Agendas en disputa. El ruido le gana a la estructura
El debate electoral parece ir más por la imagen de la realidad que por la realidad, lo que más o menos se conoce como eufemismo. Es notable que se hable tanto de cambio sin explicitar cómo se va a dar ese cambio, a quiénes beneficiaría, a quiénes perjudicaría y por qué. Sólo se hacen apreciaciones sobre cosas que se sabe que hacen ruido en la sociedad, pero no se entra a discutir las tensiones que comprenden cada una de ellas.
Es decir, desde Cambiemos se habla de apertura comercial pero no de cuánto empleo o capacidades productivas se pierden o se cuidan con esas medidas que van a cambiar la situación actual. Parece no ser el eje de la discusión. Incluso Funes de Rioja, de la Copal, que defiende industrias alimenticias nacionales, hace tiempo que pide esa apertura comercial, y hasta suena bien en varios desctores sociales desvinculados productivamente con esa industria.
Más allá de la espuma del debate, cabe que nos metamos de lleno en las agendas de cada fuerza política, porque no son iguales ni tienen los mismos apoyos sociales.
Estructuralmente, lo primero que emerge desde Cambiemos es modificar los resortes de intervención del Estado. La lógica es admisible, con menos controles el capital transnacional es más libre de invertir y retirar sus ganancias, y por tanto debería venir con más fuerza. Y los argentinos podrían acceder sin discusiones burocráticas a importación de bienes tanto para consumo como para inversión.
En este sentido el FpV, propone repensar esos controles, aflojarlos, pero no entregar la conducción del mismo a la lógica del capital transnacional más extremo. Se supone que en el FpV hay un proyecto con mayor planificación desde el Estado que en Cambiemos, que parece dejar en manos del mercado esa "planificación". (Mercado, quiere decir que mandan los agentes más poderosos de la economía privada, no nos olvidemos.)
Con más precisión, los grupos en discusión no son nuevos en la Argentina. Estamos hablando de acreedores externos, que entraron o no al canje de 2005 y 2010, del FMI, que perdió control sobre la política interna, de los grandes exportadores de granos (vinculados a la SRA), de grandes empresas exportadoras más preocupadas por la remisión de utilidades que de sus ventas al mercado interno (asociadas a AEA), de medios de comunicación concentrados, de PyMEs, de cooperativas, de trabajadores, sindicatos y sectores populares, de jubilados, estudiantes y enfermos crónicos de altos o bajos recursos, del sector financiero extranjero o nacional (con distinta posición acerca del rol del BCRA), de la patria contratista y de los bien conocidos grupos económicos locales.
La lista no es exhaustiva, ni unívoca (hay conjunciones entre sectores) pero dentro de esa lista, distintas agendas tienen distinta dimensión.
Entonces, acá hay algo interesante. La agenda de Cambiemos implica aflojar al Estado, y eso tiene bastante claridad. Aflojar, es cambiar, no tiene misterio, aunque no se diga. Temas como restricción externa, libertad económica, competitividad, tipo de cambio, inflación, presión de sindicatos, déficit público, tarifas de servicios, infraestructura, serán abordados con un eje rector: concentrar la economía, bajar el nivel de actividad y por tanto aflojar todas las tensiones. ¿Por ejemplo? Hemos dicho reiteradas veces en este blog, que la inflación tiene como causa madre la distribución del ingreso, a mayor equidad, mayor respuesta en contra, lo cual, tampoco es excusa para no contenerla, cosa que también lo dijimos. Toda medida de concentración más allá de su inflación inicial, destruye la inflación inercial, y eso es lo que pide una parte de la sociedad, especialmente la más acomodada. La otra parte, lógicamente, también pide menos inflación, pero no a ese costo. Explicar esto no ha resultado de cara a las elecciones. ¿Otro ejemplo? El resto de la agenda es bastante clara: mejorar la rotabilidad de capitales, de ingreso y salida, para lo cual la economía argentina irá en una dirección, bajar la proporción de importaciones sobre el resultado general del balance de pagos para liberar divisas. Esto puede implicar una mejora en la cuenta corriente que será acompañada con un mayor ingreso por el lado de la cuenta capital y financiera. ¿En criollo? Menos mercado interno, acorde con variables en control del mercado, y más endeudamiento. Si no alcanzan los dólares para que la inversión en seguridad social implique más de U$S65.000 millones por año (proyección según presupuesto 2016), esa inversión bajará en dólares, por ejemplo.
