#18A Otro Cacerolazo y van...
Volvemos a pensar más o menos lo mismo que cada vez que "la gente" se junta para reclamar. Pero vamos a agregar algunas cositas.
Como ya dijimos, la manera re revisar este clase de demandas es a través de las dimensiones material y/o simbólica.
Propongo entender que estas personas se encuentran en posiciones opuestas de las que apoyan al gobierno por todas o alguna de estas variables: a) solidaridad / egoísmo: capacidad para pensar más en los demás que en sí mismo; b) capacidad para entender las estrategias y posicionamientos de todos los actores sociales del sistema: cuáles son los actores vinculados a cada temática, cuáles sus intereses y comportamientos; c) información/conocimiento de la situación real de cada asunto; y, d) comprensión real de cuánto se perjudica a los propios sectores demandantes por el asunto criticado, es común, como con la 125, que muchos de los que reclaman por un tema no entiendan cuánto se afectan sus propios intereses.
No tengo dudas que dentro de esa masa de personas debe haber algunas con buenas intenciones reales, pero lamento que estas personas se junten con otras que vienen a defender un congelamiento institucional conservador, frente a los intentos más o menos transformadores del gobierno nacional.
Ante el claro vacío de contenido y poder que existe en la oposición los actores que se sienten amenazados por las políticas del gobierno (parte del poder judicial, medios concentrados de comunicación, oligarquía rural, clases medias altas urbanas), por la intervención del Estado, utilizan toda clase de argumentos (originales y farandulescos) para movilizar la mayor porción de la población posible, más cerca del "que se vayan todos", que del "apoyen a tal candidato" o "hagamos un partido".
Como se puede ver en el cuadro y gráfico no existe una situación de mayor equidad entre la Ciudad y el país (aunque en 2011 varió mejor el producto per cápita de la nación), lo cual indica que los intereses materiales están menos afectados en función de la igualdad social, de lo que a mí me gustaría. Pero este reclamo no cabe expresarlo junto a "la gente", sino junto al pueblo, la otra gente.
En general, la sensación es que quienes mejor están más se quejan. Más quieren un cambio. En este sentido, el gobierno insiste en que gobierna para quienes más precisan del Estado, los que sin ayuda no les alcanza para estar bien. No se trata de perjudicar a los ricos y favorecer a los pobres, sino de potenciar, promover y forzar (¿por qué no?) las opciones de los más humildes para que mejoren su bienestar y poder adquisitivo, aunque el costo sea impedir la especulación contra la moneda doméstica por parte de quienes tienen capacidad de ahorro. Las trabas que el Estado genera son vistas como un sector como ataque a la libertad, pero se trata de un eufemismo por cuanto la libertad de unos a hacer lo que quieran no puede ir contra la libertad de otros a trabajar y mejorar su poder adquisitivo.
El Estado pasado es responsable de las desigualdades sociales y debe repararlas. En la Argentina existió mucho dolor y sangre para "conquistar" esas desigualdadades, es lógico que un cambio sea tan resistido por los sectores concentrados que hasta esta época dominaban la agenda política del gobierno.
Es posible, también, que con el transcurso del tiempo la oposición, aumente su intensidad y gane cada vez más la calle y se siga organizando, cosa que por ahora es elemento de quienes apoyan al gobierno. No es casual, la única forma de equilibrar (horrible palabra) el poder que tienen los sectores capitalistas económicamente dominantes es con organización y poder popular, y si esto se está logrando, la única opción es la contraorganización.
Como ya dijimos, la manera re revisar este clase de demandas es a través de las dimensiones material y/o simbólica.
Propongo entender que estas personas se encuentran en posiciones opuestas de las que apoyan al gobierno por todas o alguna de estas variables: a) solidaridad / egoísmo: capacidad para pensar más en los demás que en sí mismo; b) capacidad para entender las estrategias y posicionamientos de todos los actores sociales del sistema: cuáles son los actores vinculados a cada temática, cuáles sus intereses y comportamientos; c) información/conocimiento de la situación real de cada asunto; y, d) comprensión real de cuánto se perjudica a los propios sectores demandantes por el asunto criticado, es común, como con la 125, que muchos de los que reclaman por un tema no entiendan cuánto se afectan sus propios intereses.
No tengo dudas que dentro de esa masa de personas debe haber algunas con buenas intenciones reales, pero lamento que estas personas se junten con otras que vienen a defender un congelamiento institucional conservador, frente a los intentos más o menos transformadores del gobierno nacional.
Como se puede ver en el cuadro y gráfico no existe una situación de mayor equidad entre la Ciudad y el país (aunque en 2011 varió mejor el producto per cápita de la nación), lo cual indica que los intereses materiales están menos afectados en función de la igualdad social, de lo que a mí me gustaría. Pero este reclamo no cabe expresarlo junto a "la gente", sino junto al pueblo, la otra gente.
En general, la sensación es que quienes mejor están más se quejan. Más quieren un cambio. En este sentido, el gobierno insiste en que gobierna para quienes más precisan del Estado, los que sin ayuda no les alcanza para estar bien. No se trata de perjudicar a los ricos y favorecer a los pobres, sino de potenciar, promover y forzar (¿por qué no?) las opciones de los más humildes para que mejoren su bienestar y poder adquisitivo, aunque el costo sea impedir la especulación contra la moneda doméstica por parte de quienes tienen capacidad de ahorro. Las trabas que el Estado genera son vistas como un sector como ataque a la libertad, pero se trata de un eufemismo por cuanto la libertad de unos a hacer lo que quieran no puede ir contra la libertad de otros a trabajar y mejorar su poder adquisitivo.
El Estado pasado es responsable de las desigualdades sociales y debe repararlas. En la Argentina existió mucho dolor y sangre para "conquistar" esas desigualdadades, es lógico que un cambio sea tan resistido por los sectores concentrados que hasta esta época dominaban la agenda política del gobierno.
Es posible, también, que con el transcurso del tiempo la oposición, aumente su intensidad y gane cada vez más la calle y se siga organizando, cosa que por ahora es elemento de quienes apoyan al gobierno. No es casual, la única forma de equilibrar (horrible palabra) el poder que tienen los sectores capitalistas económicamente dominantes es con organización y poder popular, y si esto se está logrando, la única opción es la contraorganización.
Comentarios
Nunca menos y abrazos Hernan.