Emisión, tipo de cambio e inflación. Caso Argentina
A continuación se muestra unos gráficos que buscan demostrar que la importancia de la emisión sobre la inflación está sobrevalorada y equivocada por la ortodoxia convencional. Ortodoxia que supone que la emisión es determinante respecto de la monocausalidad que va de la emisión a precios.
Estas variaciones interanuales no verifican esa hipótesis. No se niega la importancia de la existencia de oferta de dinero para validar el ambiente inflacionario, sí se niega que haya una determinación de precios basada en la emisión.
En todo caso, cabe mirar otras hipótesis menos amigas del mainstream. A saber: que la emisión sí responde al nivel de precios, la actividad, y la velocidad de las transacciones que existen en la economía. De este modo, podría haber una causalidad inversa, pero tampoco sería del todo apropiado. Lo que es apropiado es hablar de correlación, no de causalidad, sin tomar en cuenta otras variables y cada momento histórico.
La inflación responde a múltiples factores. En estos gráficos sólo se busca desacreditar la tesis que postula que la emisión genera inflación sin contemplar otras razones.
A modo de síntesis: me gusta entender la inflación como indicador de ausencia de consenso distributivo. Por eso se puede hablar de la importancia de la política en el estudio de la inflación: cuando hay una hegemonía inalterable que reparte cantidades de la economía sin que haya focos que pongan en juego esta distribución la inflación tiende a cero. Ahora bien, cuando no hay consenso (o hegemonía) distributiva lo que ocurre es un proceso inflacionario en la medida que haya cambios en el poder de los actores en disputa.
En esta discusión hay un factor más, la sustentabilidad económica que acompaña la organización de fuerzas políticas de los actores en la disputa distributiva.
Paso a explicar los gráficos (click para agrandarlos):
La línea que falta en este gráfico es la de crecimiento, eso explicaría la brecha entre la línea azul (emisión) y la inflación. Este gráfico es de base 100 en enero de 2003. Eso quiere decir que la emisión fue de aproximadamente 2300% entre 2003 y noviembre de 2016 (último dato), o sea se multiplicó por 24, la inflación se multiplicó por 11 y el tipo de cambio se multiplicó por casi 5. El PBI real se multiplicó por algo así como 1,7 (el PBI nominal se multiplicó por casi 8,5).
Seguidamente se quitaron un par de líneas del gráfico para poder analizarlo mejor. No se vislumbra una relación directa entre emisión y precios (aisladas de otras variables, tal como postula la ortodoxia).
En este último gráfico se cae la idea de lag entre emisión e inflación. La inflación responde directamente (aunque no únicamente, como se puede ver en 2009) a la variación de los precios externos en moneda local (a la devaluación del tipo de cambio). La emisión puede apagar el fuego de los precios porque quita el aire al ambiente, pero la generación de aire no crea fuego.
Es verdad que hay otras herramientas en juego como anclas tarifarias que aportan a las disputas distributivas. Pero lo que se quiere mostrar acá es que la idea de poner a jugar sólo las variables emisión e inflación es equivocada. Deben jugar más variables. Y esto tira por tierra las teorías monetaristas.
Estas variaciones interanuales no verifican esa hipótesis. No se niega la importancia de la existencia de oferta de dinero para validar el ambiente inflacionario, sí se niega que haya una determinación de precios basada en la emisión.
En todo caso, cabe mirar otras hipótesis menos amigas del mainstream. A saber: que la emisión sí responde al nivel de precios, la actividad, y la velocidad de las transacciones que existen en la economía. De este modo, podría haber una causalidad inversa, pero tampoco sería del todo apropiado. Lo que es apropiado es hablar de correlación, no de causalidad, sin tomar en cuenta otras variables y cada momento histórico.
La inflación responde a múltiples factores. En estos gráficos sólo se busca desacreditar la tesis que postula que la emisión genera inflación sin contemplar otras razones.
A modo de síntesis: me gusta entender la inflación como indicador de ausencia de consenso distributivo. Por eso se puede hablar de la importancia de la política en el estudio de la inflación: cuando hay una hegemonía inalterable que reparte cantidades de la economía sin que haya focos que pongan en juego esta distribución la inflación tiende a cero. Ahora bien, cuando no hay consenso (o hegemonía) distributiva lo que ocurre es un proceso inflacionario en la medida que haya cambios en el poder de los actores en disputa.
En esta discusión hay un factor más, la sustentabilidad económica que acompaña la organización de fuerzas políticas de los actores en la disputa distributiva.
Paso a explicar los gráficos (click para agrandarlos):
La línea que falta en este gráfico es la de crecimiento, eso explicaría la brecha entre la línea azul (emisión) y la inflación. Este gráfico es de base 100 en enero de 2003. Eso quiere decir que la emisión fue de aproximadamente 2300% entre 2003 y noviembre de 2016 (último dato), o sea se multiplicó por 24, la inflación se multiplicó por 11 y el tipo de cambio se multiplicó por casi 5. El PBI real se multiplicó por algo así como 1,7 (el PBI nominal se multiplicó por casi 8,5).
En este otro gráfico se muestran las variaciones interanuales en cada mes.
Así, se puede ver que existe una relación entre las tres variables, y por tanto los precios ya no dependen sólo de la emisión. En este gráfico se ve que el tipo de cambio es un factor más determinante para el comportamiento de los precios que la emisión, vinculada ésta por su parte con procesos de crecimiento del PBI.
A efectos de proyectar, cabe pensar que durante 2017 la línea verde cruzará nuevamente a la azul, y apuntará a promover algo la actividad, sin que se sepa cuánto se logrará ese objetivo.
Seguidamente se quitaron un par de líneas del gráfico para poder analizarlo mejor. No se vislumbra una relación directa entre emisión y precios (aisladas de otras variables, tal como postula la ortodoxia).
En este último gráfico se cae la idea de lag entre emisión e inflación. La inflación responde directamente (aunque no únicamente, como se puede ver en 2009) a la variación de los precios externos en moneda local (a la devaluación del tipo de cambio). La emisión puede apagar el fuego de los precios porque quita el aire al ambiente, pero la generación de aire no crea fuego.
Es verdad que hay otras herramientas en juego como anclas tarifarias que aportan a las disputas distributivas. Pero lo que se quiere mostrar acá es que la idea de poner a jugar sólo las variables emisión e inflación es equivocada. Deben jugar más variables. Y esto tira por tierra las teorías monetaristas.
Comentarios
Y descontando y abusando de su amabilidad, de las commodities que exportamos (trigo, maíz, leche y algún otro cultivo que se encuentre dentro de los bienes salarios) contra IPC
Saludos
...
http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/5942252/07/14/Alemania-desmonta-el-cartel-de-la-salchicha-los-productores-llevan-decadas-inflando-los-precios.html
No creo en las causalidades que marcas, no creo que se inyecte dinero para agrandar demanda, sino que la oferta de dinero acompaña su demanda para no ahogar o ajustar la economía.
La demanda crece cuando sube la actividad, sobre todo con inclusion, en este pais, y esta sube por distintas causas, como por ejemplo política fiscal expansiva
Por eso su acotamiento por parte de los BC es casi imposible, so pena de afectar, frenar la actividad. Esto fue claro durante el año pasado en donde el BC y su politica de esterilizaciones, tuvo que revertirse durante el segundo semestre por que no queda otra que garpar y, encima, con valores que aumentaron debido a la inflación que, a pesar de las esterilizaciones practicadas, no pudo bajar..... delicias del monetarismo