Lo curioso del caso es que Scioli propone una agenda de graduaciones, que no va en otra dirección, sino que va en la misma pero graduando todas las cuestiones y posiblemente, protegiendo otras, en materia económica. Es decir, el mercado interno se va a achicar, pero no tanto, concentración va a haber pero no tanta. La honestidad intelectual del FpV en campaña no parece haberle jugado a favor. "Los dos van a hacer lo mismo" se suele escuchar. Esto complicó las elecciones para el FpV. Sin embargo, en materia simbólica hay una fortaleza que persiste para el FpV: hablar de matrimonio igualitario o de DDHH sigue dando resultados a favor de la continuidad.
En este berenjenal estamos metidos. En términos de cuidado del empleo y del mercado interno, la opción del FpV resulta más coherente, pero cargada de muchos simbolismos negativos (Estado agresivo) que perjudica su comunicación. Sin que por esto digamos que el problema es sólo de comunicación, el mundo no ayuda y el gobierno dicidió no hacer ningún ajuste desde el Estado desde 2012 para acá (a excepción de la devaluación de enero de 2014).
Las elecciones fueron atravesadas por muchos valores simbólicos, donde explicarle al tipo que no tiene tiempo para ponerse a investigar modelos económicos comparados durante la historia y en distintos lugares, resultó casi imposible. El choque de agendas entre graduaciones no es asimilado por el electorado y eso ayudó a la instalación de valores simbólicos antes que estructurales, como por ejemplo si el Estado "con mil cepos" es agresivo o beneficioso. La misma frase responde la pregunta.
Y esta complicación no es ajena a los problemas económicos que atraviesan toda la economía. "Sin este Estado que interviene estarías peor" no es una buena frase, para ganar una elección. Hace 4 años que no existe la misma creatividad sectorial en la promoción desde el Estado que antes, las políticas apuntaron ya no a la sintonía fina, sino a sostener un asado por mes al tipo humilde del conurbano, con el agravante que la situación lo llevó a 1 asado cada 40 días. Poco importa si en 1998 no comía ningún asado. Mientras tanto el tipo que vive bien no entiende por qué tantas trabas, y se lo comenta al humilde que depende de él. El combo está a la vista: cambiar suena bien sin importar qué significa y en qué contexto estamos hacia dentro del país, regional o internacionalmente.
La gente que votó Cambiemos no lo hizo contra un modelo, porque ni siquiera le da legitimidad a la discusión esa, votó en contra a la confrontación de modelos. A veces una parte de nuestra sociedad, más conocida como "la gente", se fija en contra de qué está y no lo que viene para resolverlo. Queda por ver si ante la posibilidad de un cambio ahora no tan lejana, esa misma gente deja de pelearse primordialmente con la confrontación y mira qué significa esto de los modelos.
Es decir, desde Cambiemos se habla de apertura comercial pero no de cuánto empleo o capacidades productivas se pierden o se cuidan con esas medidas que van a cambiar la situación actual. Parece no ser el eje de la discusión. Incluso Funes de Rioja, de la Copal, que defiende industrias alimenticias nacionales, hace tiempo que pide esa apertura comercial, y hasta suena bien en varios desctores sociales desvinculados productivamente con esa industria.
Más allá de la espuma del debate, cabe que nos metamos de lleno en las agendas de cada fuerza política, porque no son iguales ni tienen los mismos apoyos sociales.
Estructuralmente, lo primero que emerge desde Cambiemos es modificar los resortes de intervención del Estado. La lógica es admisible, con menos controles el capital transnacional es más libre de invertir y retirar sus ganancias, y por tanto debería venir con más fuerza. Y los argentinos podrían acceder sin discusiones burocráticas a importación de bienes tanto para consumo como para inversión.
En este sentido el FpV, propone repensar esos controles, aflojarlos, pero no entregar la conducción del mismo a la lógica del capital transnacional más extremo. Se supone que en el FpV hay un proyecto con mayor planificación desde el Estado que en Cambiemos, que parece dejar en manos del mercado esa "planificación". (Mercado, quiere decir que mandan los agentes más poderosos de la economía privada, no nos olvidemos.)
