"Exitosa salida del cepo", capítulo: ahora bajan fuerte los salarios
(Una versión previa de este artículo fue publicado en la Tecla Eñe)
En esta época, en la que el gobierno habla del segundo
semestre como un lugar mágico, utópico, donde todo va a estar bien –y por ejemplo
habrá una disminución de la inflación– cobra especial importancia poner en
debate, e interpelar a los lectores, y a la sociedad, sobre la relación entre
ingresos y precios. Porque el dato de que los precios no aumenten nada dice
sobre su nivel, sobre si son precios bajos. Bajos o altos sólo se puede decir
en relación con otras variables, en este caso se estudia la relación con los
ingresos, o sea con los salarios (también se podrían relacionar los precios con
la competitividad de la economía, o con la sustentabilidad macroeconómica en
relación con el sector externo, cosa que no se hace en este caso, pero se
menciona su importancia).
En este pequeño artículo se busca jugar con un par de datos.
Por un lado un indicador hecho a partir de las remuneraciones promedio del
total de los salarios registrados por el sector privado (en base a SIPA, OEDE,
MTEySS), con una proyección realista para abril de 2016, por otro lado, un
indicador construido sobre los datos de la inflación de IPC Congreso (esto no
valida su metodología, sino que despeja dudas sobre el uso de una inflación
baja; puede tenerse presente que este IPC suele exagerar sus datos, por lo
menos entre 2011 y 2015); finalmente se muestra un indicador de desempleo con
datos oficiales de Indec y una proyección para abril de 2016 (tomando las
versiones actuales de nuevos desempleos para una PEA constante). Hecha esta
pequeña nota metodológica, a continuación se analizará resumidamente la
información construida.
En estos tiempos el titular del BCRA dice que la inflación
llegará a fines de 2019 a 5% anual. Resulta perfectamente posible que se
consiga pero hay que tener en cuenta dos variables en esta discusión: el
desempleo y el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, que
acompañaran esa baja inflación. Este es el tema central que atraviesa la relación
entre la economía y el bienestar social de la Argentina hoy.
La ortodoxia dice que el déficit fiscal alto es
inconveniente, que debe ajustarse, entonces ajusta el gasto, pero a su vez,
también ajusta a la baja los impuestos (un poco por ideología –creen que así
liberan recursos– y sobre todo por afinidad con los sectores favorecidos), lo
cual sostiene parte del déficit, en el primer momento. De cualquier forma
emiten menos, chupan pesos del mercado, suben tasas, toman deuda. Se trata de
un combo explosivo, porque todas estas cosas limitan la libertad y el nivel para
realizar gasto público en cuestiones estratégicas, como por ejemplo inversión
pública o promoción del consumo de los sectores populares. La ortodoxia a cargo
de la conducción administrativa del Estado macrista, sabe que este ajuste tiene
impacto sobre el nivel de trabajo de la Argentina, sabe que va a aumentar el
desempleo. Que lo comuniquen o no es otro tema.
En el gráfico puede verse que la mejora salarial real
respecto de 2001 comenzó recién en el año 2008, casualmente cuando la inflación
se hace evidente, y cuando empieza a hablarse de grieta (que es otro tema, pero
que parece promovida por sectores concentrados que no acuerdan con el aumento real
del salario). Nada es casual en este caso. La línea azul muestra que los
salarios le ganan a los precios, inclusive en este abril de 2016 luego del
shock inflacionario ocurrido desde noviembre.
Nota: téngase en cuenta que el nivel de salarios registrados
promedio del sector privado tiene una corrección en todos los meses (de acuerdo
con la base del SIPA): suben por paritarias y otros ajustes en todos los meses.
De este modo, abril de 2016 refleja una proyección realista que le incorpora
paritarias, tomando niveles similares al promedio de aumentos de los últimos
años para este período, y proyectando la tendencia respecto del último dato
disponible que es febrero 2016. Finalmente, cabe aclarar que abril, aquí, toma
sólo el dato de los 4 meses de 2016 y no es una variación anual.
En la siguiente tabla se reflejan de nuevo los datos del
gráfico pero se agrega la relación entre ambas series. Se determina como base
un valor 100 al nivel final de 2001, y desde ahí se calculan las series. La
información que nos proporciona este ejercicio es muy interesante.
Algunas reflexiones:
- En 2002 se nota una caída muy fuerte del salario en relación al nivel de precios superior al 25%.
- Desde 2003 la recomposición salarial es permanente, hasta 2013. En 2014 cae un poco, y el punto más alto de poder adquisitivo del salario registrado promedio está en octubre de 2015, cosa que no figura en la tabla.
- En 2008 se puede ver que el salario supera a los precios pro primera vez, después de la caída de 2002.
- En 2011 el salario real promedio (de todo el país) supera en casi 12% a la inflación del Congreso.
- Entre diciembre de 2015 y abril de 2016 se nota una pérdida salarial frente a precios, que lleva los valores a niveles menores a los de 2014, lo que representa un nivel peor que 2011, y con una tendencia que pareciera ser hacia el empeoramiento del salario real.
- Todo lo cual debe analizarse a la luz del nivel de desempleo total, que en este contexto cabe esperar suba.
Los salarios que no han incorporado paritarias, y se
mantienen en los niveles de 2015, muestran una pérdida de alrededor de 16%
respecto de los precios. Este dato surge de no mover el nivel salarial de diciembre
de 2015 y sí hacerlo con el de precios hacia abril de 2016. La aclaración que
corresponde hacer aquí es que estos datos son promedios, y toman la serie de
2015 como si el último ajuste fuera en diciembre, por tanto es muy posible que,
en función de que cada rama o empresa ajustó los salarios antes de diciembre,
la pérdida para el que aún no tuvo paritarias sea mucho mayor.
En el gráfico de dispersión se quiere mostrar que a medida que baja el desempleo es más probable que se consigan paritarias al alza. ¿Pero por qué luce tan complicada esta discusión desde 2014 (que es el primer punto que se muestra en negativo desde 2003)? Hay un dato que no figura en este análisis y es clave, es el que vincula esta mirada con la restricción externa que comienza a sentirse en la Argentina desde mediados de 2011. La turbulencia que se transitó en 2014 y que fue mal manejada por la actual administración para salir del cepo se vincula con esa cuestión (que en parte se ve en las devaluaciones en shock y por eso la tendencia parece rebotar).
En conclusión, la devaluación con tarifazo, quita de
retenciones y apertura comercial tiene impacto en los precios, y por tanto en
la relación de los salarios con los precios, esto representa una merma de
mercado interno y por ende cabe esperar un aumento del desempleo con cambios en la estructura productiva
nacional principalmente en contra de los bienes transables.
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