¿La felicidad del pueblo: coger o tener un país mejor en términos sociales?

No está claro que es la felicidad de los pueblos, aunque sí nos resulta muy evidente que eso se consigue a través de la política.

¿O no?

Es un tema para pensar más que para llegar a conclusiones. Por supuesto.

Pensemos qué cosas nos dan felicidad en la vida. En términos personales y sociales. ¿Qué cosas nos inflan el pecho? ¿Cuántos somos los que vemos que el Gini baja (o sea que mejora la distribución del ingreso) y nos sentimos 2 meses como si hubiéramos ganado la copa del mundo? Mirá la referencia que te hago. Porque ganar la copa también nos hace felices, ¿o no? Bueno, subir a la A también. Y fin del tema futbolístico.

La felicidad del pueblo. Y su relación con la política. Todo porque me encontré con esta nota, que traza una relación entre la performance económica del país, el voto y la felicidad del pueblo. Algo así como la economía de la felicidad.

Ahí se lee entre otras cosas más o menos que:
"Si bien está claro que la felicidad es un concepto mucho menos volátil que la intención de voto, igual registra oscilaciones de corto plazo ante los avatares de la situación económica. Al respecto, uno de los trabajos más célebres sobre el efecto de la macroeconomía en la felicidad de las naciones está firmado por un argentino. Se trata de Rafael Di Tella, quien en 2004 junto a Robert Mac Culloch y Andrew Oswald demostraron, en base a encuestas en doce países europeos y los Estados Unidos, que la gente priorizaba el desempleo por sobre la inflación. Es decir, descubren que la gente valora un 70% más cada punto de caída en el desempleo frente a cada punto de baja en la inflación. “De este modo, para los autores, un gobierno que lograra bajar un 10% el desempleo, aumentaría la felicidad de la gente incluso cuando los precios aumentaran, como consecuencia del calentamiento de la economía, un 17%”, dice Tetaz. Y agrega: "Curiosamente, cuando Néstor Kirchner asumió, el desempleo era del 17,8% y la inflación de los primeros cinco meses de ese año había sido del 5,2% anual; diez años después, el desempleo cayó al 7,9% mientras que la inflación ronda el 25% anual".
Desde una óptica electoral, el trabajo de Di Tella va a contramano de muchos slogans de la oposición, que señalan a la alta inflación como el peor flagelo de la sociedad. En cambio, parece un acierto de la política económica kirchnerista que -aún pagando altos costos- privilegió la defensa del empleo por sobre el aumento de precios."
A todo esto hay que sumarle un estudio de Tetaz donde nos muestra la felicidad de la Argentina en años electorales. Según eso había más felicidad en 1991 que en 1995, y subiendo desde ahí en adelante, alcanzando un pico en 2011.

Creo que esta rama (¿neoinstitucional y neoliberal?) sirve para hacerse preguntas que siempre tenemos en la cabeza. Un mayor ingreso económico hace más felices a las personas ¿a qué personas? ¿Despertar ambiciones nos hace más felices? ¿O por el contrario nos muestra un panorama que nos quita el conformismo?

El cambio, el conformismo, el cambio de qué sector, el conformismo de qué otro sector, la inflación de la clase media, el empleo de la media y de la baja. Todos elementos que requieren un análisis. ¿Si un gobierno en un país con una pobre igualdad social se dedica a cambiar aumenta la felicidad o el estres? ¿Sirve responder esta pregunta en términos políticos? No veo por qué el Estado interventor nos haría más felices, lo que sí veo es que es imprescindible para la construcción de igualdad y bienestar social. Escalón este último que parece formar parte de esa escalera.

No está claro ni qué es la felicidad del pueblo ni mucho menos si se puede medir. Si el promedio de felicidad nos indica algo o si cabe preguntarnos por la felicidad de aquellos sectores que viven en casas con piso de tierra antes que en las demás felicidades, que ya están mejor equipadas. Todo indica, a priori, que la felicidad del pueblo sería la suma de las felicidades individuales (conquistas y logros personales), y eso no agrega mucho a la discusión política y social.

En todo caso, cabe plantearse la política como la herramienta que facilita el acceso a la felicidad por parte de cada uno. Pero en este orden de cosas, en cada país es distinto, y la calidad de vida y la felicidad no parece tener un vínculo fácil. Porque además sabemos poco sobre la felicidad.

Por eso, para pensar. ¿Qué corchos es la felicidad del pueblo?

Comentarios

Daniel dijo…
Que se yo, resulta que te ponen relevamientos donde dicen que la gente más feliz está en Dinamarca. Pero cada vez que ven cruzar un africano la frontera les agarra un ataque de caspa.
Es todo verso, cada cual hace lo que puede, los gobiernos ayudan.
Ahora, si te entierran como en el 2001 ahí si que te sacan todas las ganas de golpe.
Ahora, lo que es irrefutable es el porcentaje que agrega el fobal a la felicidad; unos cuantos puntos.

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