Con más precisión, los grupos en discusión no son nuevos en la Argentina. Estamos hablando de acreedores externos, que entraron o no al canje de 2005 y 2010, del FMI, que perdió control sobre la política interna, de los grandes exportadores de granos (vinculados a la SRA), de grandes empresas exportadoras más preocupadas por la remisión de utilidades que de sus ventas al mercado interno (asociadas a AEA), de medios de comunicación concentrados, de PyMEs, de cooperativas, de trabajadores, sindicatos y sectores populares, de jubilados, estudiantes y enfermos crónicos de altos o bajos recursos, del sector financiero extranjero o nacional (con distinta posición acerca del rol del BCRA), de la patria contratista y de los bien conocidos grupos económicos locales.
La lista no es exhaustiva, ni unívoca (hay conjunciones entre sectores) pero dentro de esa lista, distintas agendas tienen distinta dimensión.
Entonces, acá hay algo interesante. La agenda de Cambiemos implica aflojar al Estado, y eso tiene bastante claridad. Aflojar, es cambiar, no tiene misterio, aunque no se diga. Temas como restricción externa, libertad económica, competitividad, tipo de cambio, inflación, presión de sindicatos, déficit público, tarifas de servicios, infraestructura, serán abordados con un eje rector: concentrar la economía, bajar el nivel de actividad y por tanto aflojar todas las tensiones. ¿Por ejemplo? Hemos dicho reiteradas veces en este blog, que la inflación tiene como causa madre la distribución del ingreso, a mayor equidad, mayor respuesta en contra, lo cual, tampoco es excusa para no contenerla, cosa que también lo dijimos. Toda medida de concentración más allá de su inflación inicial, destruye la inflación inercial, y eso es lo que pide una parte de la sociedad, especialmente la más acomodada. La otra parte, lógicamente, también pide menos inflación, pero no a ese costo. Explicar esto no ha resultado de cara a las elecciones. ¿Otro ejemplo? El resto de la agenda es bastante clara: mejorar la rotabilidad de capitales, de ingreso y salida, para lo cual la economía argentina irá en una dirección, bajar la proporción de importaciones sobre el resultado general del balance de pagos para liberar divisas. Esto puede implicar una mejora en la cuenta corriente que será acompañada con un mayor ingreso por el lado de la cuenta capital y financiera. ¿En criollo? Menos mercado interno, acorde con variables en control del mercado, y más endeudamiento. Si no alcanzan los dólares para que la inversión en seguridad social implique más de U$S65.000 millones por año (proyección según presupuesto 2016), esa inversión bajará en dólares, por ejemplo.
Lo curioso del caso es que Scioli propone una agenda de graduaciones, que no va en otra dirección, sino que va en la misma pero graduando todas las cuestiones y posiblemente, protegiendo otras, en materia económica. Es decir, el mercado interno se va a achicar, pero no tanto, concentración va a haber pero no tanta. La honestidad intelectual del FpV en campaña no parece haberle jugado a favor. "Los dos van a hacer lo mismo" se suele escuchar. Esto complicó las elecciones para el FpV. Sin embargo, en materia simbólica hay una fortaleza que persiste para el FpV: hablar de matrimonio igualitario o de DDHH sigue dando resultados a favor de la continuidad.
En este berenjenal estamos metidos. En términos de cuidado del empleo y del mercado interno, la opción del FpV resulta más coherente, pero cargada de muchos simbolismos negativos (Estado agresivo) que perjudica su comunicación. Sin que por esto digamos que el problema es sólo de comunicación, el mundo no ayuda y el gobierno dicidió no hacer ningún ajuste desde el Estado desde 2012 para acá (a excepción de la devaluación de enero de 2014).
Las elecciones fueron atravesadas por muchos valores simbólicos, donde explicarle al tipo que no tiene tiempo para ponerse a investigar modelos económicos comparados durante la historia y en distintos lugares, resultó casi imposible. El choque de agendas entre graduaciones no es asimilado por el electorado y eso ayudó a la instalación de valores simbólicos antes que estructurales, como por ejemplo si el Estado "con mil cepos" es agresivo o beneficioso. La misma frase responde la pregunta.
