Escenarios post 10 de diciembre 2015
La Argentina creció entre 1993 y 1998 un 23% entre
puntas, sin embargo la pobreza aumentó de 17% a 26% (todo según
datos oficiales).
La Argentina no es Noruega, justamente porque no tenemos un consenso distributivo (es decir, ante cada ciclo de crecimiento nos enfrentamos entre sectores a ver cómo se reparte la cosa, un gran limitante para pensar políticas de Estado), pero entre 2003 y 2014 la pobreza bajó sin parar gracias a la intervención del Estado, redistribuyendo recursos, seguro que menos de lo que dice el Indec, pero si bajó sin parar (al revés que entre 1993 y 1998) lo que cabe pensar es en defender este Estado, mejorarlo, no cambiarlo.
Lo mismo pasa con el desempleo, desde 2002 hasta 2013 (por lo menos) el desempleo descendió, desde aquel 22% hasta más o menos 7%. Quizá un poco menos si se quiere desconfiar de las estadísticas oficiales, pero bajó.
Es interesante mirar un poco la historia y ver cómo funciona. Si se prioriza un esquema de acumulación basado en sectores rentísticos y de bajo valor agregado, se genera expulsión de mano de obra. Una vez acomodada la realidad a un esquema nuevo de precios relativos, el mismo desempleo y la concentración del ingreso hace que, mediando un chorro neto de divisas mediante deuda que compense la cuenta corriente deficitaria, las necesidades de importaciones bajen por un mercado interno más chico, y eso genera nuevos ganadores y perdedores.
Este panorama resulta en un nuevo marco, en un escenario que permite una nueva toma de posición. En esta hipótesis, se puede sostener el tipo de cambio alto o se puede generar una apreciación del peso, y esto último influye en un esquema cada vez menos orientado a la exportación de porductos elaborados, que tienen una competitividad distinta a las commodities (la exportación industrial requiere un tipo de cambio real más alto).
En definitiva, suponer que alejar el Estado de la intervención va a generar per se un esquema de mejoras de exportaciones industriales no es cierto, no se verifica en la realidad. El Estado, el gobierno a cargo del Estado, deberá tomar una decisión, o favorece un tipo de cambio real más alto (con menor mercado interno) orientado a exportaciones más competitivas con un nivel de salarios en dólares más bajo (estilo Brasil) que tampoco asegura ese resultado en un mundo donde el comercio no crece significativamente, o permite que el tipo de cambio se aprecie, cosa que con apertura comercial, es una fuerte herramienta de concentración económica que sólo favorece el comercio de productos de bajo valor agregado, los servicios no transables (mayormente en manos de multinacionales o por ahora del Estado) y la posibilidad de un nuevo ciclo de valorización financiera.
El Estado deberá tomar posición sobre estos temas. No es algo que vaya a ocurrir sólo. Eso, y el camino para alcanzarlo, es un poco lo que estamos votando en el balotaje en materia económica.
La Argentina no es Noruega, justamente porque no tenemos un consenso distributivo (es decir, ante cada ciclo de crecimiento nos enfrentamos entre sectores a ver cómo se reparte la cosa, un gran limitante para pensar políticas de Estado), pero entre 2003 y 2014 la pobreza bajó sin parar gracias a la intervención del Estado, redistribuyendo recursos, seguro que menos de lo que dice el Indec, pero si bajó sin parar (al revés que entre 1993 y 1998) lo que cabe pensar es en defender este Estado, mejorarlo, no cambiarlo.
Lo mismo pasa con el desempleo, desde 2002 hasta 2013 (por lo menos) el desempleo descendió, desde aquel 22% hasta más o menos 7%. Quizá un poco menos si se quiere desconfiar de las estadísticas oficiales, pero bajó.
Es interesante mirar un poco la historia y ver cómo funciona. Si se prioriza un esquema de acumulación basado en sectores rentísticos y de bajo valor agregado, se genera expulsión de mano de obra. Una vez acomodada la realidad a un esquema nuevo de precios relativos, el mismo desempleo y la concentración del ingreso hace que, mediando un chorro neto de divisas mediante deuda que compense la cuenta corriente deficitaria, las necesidades de importaciones bajen por un mercado interno más chico, y eso genera nuevos ganadores y perdedores.
Este panorama resulta en un nuevo marco, en un escenario que permite una nueva toma de posición. En esta hipótesis, se puede sostener el tipo de cambio alto o se puede generar una apreciación del peso, y esto último influye en un esquema cada vez menos orientado a la exportación de porductos elaborados, que tienen una competitividad distinta a las commodities (la exportación industrial requiere un tipo de cambio real más alto).
