¿Vienen por nosotros? Vayamos por más
Dice hoy el diario patronal La Nación, que por lo visto está más duro que nunca.
La negrita es mía.
Cuando leemos estudios ortodoxos sobre la performance de las economías regionales se nota un fuerte hincapié en la producción y la ganancia empresaria, pero se descuida el peso de cada eslabón de la cadena, la explotación de los eslabones grandes sobre los chicos y el rol de los trabajadores. O sea, se oculta en parte la inflación por puja distributiva y la formación de precios por concentración. Hablar de competitividad de un sector enfocado exclusivamente en el balance exportador, o en la ganancia patronal, es un insulto para los trabajadores.
Claro que la disputa en el fondo es de poder. Por eso es tan complicada. Y lleva tiempo.
"En la economía argentina de precios cada vez más distorsionados, el lomo es más barato que las hamburguesas congeladas, estacionar en una playa privada cuesta diez veces más que en los parquímetros públicos y se paga casi lo mismo por la factura de gas de todo un año que por un suéter.
Detrás de este profundo proceso de distorsión no hay una sola causa: influyen diferentes factores, como la política oficial de subsidios, las trabas a la importación, el costo de la mano de obra y el peso de la intermediación en la cadena comercial. Sin embargo, en todos los casos, en el fondo también subyace el problema de la inflación, que, coinciden los economistas, tiene un efecto distorsionador en toda la economía."
La negrita es mía.
Y como ya sugirió antes este mismo diario: que la crisis la paguen los trabajadores. Acá y acá, comentamos eso.
Comparar precios sin atender el poder adquisitivo de los trabajadores es presionar por un consumo exclusivo, como en los 90s, no por uno inclusivo como el de ahora.
Comparar precios sin atender el poder adquisitivo de los trabajadores es presionar por un consumo exclusivo, como en los 90s, no por uno inclusivo como el de ahora.
La situación actual amerita mucho pragmatismo. Es posible que en el contexto de una puja distributiva galopante, donde la patronal juega en el tablero de los precios (aunque diga que no) para que los trabajadores no ganen en participación, haya que negociar. Más. Hacer de tripas corazón viejas disputas y pensar cómo meter al Estado en lo profundo de las cadenas y los distintos sectores productivos.
Cuando leemos estudios ortodoxos sobre la performance de las economías regionales se nota un fuerte hincapié en la producción y la ganancia empresaria, pero se descuida el peso de cada eslabón de la cadena, la explotación de los eslabones grandes sobre los chicos y el rol de los trabajadores. O sea, se oculta en parte la inflación por puja distributiva y la formación de precios por concentración. Hablar de competitividad de un sector enfocado exclusivamente en el balance exportador, o en la ganancia patronal, es un insulto para los trabajadores.
Claro que la disputa en el fondo es de poder. Por eso es tan complicada. Y lleva tiempo.
Estamos cada vez mejor, pero la sensación de techo está, existe. Distintos sectores producen lo mismo o menos que hace unos años, tomando menos o ningún trabajador nuevo. En el conurbano hasta 2011 se levantaban ladrillos a otra velocidad, ahora va más lento, o no va.
Claramente cabe, de-a-poquito, tocar algunas cositas para seguir desarrollando el tejido productivo argentino, buscando más inclusión social, con más y mejor trabajo.
El temor mío, personal, está dado porque para avanzar el resto del arco ideológico no kirchnerista apunta a la recesión con devaluación como camino. Y si no se generan cosas, detalles, que permitan avanzar evidentemente, se corre el riesgo que las otras posturas, confusas y hasta mentirosas, ganen en apoyo. Y de ahí en más quién sabe. Recordemos cómo se terminó en el mundo el Estado de Bienestar.
El desafío es conducir desde el Estado la inclusión con desarrollo de la industria, sin afectar el poder adquisitivo de los trabajadores y el nivel de empleo. Esa es la batalla democrática social que vivimos en nuestro capitalismo actual.
Sí, polémico. Todo. Todos. No es fácil.
No lo iba a poner para no ser explícito, pero tomá: ¿Qué quiero? Ir por más. Elegir seguir haciendo. Por supuesto.
No lo iba a poner para no ser explícito, pero tomá: ¿Qué quiero? Ir por más. Elegir seguir haciendo. Por supuesto.
Comentarios
La ganancia que significa para los supermercados este tipo de practicas es muy grande con el consecuente perjuicio para los consumidores finales.
"Números inapelables" - Alguna vez, en alguna vida paralela o pasada viste números reales de costos, COSTOS, pajarón?, o lo tuyo solamente es rebuznar boludeces e insultar?.