El rol del Estado: tensión entre gasto público, PBI y desarrollo
El Estado se hizo cada vez más fuerte,
el gasto público se vio revitalizado gracias a las inversiones sociales y en
infraestructura. Mientras en los 90s no se observó un gasto por arriba del 25%
del PBI en el año 2012 se alcanzó un récord del 35% del PBI.
Lo cual tiene varias incidencias en la
economía, sobretodo basado en el rol del Estado en la conducción de la economía
nacional. Esto se vincula con el desendeudamiento (reestructuración de la deuda
incluida) que permite al Estado ganar en recursos para reasignar en la economía
real, ocupando el lugar que se le otorgó al mercado durante los 90s como
principal reasignador de recursos.
Dando entonces un salto refundacional
en la distribución equitativa del ingreso. Que lógicamente no es repentino, sino que ocurre de a poco. Esto se pudo lograr gracias a que la
agenda de gobierno es definida principalmente por el gobierno y su proyecto
nacional como guía. A esto se lo suele conocer como el regreso de la política. Porque el desendeudamiento no sólo permitió la existencia de una mayor cantidad de recursos sino también formó parte de una clara estrategia de cortar condicionamientos externos e internos que impedían hacer política.
Todo para mostrar este grafiquito (click para agrandar)
Está claro que una mayor participación del Estado en la economía y la sociedad requieren de un desarrollo de funciones, articulación intraestatal, tecnologías administrativas y capacitación/ formación del personal. Lo cual hace que, con altas y bajas, en este momento la capacidad de gestión del Estado sea muy fuerte, respecto de otros momentos históricos.
Dentro de esta coyuntura, discutir sobre el déficit público es inevitable. Algunos economistas defienden la existencia del déficit público en la medida que el gasto mantenga la conducción del crecimiento con inclusión, aunque esto impacte, por distintos resortes, en la inflación.
Otros, ortodoxos, debaten la magnitud del gasto público, porque eso le "quita libertad" a los sectores concentrados para tomar sus decisiones "libremente". Los sectores más concentrados, asimismo, ven con pesar que el crecimiento del Estado, de su gasto, atienda a los sectores populares, lo cual explica el trasfondo de la puja distributiva, que se suele expresar en una parte de los aumentos de precios.
Por supuesto que el enfoque ortodoxo apunta, generalmente, a enfriar la economía, vía políticas monetarias de freno al crecimiento, principalmente, debilitando la organización del trabajo y el poder del Estado como vía de redistribución. Pero dentro de los enfoques heterodoxos, con una mayor pertenencia social, cabría no tener anteojeras que oculten el problema político que esconde la inflación. Es decir, el malestar de algunos sectores acomodados podría entorpecer el rol del Estado, si el consenso del gobierno se debilita. Por eso, analizar la velocidad del desarrollo no es menor, si se quiere sostener un modelo legítimo de crecimiento del rol del Estado.
En este sentido, existe una tensión entre consumo e inversión, entre Estado y empresarios, entre legitimidad y cuentas públicas, que cabe corregir con un mayor control sobre las preferencias empresarias al tiempo que se asume esa falta de control sobre esos sectores desde el Estado.
Dentro de esta coyuntura, discutir sobre el déficit público es inevitable. Algunos economistas defienden la existencia del déficit público en la medida que el gasto mantenga la conducción del crecimiento con inclusión, aunque esto impacte, por distintos resortes, en la inflación.
Otros, ortodoxos, debaten la magnitud del gasto público, porque eso le "quita libertad" a los sectores concentrados para tomar sus decisiones "libremente". Los sectores más concentrados, asimismo, ven con pesar que el crecimiento del Estado, de su gasto, atienda a los sectores populares, lo cual explica el trasfondo de la puja distributiva, que se suele expresar en una parte de los aumentos de precios.
Por supuesto que el enfoque ortodoxo apunta, generalmente, a enfriar la economía, vía políticas monetarias de freno al crecimiento, principalmente, debilitando la organización del trabajo y el poder del Estado como vía de redistribución. Pero dentro de los enfoques heterodoxos, con una mayor pertenencia social, cabría no tener anteojeras que oculten el problema político que esconde la inflación. Es decir, el malestar de algunos sectores acomodados podría entorpecer el rol del Estado, si el consenso del gobierno se debilita. Por eso, analizar la velocidad del desarrollo no es menor, si se quiere sostener un modelo legítimo de crecimiento del rol del Estado.
En este sentido, existe una tensión entre consumo e inversión, entre Estado y empresarios, entre legitimidad y cuentas públicas, que cabe corregir con un mayor control sobre las preferencias empresarias al tiempo que se asume esa falta de control sobre esos sectores desde el Estado.
Pensar siempre en el camino correcto para profundizar estas variables es fundamental si se parte de la lógica que más y mejor Estado es la única manera de construir una sociedad inclusiva, con bienestar social de todos los sectores. Todos los debates son necesarios.
Comentarios
En este sentido, existe una tensión entre consumo e inversión
Bien flaco, aprendiste algo, tenés un 10 felicitado en introducción a la economía.
Me gustaría que cuando termine este gobierno corrupto hagamos un relevamiento de cuál fue la evolución del stock de capital físico (y humano)acumulado durante los últimos años.
Nosotros somos Ella, abrazos
Escuché por ahí que la relación % del PBI destinado a deuda, y % del PBI destinado a educación se invirtió. Siendo 2 y 6% cada uno.
Para completar también se podría ver el gasto (inversión) público social:
http://yaesta.blogspot.com.ar/2011/10/el-gasto-publico-social-en-el.html