Y esta complicación no es ajena a los problemas económicos que atraviesan toda la economía. "Sin este Estado que interviene estarías peor" no es una buena frase, para ganar una elección. Hace 4 años que no existe la misma creatividad sectorial en la promoción desde el Estado que antes, las políticas apuntaron ya no a la sintonía fina, sino a sostener un asado por mes al tipo humilde del conurbano, con el agravante que la situación lo llevó a 1 asado cada 40 días. Poco importa si en 1998 no comía ningún asado. Mientras tanto el tipo que vive bien no entiende por qué tantas trabas, y se lo comenta al humilde que depende de él. El combo está a la vista: cambiar suena bien sin importar qué significa y en qué contexto estamos hacia dentro del país, regional o internacionalmente.
La gente que votó Cambiemos no lo hizo contra un modelo, porque ni siquiera le da legitimidad a la discusión esa, votó en contra a la confrontación de modelos. A veces una parte de nuestra sociedad, más conocida como "la gente", se fija en contra de qué está y no lo que viene para resolverlo. Queda por ver si ante la posibilidad de un cambio ahora no tan lejana, esa misma gente deja de pelearse primordialmente con la confrontación y mira qué significa esto de los modelos.
Comentarios
Mientras tanto, al menos los que también frecuentamos OTROS medios de información, pudimos enterarnos de las declaraciones de Federico Sturzenegger a un interesado auditorio anglófono, con relación a los consejos de Jaime Durán Barba de no explicar, de no informar. O los preceptos que enarbolan sus economistas que, sin posibilidad de errores de interpretación, indican un camino a seguir totalmente contrario a los intereses no sólo de nuestro país sino de cualquier persona que viva de un sueldo, o posea una pequeña empresa (que no se dedique a la distribución y venta de artículos importados de consumo masivo), o dependa de una jubilación o una pensión.
Hay aspectos fundamentales que el cambiante globerío ni siquiera menciona, como los logros conseguidos en materia de ciencia y tecnología, porque con relación a la creación de universidades públicas y gratuitas, el propio titular ya mostró su desagrado y sus objeciones.
Como comenté el otro día en el reaparecido blog El Aguante Populista con motivo de la exhibición de varias fotografías de responsables del desastre de 2001-2002, lo más alarmante es que una gran cantidad de los van a votar en la segunda vuelta del próximo 22, no tienen la menor idea de quiénes son esos tipos y mucho menos de lo que NOS hicieron y seguramente nos van a volver a hacer.
Aunque parezca mentira, muchos votantes DESCONOCEN aspectos fundamentales que les posibilitarían distinguir con absoluta claridad, la enorme diferencia entre los DOS MODELOS que están en juego.
Y no comencemos a discutir sobre corrupción, porque los globleros multicolor están en condiciones de dictar cátedra al respecto.
Las bocinas de los medios hegemónicos siguen siendo mayoría y sonando con demasiado volumen como para poder escuchar otras voces, especialmente si no estás acostumbrado o no tenés un especial interés en localizarlas.
Unos cuantos representantes de lo que se ha dado en llamar "justicia", así, con minúsculas, tienen una enorme responsabilidad en este estado de cosas que ni siquiera una norma sancionada a través del Poder Legislativo y luego refrendada en su constitucionalidad por el nivel más alto del Poder Judicial ha conseguido normalizar.
O sea, tipos que no saben o creen que cambiar es posible sólo de manera positiva y una información masiva sesgada o directamente mentirosa, tampoco ayudan demasiado. Posiblemente llegará el día en que LA MAYORÍA entienda que interesarse en POLÍTICA es mucho más determinante para sus vidas de lo que nos fue permitido pensar. Expresiones tales como "todos los políticos son corruptos" ó "yo, de política no entiendo" son dos de las conquistas más importantes que el poder real ha obtenido en los últimos tiempos.
No se, a veces pienso que la comunicación debería incluir noticias no del todo buenas por que nadie está obligado a conocer el ABC de nuestra economía, creo que porái se subestima a "laggente" pero bueno quizás de esta forma muchos dejen de pensar cualunquemente que las limitaciones y problemas se deben a un capricho del gobierno cuya únia intención es hincharte las pelotas pero buehhh. A veces como no se entiende la polítia económica del gobierno se cae en esos absurdos
Dejando aflorar mi lado "progre" no estoy seguro que funcione... pero que se yo
Veremos y saludos