"Y eso que tengo un amigo pobre." Una clasificación

Las clasificaciones, sabemos, son tan subjetivas como cualquier otra cosa. Así que aquí abundaré más en animales que acaban de romper el jarrón que en cuadrúpedos, anfibios y carnívoros, por ejemplo.

Usemos el ejemplo del nuevo informe de pobreza que publicó el INDEC. Que dice que bajó la pobreza al 6,5% de las personas.

Fuente: Diario BAE.

Es interesante porque surgen distintas voces, muy disímiles.

A vuelo de pájaro se me ocurren los siguientes:

• Los negadores de la información: "yo veo mucha pobreza cuando voy a laburar". Gente común que sólo se basan en lo que sus sentidos registran. No quieren que haya pobres pero no saben cómo cambiar el problema de verlos por ahí.
• Los que niegan la capacidad del INDEC: "el INDEC miente" te dicen, más que Clarín. No se sabe bien adónde apuntan. Son consumidores de medios, medios masivos.
• Los que odian que gente pobre ahora se vaya de vacaciones, con el riesgo de que se les ocurra ir al mismo lugar que uno, esos te dicen que es pan para hoy y hambre para mañana.
• Los trotskos que dicen que el Estado es clientelar, que la shewa sólo quiere apoyo y les da "planes descansar", que por cierto demoran la revolución.
• Los pseudo progres que devanean entre todos los argumentos anteriores y que no entienden nada de gobernabilidad, creen que un proyecto de inclusión se puede realizar de un día para otro.
• Entre estos últimos, bivarietales de trotsko y progre, están los que creen que falta solidaridad y donación por parte de la sociedad.
• Después estamos los que a veces decimos que pobreza y NBI son cosas que pueden diferenciarse, y que todavía falta mucho por hacer pero que la solución es profundizar los caminos actuales.
• Somos los que defendemos una mirada Estado céntrica: si hay pobreza es responsabilidad del Estado, que no actuó en defensa de una estructura inclusiva, y es responsabilidad del Estado (conducido por el gobierno) resolver esta cuestión, repararla, entendiendo que por cada pobre que sale de tal, hay algún individuo en algún lado que se enriquece menos de lo que hubiera podido hacerlo sin la participación del Estado.
• Tampoco faltan los que no logran resolver la relación entre mejorar el mercado interno, propiciar la industrialización, el trabajo nacional y la inclusión por un lado y la disminución de la pobreza y la indigencia por otro. Son almas bien intencionadas que quieren menos pobreza pero no a costa de su propia variedad de consumo, una zoncera. Yo a estos les digo trotskos, para pincharlos un poco, pero tampoco entienden bien de qué hablo.
• También está mi compañero de mi ex trabajo que me manda a la mierda sin admitir la discusión sobre el tema.

La tarea para el hogar es pensar detrás de qué tipología de éstas se esconde el garca antiproductivista, aquél que defiende la pobreza (consciente o no) porque es un indicador de disciplinamiento social: si hay más pobreza entonces seguramente haya menos trabajo y menos poder para los sindicatos que pelean por derechos laborales y sociales.


Para terminar quiero recordar que no hay política social para la inclusión que se compare con la fuerza que tiene un modelo de acumulación económico productivista, para modificar los patrones de pobreza estructurales de un país.