observar en estos cuatro años de Presidenta? Claro, desde el año 2003 al 2007, era todo una ola impresionante de cosas que había que resolver, agujeros que había que tapar. Pero luego, cuando las cosas van ordenándose, uno puede observar con mayor precisión y uno ve que hay muchas ventanas separadas en el Estado con los mismos fines y, entonces, los que ya tienen gimnasia de años en estas cosas, van tocando diferentes ventanas a ver qué pueden sacar. Y la falta de conexión muchas veces y de armonización entre las propias áreas del Estado, nos convierte en un Estado bobo y yo quiero ser cualquier cosa, menos boba. (APLAUSOS)
 

 
 
Es posible que haya otros recortes, pero a nosotros nos gustó hacer éste. Porque se nos antoja una buena explicación de la profunda convicción política e ideológica que acompañó con acciones y medidas que resultaron en un país distinto, en el cambio social prometido.

Entre las verdades que hallamos en estos tres fragmentos sobresalen las siguientes:
  • Era preciso un cambio en la Argentina, un modelo distinto al de los noventa, un modelo de inclusión que supere los residuos del modelo de exclusión anterior.
  • La exclusión no sólo era económica, también lo era en términos culturales y morales. El lugar brindado a los derechos humanos en estos años, la importancia de la diversidad de la información, son botones que sirven de ejemplo. 
  • El Estado se puso al frente del cambio. 
  • Se reconstruyó el tejido industrial en la certeza de que más y mejor trabajo es posible si se consolida la industria argentina. 
  • El Poder Ejecutivo Nacional no representa intereses de ninguna fracción sindical o patronal, representa los intereses de todos los argentinos. 
  • Para que lo antes dicho sea posible, se trabaja constantemente en acuerdos con todos los sectores, escuchando, incluyendo y gestionando.
  • La gestión tiene un liderazgo rotundo pero una construcción colectiva, de ahí su fortaleza y legitimidad.
  • Dentro de la etapa de sintonía fina es pertinente un aparato del Estado aceitado para seguir profundizando el modelo de equidad, inclusión y bienestar social. 

 
Pensamos que se equivocan los que dicen que no se dijo nada sobre el futuro. El discurso fue muy poderoso en términos de continuidad con profundización y sintonía fina. La presidenta está pensando en articular mejor el Estado, en profundizar la redistribución del ingreso, en la mejor manera de escribir las páginas de una Argentina mejor. Porque quienes se animan a jurar por las cosas que más quieren o quisieron son capaces de poner todo su coraje en conseguirlo. No parece que haya dudas sobre ese detalle: Cristina Fernández de Kirchner quiere que el 10 de diciembre de 2015, la Argentina tenga más justicia social que ahora.

 
Ciertamente, para los que queremos un país mejor para todos, tenemos una mirada realista de los actores sociales, nos interesa informarnos sobre política y defendemos con el corazón los derechos humanos y la paz, no hubo mejor etapa en la historia de la Argentina para vivir en términos de la importancia de la política, para la transformación y puja por una distribución del ingreso más justa.

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