Distribución del ingreso, 4to trimestre de 2012
A partir del último informe de distribución del ingreso (INDEC), y de la información de actividad del Ministerio de Economía, hicimos el siguiente gráfico.
A principios de 2012 advertíamos, con acierto (!) que los problemas que se producirían durante el año (pasado) tenían que ver con profundizar la distribución equitativa del ingreso en un año que no sería de auge. Eso traería un montón de conflictos "nuevos pero repetidos".
La información de distribución del ingreso verifica que los desafíos de sostener un modelo de demanda agregada en tiempos que no son de auge, es concretable. El discurso del ajuste (como en los 90s, como en Europa ahora), entonces responde a un control político vinculado con la financiarización de la economía antes que con la voluntad de transformar la estructura económica a favor de las mayorías. El Estado siempre puede dirimir los intereses en pugna a favor de los sectores populares, con mayor o menor velocidad; actuar de otra forma es darle vía libre a que los sectores concentrados ahoguen el consumo y el bienestar en función de sus ganancias particulares. No cabe suponer que el Estado debe ir contra los ricos, que ya llegaron, sino priorizar la inclusión y la igualdad de los que no llegaron.
También quedó claro que este tipo de acciones de gobierno genera la emergencia de los actores económicos y sociales que precisan cierta explotación de los trabajadores para poder mantener sus niveles de ganancia y, sobre todo, su poder político sobre el sistema. Es en este sentido, de la puja distributiva –que no es sólo económica– que una gran parte del empresariado presiona por una devaluación en shock, para licuar costos por un lado, pero también para delibitar la organización de los trabajadores, por otro.
El índice de Gini (ver gráfico, click para agrandar) mostraba un 0,391 en el último trimestre de 2011, y un 0,364 el último trimestre de 2012, una mejora de 6,9%, durante un año que el PBI real creció un poco destacado 1,9%. Esta relación es fundamental, sin algo de crecimiento del PBI la profundización de la igualdad social sería aún más complicada.
Cuanto menor es el coeficiente de Gini menor es la concentración de la economía (1 es la absoluta concentración). Menos concentración sin embargo, no implica que no haya problemas de vivienda ni mucho menos que la inflación no esté lastimando a los sectores que menos tienen. Este último es el gran desafío de un 2013 electoral: bajar la inflación sin dañar la distribución del ingreso, ni perjudicar el consumo y el empleo. Todos estos problemas están vinculados. Mantener la inversión pública y privada, propiciarla desde el Estado, por arriba del 22% del PBI, es el camino fundamental; además tras 10 años de un proyecto que hizo muchísimo, pero que agota algunos resortes como consecuencia de la estructura argentina, la calidad de esa inversión emerge como central.
A principios de 2012 advertíamos, con acierto (!) que los problemas que se producirían durante el año (pasado) tenían que ver con profundizar la distribución equitativa del ingreso en un año que no sería de auge. Eso traería un montón de conflictos "nuevos pero repetidos".
La información de distribución del ingreso verifica que los desafíos de sostener un modelo de demanda agregada en tiempos que no son de auge, es concretable. El discurso del ajuste (como en los 90s, como en Europa ahora), entonces responde a un control político vinculado con la financiarización de la economía antes que con la voluntad de transformar la estructura económica a favor de las mayorías. El Estado siempre puede dirimir los intereses en pugna a favor de los sectores populares, con mayor o menor velocidad; actuar de otra forma es darle vía libre a que los sectores concentrados ahoguen el consumo y el bienestar en función de sus ganancias particulares. No cabe suponer que el Estado debe ir contra los ricos, que ya llegaron, sino priorizar la inclusión y la igualdad de los que no llegaron.
También quedó claro que este tipo de acciones de gobierno genera la emergencia de los actores económicos y sociales que precisan cierta explotación de los trabajadores para poder mantener sus niveles de ganancia y, sobre todo, su poder político sobre el sistema. Es en este sentido, de la puja distributiva –que no es sólo económica– que una gran parte del empresariado presiona por una devaluación en shock, para licuar costos por un lado, pero también para delibitar la organización de los trabajadores, por otro.
El índice de Gini (ver gráfico, click para agrandar) mostraba un 0,391 en el último trimestre de 2011, y un 0,364 el último trimestre de 2012, una mejora de 6,9%, durante un año que el PBI real creció un poco destacado 1,9%. Esta relación es fundamental, sin algo de crecimiento del PBI la profundización de la igualdad social sería aún más complicada.
Cuanto menor es el coeficiente de Gini menor es la concentración de la economía (1 es la absoluta concentración). Menos concentración sin embargo, no implica que no haya problemas de vivienda ni mucho menos que la inflación no esté lastimando a los sectores que menos tienen. Este último es el gran desafío de un 2013 electoral: bajar la inflación sin dañar la distribución del ingreso, ni perjudicar el consumo y el empleo. Todos estos problemas están vinculados. Mantener la inversión pública y privada, propiciarla desde el Estado, por arriba del 22% del PBI, es el camino fundamental; además tras 10 años de un proyecto que hizo muchísimo, pero que agota algunos resortes como consecuencia de la estructura argentina, la calidad de esa inversión emerge como central.
Comentarios
Nunca menos y abrazos
Nunca menos y abrazos
Nunca menos y abrazos
la ocupación principal. Total de 31 aglomerados urbanos.
Gracias Norberto.
Abrazos