¿Por qué fui a la plaza de la celebración de la democracia y los derechos humanos?

Hoy vamos con una autorreferencial. ¿Por qué fui a la plaza ayer?

Porque el año tiene que cerrar con una fiesta, y si es popular mejor. Y si hay mucha juventud mejor aún. Éramos muchos y la pasamos bien. Lo disfrutamos.

Porque estoy convencido que del otro lado de este proyecto de país, o sea la alternativa, está agazapado el regreso a un país para pocos, neoliberal (con o sin ingredientes, no importa), que expulsará mano de obra y lastimará a los trabajadores, desregulará los servicios, achicará el Estado y destruirá el poder de los trabajadores y la cohesión social que genera el trabajo.

Porque creo que la única forma de enfrentar los poderes fácticos (los que están enquistados, los que gozan de bienestar pase lo que pase, las corporaciones, por ejemplo) es con organización popular para promover el crecimiento del Estado. Pero no de cualquier Estado, sino de uno democrático, como el actual.

Porque para hacer todo lo que falta el apoyo es importante. Porque está claro que falta mucho, así es como cada batalla política fuerte que se da contra alguna corporación genera mucho conflicto, e incluso a veces se pierde.

Porque este año aprendimos que aún con crisis el Estado puede hacerse fuerte para evitar que la crisis la paguen los trabajadores. Los niveles de empleo se mantuvieron, y los de consumo se incrementaron. 

Porque este año, como nunca, se consolidó un Estado fuerte: se estatizó YPF, se controló Metrogas, se reformó la Carta Orgánica del BCRA, se detuvieron las fugas de divisas y por ende se entorpecieron las corridas contra el peso, se puso al Estado a inyectar dinero en la economía real enfrentando a la ortodoxia que pedía recortes del gasto público, se aumentaron las AUH y las jubilaciones, se implemento el Pro.CRe.AR, se trabajó sobre el comercio exterior para favorecer la producción nacional, se condujeron gobernadores (revalúo y acceso justo al hábitat) para que actúen a favor de los sectores vulnerables ya sea o no su vocación, se reguló el mercado de capitales, se consolidó la soberanía nacional a fuerza de no entregarnos ante las presiones externas, y porque este gobierno se embarcó en la ley que defiende la competencia en el sector de los servicios de comunicación audiovisual (Ley de Medios).

Porque las marchas en contra del gobierno me hacen ruido, son difusas políticamente, no tienen representación política, y se corre el riesgo de que por alguna grieta se dañe a la democracia popular. La sensación es que desde esos sectores se subestima al pueblo, diciendo que va a la plaza llevado de las narices, porque es ignorante, como si los que están en contra supieran lo que es importante para todos, y lo que es conveniente para el bienestar de los demás. Mientras los que estamos defendiendo esto somos unos canallas o unos idiotas. Está claro que los críticos saben qué  les conviene a sus privilegios, pero me escorcha (!?) que crean saber lo que les conviene a todos, como si las personas que suben a un micro (por ir al extremo (muchos fueron por su cuenta), no supieran si están mejor o peor. Es una falta de respeto. Creo que la organización es más importante que la espontaneidad. Pero también creo que no se trata de organización, sino de organización popular para defender un Estado que permite (y promueve, aunque menos de lo que me gustaría, admito) que los sectores populares ganen cada vez más poder para luchar por sus derechos. Es organización para algo, tiene contenido, no es por poder, no como fin, al menos. Y creo que el número importa, en la medida que se lo sepa contextualizar.

Y porque en estos casi 10 años se ha construido una relación entre el pueblo que el Estado defiende, y el Estado que el pueblo apoya. Y a esto me gusta llamarle kirchnerismo. 



Comentarios

Anónimo dijo…
Muy bueno el post, coincido totalmnete.

Justo Ayer estuvo el Cuervo LArroque en la radio publica y hablaba un poco de lo que decis:

La gente que va a los cacerolazos es mas por una cuestion ideologica que porque le vaya mal economicamnete.

Este modelo al igual que el primer peronismo no confisca, no atenta contra la propiedad, al contrario..les ha hecho ganar muchicima plata estos años.

Y contaba el cuervo que fidel siempre dice que en argentina es tan rica no hace falta la revolucion cubana, no hace falta terminar con la clase rica, alcanza con una fuerte precencia del Estado y con Distribuir cada vez mas y mejor.


El problema que tienen los cacerolos es que les molesta que ahora el albanill se compre auto, celular o hasta vacaciones un finde..les molesta la distribucion y el nivelar para arriba

El pueblo tomo nota de esto y por eso banca y va ha aseguir bancando, saben que si se cae el proyecto, quedan afuera otra vez.

Igual esta vez con organizacion no lo vamos a permitir

Abrazo.

J DE PE
Hache dijo…
Gracias por el comentario. Coincido con el diagnóstico de Larroque. Y eso se profundiza cuando le dicen a esas personas que no pueden especular contra el peso (comprar dólares) porque eso perjudica a ese sector. Es como si fuera una cuestión de celos de a quién quiere más papá Estado.
De todos modos, mis preguntas son cómo seguir. Si estamos seguros que ese sector de la población es minoritario habrá que profundizar, si no es tan minoritario habrá que ver un poco más...

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