En definitiva, suponer que alejar el Estado de la intervención va a generar per se un esquema de mejoras de exportaciones industriales no es cierto, no se verifica en la realidad. El Estado, el gobierno a cargo del Estado, deberá tomar una decisión, o favorece un tipo de cambio real más alto (con menor mercado interno) orientado a exportaciones más competitivas con un nivel de salarios en dólares más bajo (estilo Brasil) que tampoco asegura ese resultado en un mundo donde el comercio no crece significativamente, o permite que el tipo de cambio se aprecie, cosa que con apertura comercial, es una fuerte herramienta de concentración económica que sólo favorece el comercio de productos de bajo valor agregado, los servicios no transables (mayormente en manos de multinacionales o por ahora del Estado) y la posibilidad de un nuevo ciclo de valorización financiera.
El Estado deberá tomar posición sobre estos temas. No es algo que vaya a ocurrir sólo. Eso, y el camino para alcanzarlo, es un poco lo que estamos votando en el balotaje en materia económica.
Comentarios
Acepto que muchos jóvenes sub 30 puedan no guardar registro del estado catastrófico en que Argentina quedó en 2001/2002 después de una docena de años con políticas neoliberales. Que puedan no tener idea de que el índice de desempleo actual entre el 6 y el 8% no fue lo que esa docena de años de terror social de máxima exclusión tuvo en mente. Eran las "metas de inflación", no es cierto?
Como bien recordás, al momento de despegar ese helicóptero que huía del infierno hacia la nada, el desempleo había trepado a más del 22% y la pobreza superaba el 50%. Y las airadas protestas de los que estaban SIN TRABAJO, de los jubilados con HABERES MÍNIMOS CONGELADOS POR AÑOS y de los titulares de DEPÓSITOS A PLAZO FIJO en pesos y en dólares, imposibilitados de disponer de SU dinero, ERAN REPRIMIDAS. Tanto fue así, que entre el 20 y el 21 de diciembre de 2001 se registraron 39 MUERTES, producto de la acción de las Fuerzas de Seguridad que, según parece, actuaron por su cuenta sin que alguien con verdadera responsabilidad tuviera algo que ver con ello.
Mientras tanto y desde hacía varios años, los graduados, científicos y profesionales que no estaban dispuesto a "ir a lavar los platos", hacían largas colas ante embajadas y consulados ya que la única salida era el aeropuerto de EZEIZA.
Repito que los jóvenes pueden no tener idea de tanto desastre. Pero ... ¿Y los mayorcitos, incluyendo a los viejos como yo? ¿También perdieron su MEMORIA con respecto a esos sucesos? Y lo que es aún peor, ¿Tampoco tomaron conciencia de las causas que dieron origen a semejantes tragedias financieras, económicas y sociales?
Así como Cristina dejó deslizar un "no fue magia", en aquella oportunidad tampoco habían sido resultados de conjuros maléficos sino del ánimo DE LA DERECHA de llegar inclusive a eliminar la MONEDA ARGENTINA.
Recomiendo la lectura de este artículo, nada menos que de MAXIMILIANO MONTENEGRO, publicado en Página/12 el 2 de marzo de 2002:
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-2449-2002-03-02.html
Por supuesto que sucederá "lo que nosotros queramos". El futuro depende de NOSOTROS, de nuestra MEMORIA, de nuestro AMOR A LA PATRIA, de nuestro sentido de la SOBERANÍA, de nuestro concepto de la INCLUSIÓN SOCIAL.
¿Cuánto creció la economía los últimos 4 años? ¿qué pasó con las exportaciones? ¿qué te hace pensar en la reversión de semejante desastre?
Hablá de eso, contále a tu público.
El pensamiento mágico de los que bien piensan apabulla:
1- Este gobierno y si viene una continuacion del mismo signo partidario NO ES DE IZQUIERDA
2 - En este país y en ningún otro arriesgo y menos aún en los tiempos actuales, la "izquierda" y "derecha" no se complementan al estilo Yin-Yan, Dios y Lucifer, el bien y mal. NO EXISTE ESA cuasi DIVISIÓN DE TRABAJO
Si se va a justificar un giro a la derecha o el voto a un neoliberalote peludo y tilingo , es hora que quienes lo hagan recurran a argumentos más elaborados sino en mis términos sólo son sujetos con "votos de baja calidad", que enuncian taradeces ensimismados en una auto referencialidad resumible en un "creen ser lo que nunca serán" pero bien-libre piensan ¡cómo no!
En fin, en el blog de Abel pintó uno aclarando su posición en el voto que te digo la verdad.... asombra la cantidad de argumentos pavos justificando inclinación de voto, tremendo tufo "aliancista"
Saludos