Tensiones y más tensiones, lo que se dice gobernar

La pregunta que motiva este post es ¿cuánto hay de realidad política, cuánto de realidad económica y cuánto una presiona sobre la otra?




El Estado puede no intervenir en nada (lo que se dice Estado mínimo, que en realidad es un Estado máximo a favor de la libre competencia económica, donde prevalece el más fuerte), o puede intervenir tanto como la voluntad del gobierno mande.

En este último caso, hay un choque de realidades, que termina siendo una sola, pero que análiticamente se pueden diferenciar.

Por ejemplo, existe una voluntad política del gobierno de poner al Estado al servicio del empleo, el consumo, la distribución del ingreso, el mercado interno y la salud de los negocios capitalistas. Esto se verifica desde 2003 hasta la actualidad. En este contexto entre 2011 y 2013 se cuidó el dólar por debajo de su precio de convergencia, como parte de esa estrategia de mejora de ingresos, una decisión política a favor de una realidad económica y no de otra.

Que varios sectores hayan presionado contra ese valor, para que aumente, es parte de una realidad política. Pero esa presión -inflación, importaciones, desendeudamiento mediante- generó un escenario que pasa a ser parte de la realidad económica. De este modo, luego de sostener la relación del tipo de cambio con microdevaluaciones, el gobierno se vio obligado a devaluar de manera acelerada para cerrar la carrera entre los precios internos y el tipo de cambio: se tomó una decisión política (económica) que generó un nuevo escenario económico.

De la salud del Estado, de la fuerza del gobierno dependen muchas de las decisiones políticas que le dan forma a la realidad económica. Es parte de las tensiones que debe atravesar cualquier Estado que tome posición a favor de sostener una distribución del ingreso mejorada. Porque hay distintos actores que naturalmente juegan a su favor. De este modo, las corridas contra un gobierno se suelen expresar en términos ecónomicos, pero son sólo la punta del iceberg de una batalla política.

Las tensiones son naturales. No se puede dar un proceso de redistribución del ingreso conducido por el Estado sin tensiones: los sectores exportadores presionan por un dólar más alto contra los sectores de no transables que presionan por uno más bajo (más aún si son empresas privadas y transnacionales), si el Estado transfiere recursos de aquellos a estos, para sostener el dólar bajo, al tiempo que alimenta el consumo interno, es lógico que exista un escenario de tensión, especialmente conducido por los exportadores.

De la fortaleza del Estado depende que la fracción del capital vinculada con el mercado interno acuerde más o menos (cuando no son el mismo capital) con los exportadores. Lo importante es entender que este conflicto es permanente, que no por eso hay una crisis (aunque hay momentos más difíciles) y que la organización social para apoyar a un gobierno que toma este tipo de decisiones (o enfrentar al que toma las contrarias) es parte también de la manera cómo se escribe la historia.

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